La Verdadera Gran Historia del Universo.

La Suerte y El Azar

Esas son las dos palabras que creo que más definen los acontecimientos que me dispongo a relatar y que ocurrieron a continuación, retomo el hilo narrativo dónde lo dejé.

Nuestro pequeño grupo recorría la nave todo lo rápido que podían tratando de controlar su movimiento en gravedad 0, cosa bastante complicada en aquellos pasillos estrechos y faltos de luz a excepción de la pequeña linterna que llevaba Eiplan. La luz en dos ocasiones iluminó los cuerpos de varios muertos, habían sufrido graves contusiones debido a las fuertes aceleraciones que la nave había experimentado durante la huida, los chicos recordarían esas imágenes desgarradoras, pero a pesar de esas visiones siguieron avanzando y al cabo de poco tiempo llegaron hasta la zona en la que se tomaban las naves de emergencia, era un pequeño hangar y en él había gente esperándoles.

Dos soldados armados que sostenían unas potentes linternas y una especie de robot estaban allí. Los soldados poseían unas botas magnéticas provistas de sujeciones que les permitían caminar normalmente a pesar de la falta de gravedad de la nave, cuando les vieron éstos bajaron la luminosidad de sus potentes linternas y se les acercaron. El robot que les acompañaba era una unidad de reconocimiento, Eiplan había visto alguna vez ese tipo de máquinas, pero aquella nave no las llevaba y pensó en lo mal preparados que habían ido a aquella expedición de mala muerte.

Eiplan no estaba cien por cien seguro de que aquellos soldados fueran amigos, aunque sus uniformes llevaban la simbología de la facción de Yisus. Y aunque no lo fueran, no tenía elección ya que éstos iban armados y él no.

-¿Están ustedes bien?- Les preguntaron los soldados, nadie contestó a la pregunta inmediatamente, pero tras reaccionar, Eiplan contestó que si, y le preguntó si tenían un plan de extracción para el grupo. A modo de respuesta los soldados señalaron hacia la otra puerta del hangar que estaba cerrada, pero que se abrió en cuanto ellos entraron, los soldados les dieron varias cuerdas a cada uno de los miembros del grupo salvo a Eiplan para que una vez agarrados los soldados les arrastraran y pudieran desplazarse más rápido.

Los soldados les llevaron a través de la puerta por un pasillo, a mitad del pasillo, el cristal que daba al exterior y que quedaba sobre ellos estaba perforado y había sido el punto de entrada de los soldados y pasaría a ser el de salida pero había un problema. Alguien les estaba esperando en la nave de rescate, el soldado que iba más adelantado y que tiraba de Siana y Novan recibió un disparo sin previo aviso en la cabeza en cuanto estuvo enfrente de la puerta. El resto del grupo entró en pánico, Eiplan que iba por encima y un poco por detrás del soldado asesinado reaccionó y tomo la cuerda, después tiro de ella y accionó sus propulsores al máximo para sacar de la zona de peligro a los dos chicos que estaban a punto de pasar justo por debajo de la abertura desde la que había venido el disparo. En ese instante, justo cuando el soldado que quedaba frenó también el avance y preparó su arma, una sombra tapo la poca luz que entraba por el enorme ventanal.

El grupo observó entonces la nave, era enorme, pero no era la nave más grande que Eiplan o el soldado hubieran visto, no obstante si les resultaba nueva su actitud, se había posicionado justo de frente al lateral de la nave, es decir de frente a ellos, y justo cuando terminó la maniobra, embistió a la nave Dunkle. Usando un taladro abrió el cristal y para prevenir que se escapara al espacio el aire, selló inmediatamente las aberturas que generó junto al agujero que había abierto en el cristal blindado y supereforzado. Nada ni nadie se movía, nave abrió la compuerta conectada al taladro, estaba claro que había sido diseñada como una nave de asalto, pero a juzgar por lo sucedido tras la apertura de la compuerta, en ella no había ni un solo asaltante. Eiplan y el soldado se miraron, la nave era enemiga, las cápsulas de emergencia que estaban a sus espaldas no iban a ser lo suficientemente rápidas para escapar de ella, y la única nave que podía hacerlo estaba tomada por alguien que había disparado al primer soldado y que aún no se había revelado.