¡Sorpresa!

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Narra Emma:

Increíblemente había olvidado el verdadero propósito por el que me había decidido a cumplir mis sueños. Unas semanas después de cumplir con todo me dirigí al cementerio y llevé unas cuantas rosas conmigo, iba a pasar una semana en Argentina, y en todo ese tiempo, tenía pensado recordar a mi querida amiga porque luego regresaría a Londres, junto a Finn. 

 Había cumplido con todo. Veinte sueños, veinte actividades importantes, no solo para mí, sino también para mi mejor amiga. Agradezco el día en el que me decidí por cumplir los sueños escritos tan torpemente en la lista que perdí durante el accidente de India, de no ser por esto, no habría encontrado a quién posiblemente sea el amor de mi vida.

 Recuerdan como empezó todo esto, ¿no es así? Dos amigas que tenían una lista de sueños por cumplir antes de ser obligadas a dirigir una aburrida empresa. Y también me atrevo a suponer que recuerdan el gran conflicto de esta historia, ¿O me equivoco? Una maldita enfermedad que acabó con la vida de mi persona favorita en el mundo. Ahora, me enorgullezco al presentar lo que podría presentarse como un final, o tal vez no, para esta historia: Cumplí con todos y cada uno de los items en la lista. Pero no lo hice sola, tuve la suerte de encontrar ayuda en una persona que se merece todas las estrellas del cielo y mucho más, aquella persona que no tenía por qué ayudarme y aún así lo hizo, Finnegan Harries, de él estoy hablando. Gracias a él conocí a unas cuatro personas que jamás olvidaré: Caspar, aquel rubio sudafricano que logró causarme una confusión emocional muy grande, y al mismo tiempo se convirtió en un gran amigo. Zoe, la dulce castaña de ojos celestes que no solo me aconsejaba como una hermana, sino que también me recordaba a Kristal. Louis, el chico de las rastas, una persona valiente y aventurera, muy admirable, realmente. Y Jack, el gemelo idéntico de Finn, que por más que compartieran el mismo rostro me las había arreglado para diferenciarlos, aunque no desde el principio. Jack es la clase de persona que te animaría a escaparte de casa a media noche aún sabiendo que lo tenías prohibido, y la mañana siguiente, cuando recibas un castigo y tengas que permanecer en tu cuarto, se lasarreglaría para subir a tu ventana con tres películas y montones de comida chatarra a modo de disculpa. Sí, creo que eso es una buena descripción de Jack.

 Aún no puedo creer que la muerte de Kristal haya sido siete años atrás, aún no puedo creer que cumplí veintidós años.  Y ahora, me encuentro en un avión camino a Argentina, junto a  mi novio de tres años, Finn. Su mano sujeta fuertemente la mía y su sonrisa parece no quitarse ni con la turbulencia de el aterrizaje. Él parece feliz, y eso me hace feliz a mí. Al bajarme de el avión no puedo evitar sentirme nerviosa, cargaba con una noticia cuya reacción no sabía cuál sería y el panorama de mi familia entera esperándome de algún modo lo empeoraba. Ví los brazos de mi madre bien abiertos y no dudé en correr hacia ellos, poco después, mi padre se sumó alincreíblemente fuerte abrazo. Por un costado, pude notar como mi abuelita asfixiaba a Finn mientras lo abrazaba y le preguntaba si me había cuidado. Dos tandas de café, una actualización en la economía del país y un resumen de nuestras actividades en los últimos nueve meses y ya nos encontrábamos en casa. 

— ¿Mamá?— Pregunté, haciendolaapartarse de su "cena especial" que estaba preparando en conmemoración a nuestra llegada. Ella asintió y yo juguteé con los múltiples anillos en mis dedos.— ¿Qué piensas de el embarazo?

—¡Oh, es una adorable etapa en la vida de una mujer!— Exclamó sonriente.— Claro, si le quitas los antojos, lo kilos que engordas y el hinchazón de pies, todo es maravilloso. ¿Por qué preguntas cariño?

 Guardé silencio, sosteniendo la mirada confundida de mi madre, que lentamente pasaba a ser acusadora y ligeramente enfadada. 

— Emma...— Cerré los ojos por un momento y suspiré.— Te has estado cuidando, ¿No es así? Mira que no es necesario tener pequeños británicos que parezcan modelos de ropa interior.

— ¡Mamá!

— Sólo dime que te cuidaste, por favor.

— Bueno...— Sonreí, obviamente más roja que un tomate.

— ¡Oh por Dios! ¡Estas embarazada!— Gritó, dejando caer en el aire el pequeño trapo que anteriormente estaba en su mano. Unos cuantos pasos se escucharon y luego vi la cara de espanto de mi padre.

— ¿¡Que quién está qué?!

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Volví. ¡Y traje buenas noticias! 

 Emma está embarazada, ¿Qué opinan? 

 Gracias por todo, las amo.

20 cosas que hacer antes de cumplir veinte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora