'Viaje al centro de la Tierra'

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-Sistema de escritura automática, reactivación. Ya podemos levantarle y proseguir.
-Bien, pongámosle el estimulante y despertemos a la bestia. 
-Listo- dijo la personalidad médica cuando le hubo puesto la inyección. Mientras se espabilaba, se dedicó a contemplar  cómo el barco que les había llevado se marchaba rumbo a su destino original al que arruinaría con un retraso de casi una semana. Los tres estaban en la plataforma de llegada de una de sus estructuras favoritas; el castillo de defensa superficial, desafortunadamente sólo estaban de paso y no iban sacarlo de debajo de las aguas a 6 kilómetros de profundidad para luego volver a bajarlo inmediatamente ya que lo único que requerían era su conexión con la base situada en el núcleo del planeta. Así estaba estructurada la defensa de los mundos, y en esa base estaban guardadas varias naves espaciales mucho más potentes que cualquiera de las que había en las regiones espaciales adyacentes viajando y muy necesaria porque iban a irse del universo visible por aquel planeta para transportarse 20 mil millones de años luz.
-¡Cabrones de mierda! ¡Os voy a matar! -Empezó a gritar el literario aún tumbado en el suelo, mientras trataba de levantarse.
-Ya está despierto.-Dijo el yo científico.
-Bueno, haber según la teoría que tenemos que hacer para que se calme.
-La caída libre le bajará las revoluciones, voy a ponerla en marcha en cuanto se levante.
-Vale, pero si tú activas esta, la grande es para mí.-Pidió el yo médico.
-La grande va a ser para él, cuando lleguemos a la primera base será esa promesa lo que va a evitar que se ponga hecho un basilisco.
-Mierda.
-No te preocupes, volverás a estar con tus experimentos de medicina en menos de dos horas y podrás probar la inclusión de las dos jóvenes mañana a esta hora en días imperiales.

-Ya, ya, y por cierto el libro que por fin está escribiendo este idiota, ¿cómo va?

-Pues ahora lo está redactando el sistema ese automático que diseñó para no tener que estar escribiendo tanto el muy vago. Tal vez lo acabe dentro de unos meses, o unos años, o sencillamente no lo acabe, ya sabes lo impredecible que se vuelve a veces y lo poco riguroso que es con la información que da en algunas ocasiones además ha escrito un comienzo a base de fragmentos de discursos nuestros e historias separadas que va uniendo; pero por lo que sé, está satisfecho con él. La teoría no me da información sobre los proyectos vuestros al nivel que desearía así que no sé si va a terminarlo o cuando creo que eso es lo que querías que te contestara, ¿no?

-Bueno, así está entretenido, por cierto dale ya a la máquina que me estoy hartando ya de este tiempo de mierda, tanta lluvia me saca de quicio.- La personalidad aludida le hizo caso y puso la palma de la mano sobre el sensor que había en el centro de la plataforma circular y que estaba flotando en el aire al igual que la plataforma suspendido por electromagnetismo. La plataforma había emergido de los mares cuando se acercaron al las coordenadas correctas y se elevó cuatro metros sobre el nivel de las mayores olas. Para llegar hasta ella habían tenido que usar el puente móvil automático adaptado al oleaje del que ésta disponía; y cuando pusieron el pie en ella del centro salió el un disco de 25 cm de diámetro dentro del cual estaba el sensor, el escáner y el botón que activaban la bajada.
-Vámonos, ¿listos?- preguntó antes de pulsar el botón de bajada que apareció tras el escaneo de su huella, -yo sí, él se preparará durante la bajada, jajajaja- comentó el yo médico y ambos rieron. Levantó la mano del escáner y pulsó el botón,  inmediatamente comenzaron a caer, a su paso las aguas del mar se hacían a un lado para volver a cerrarse sobre ellos tras su paso dejando a la nave siempre un espacio libre a su alrededor medio metro. Siguieron bajando sin encontrar resistencia, y cuando salieron de la zona fótica el suelo de la plataforma se iluminó para que la bajada no fuera realizada a oscuras. La luz verde con la que el suelo de la plataforma les iluminaba siguió encendida y se tornó amarilla a los 40 segundos indicando que estaban a punto de cambiar de medio. Y así fue, ya que a los tres segundos de cambiar de color pasaron el nivel del fondo oceánico y dejaron de atravesar agua para empezar a viajar a través de suelo.
Siete segundos después de pasar el nivel del fondo oceánico entraron en el túnel que bajaba hasta el primer nivel de los dos que existían de bases subterráneas que había bajo la corteza del planeta.
-Me encanta esta parte!- exclamó ya recuperado el yo literario.
Llegaron hasta la primera situada a 3100 kilómetros de profundidad y la zona de llegada se iluminó encuno pusieron los pies en ella. Recorrieron raudos los ochocientos metros que los separaban del segundo ascensor-plataforma que llegaba ya si hasta la base central situada en el centro del planeta rodeada de magma y protegida por varios escudos en la que estaban guardadas las naves más rápidas a las que tenían acceso. La base estaba justo en el centro del planeta, el túnel de bajada desde la segunda recorría la friolera de 5800 kilómetros y la plataforma-ascensor que había en el túnel no era cómo la primera ya que sus paredes estaban compuestas de cristal transparente conformaban un cilindro de unos cuatro metros de altura y 5 de radio.
-Ésta vez, haces tú los honores, te has portado bien con nosotros a pesar de que hemos sido un poco cabrones contigo y esto te lo has ganado.- Le dijo el yo predictivo.
-Ya lo sé, pero aún así quiero pilotar la nave cuando salgamos.- Le respondió el yo literario.
-¡Olvídalo!- Se quejó el yo médico.
-No, no pienso dejar que estéis al mando de la nave, ésta vez la llevo yo y no pienso echarme at.
-Vale, pero vamos a donde yo diga- le respondió el yo predictivo.
-Por supuesto, y cuando bajéis yo me quedaré en la nave y podré seguir escribiendo mi libro, a penas llevo quince horas de la capital con él y ya me habéis metido en varios líos.
-¡Da de una vez la orden de bajada!
El yo literario pulso rápidamente los botones y la puerta de descenso se abrió; estaba diseñada por seguridad e impedía que bajara accidentalmente el ascensor hasta que el túnel no fuera seguro y es normal que tenga grandes medidas de seguridad ya que en cuanto se abrió la compuerta bajo ellos pudieron ver la gran bajada. Desde abajo llegaba la luz emitida por el magma incandescente que se situaba unos 4 kilómetros más abajo y que continuaba hasta el final del túnel. La personalidad terminó de pulsar los comandos y una voz les avisó de la inminente bajada en caída libre que iban a experimentar.
-Odio que este cacharro me repita las normas una y otra vez, es cansino y no se puede quitar.- Comentó brevemente el yo literario.
Se inició una cuenta atrás desde 10 y al acabarse los soportes del ascensor se soltaron y éste comenzó la larga caída hasta la gran base del centro del planeta. Las personalidades dieron un leve salto y despegaron los pies del suelo para disfrutar de la bajada que hacían con una aceleración que poco a poco disminuía por igual tanto para ellos cómo para el ascensor, pero al caer a la misma velocidad que éste se mantenían flotando en su interior a unas decenas de centímetros de altura.

-Oye Paspartú te parece que vamos bien por aquí para.- La voz del literario interrumpió al yo médico.
-Ese personaje es de la vuelta al mundo en 80 días, creo que quieres hacer referencia a 'Viaje al centro de la Tierra' y en caso de que realmente quieres hacer referencia al primero no, no vas bien por aquí para darle la vuelta al mundo hay que ir por fuera no por dentro de la Tierra y segundo éste planeta no es la Tierra y si no me dejas disfrutar de mi bajada te vas a enterar Willy Frog.
-¡Basta ya, los dos!- Zanjó la tercera personalidad.
El resto de la bajada transcurrió en silencio y pudieron contemplar a través de los cristales transparentes el magma a través del cuál discurría el túnel. Llegando casi al final, el ascensor comenzó a frenar y los tres personajes tocaron el suelo de éste de nuevo, dentro de la base la gravedad era artificial ya que el centro geográfico de aquel planeta era también su centro de masas y su centro gravitatorio por lo que la gravedad era casi nula y sin una generada de forma artificial desplazarse por la base era bastante complejo. Además aquellas bases jugaban un papel muy importante en la dinámica de los planetas ya que una vez encendidas registraban y podían controlar las corrientes de magma que circulan por el interior de éstos haciendo posible controlar la tectónica de placas; aparte eran un lugar perfecto para guardar arsenal y en ellas estaban los generadores de escudos de defensa planetarios. Todas estas son muchas cosas pero además forman parte del Gran Sistema de Comunicaciones del Espacio Profundo y sin ellas sencillamente el control y la comunicación del Imperio se verían muy limitadas al igual que la defensa de los planetas contra invasiones u otras amenazas.
Entraron en la base y terminaron de frenar antes de que se acabara el túnel ya que su acoso no estaba ubicado al final de éste. El ascensor-plataforma entró a través de una compuerta en un espacio de un tamaño justamente idéntico al suyo y tras posicionarse hizo coincidir las puertas de éste con las de acceso a la base.
-Bienvenidos al centro de la Tierra- dijo la voz, las puertas se abrieron de nuevo hacia el exterior del ascensor y las compuertas del acceso a la base dejaron ver el acceso a la base, el punto de entrada era un gran espacio abierto de varios cientos de metros de radio del que sólo podían ver una parte y que rodeaba el túnel en su perímetro por lo que la parte que estaba detrás del túnel a sus espaldas no les resultaba visible.
Desde la salida de la plataforma hasta el nivel del suelo de aquella gran zona había aún seis metros de desnivel que sortearon por una escalera y comenzaron a recorrer los 4 kilómetros que les separaban del hangar de naves.
Tras siete pasillos, nueve puertas y cuatro mil setenta metros llegaron hasta la nave objeto de aquel aparatoso viaje. No era una nave de gran tamaño ya que no pasaba de los seiscientos metros de largo ni de los cincuenta de ancho, pero poseía en su interior tecnología suficiente para recorrer el espacio a tal velocidad que dejaba por lenta a la luz sus aproximados 300.000 km/s.
La nave tenía la capacidad de viajar por el espacio a velocidad luz y esa velocidad era la máxima que podía desarrollar cualquier objeto o forma de radiación que recorriera el universo si no hacia una pequeña trampa, los dispositivos de teletransportación que llevaba le permitían cubrir unos 20.000.000 de años luz en una hora.
-¡Yo tomo los mandos!- dijo tras abrir la nave el yo literario.
-Tenemos que ir a la estación espacial y después al planeta de las carreras; no necesitas el número te lo conoces perfectamente después de todo lo que has escrito sobre él.
-Perfecto, me encanta la idea. ¡Prepárense damas y caballeros nuestro viaje comienza así que abróchense los cinturones pongan sus asientos en posición vertical y disfruten, próxima parada la estación espacial!- Exclamó mientras arrancaba el motor auxiliar, levaba la nave y marcaba los códigos de salida activando el mecanismo de teletransporte que les mandó a la superficie en unos escasos dos segundos. Aparecieron a cuatro metros sobre el nivel del mar y encendieron el motor principal, el yo literario no era un mal piloto y preparó la salida al espacio hizo las comprobaciones pertinentes mientras ascendían 12 metros por segundo y cuando quedó claro que la nave estaba lista para un largo pase puso el motor principal al 8% de su potencia para hacer que la nave saliera disparada hacia el espacio a velocidad supersónica  dejando tras ella un estruendoso sonido y un rastro de llamaradas.

La Verdadera Gran Historia del Universo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora