La Historia De La Emperatriz: El Pacto

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El último jirón de nubes quedó atrás, frente a ellos se abría un cielo aún de una tonalidad azul oscuro, que fue desapareciendo, y desapareciendo hasta que tornó en el negro oscuro y profundo del espacio. Abandonaron la atmósfera y siguieron su ascenso hasta que llegaron a un nivel que consideraron adecuado para entablar la gran batalla. Pero para su sorpresa ninguna nave les seguía, ni ninguna lo hizo en los minutos siguientes, estaban seguros de que no tardarían en ser localizados por lo que no se les ocurrió moverse hasta que pasaron 10 minutos enteros sin señales de vida de sus enemigos. Entonces se temieron lo peor, que estuvieran ocupados con otra nave más importante, y sólo había una nave que pudiera distraer su atención que no fuera la suya. Poco a poco la preocupación fue aumentando y aumentando hasta que Yisus se convenció a sí mismo y al resto de la nave de qué era momento de averiguar qué estaba pasando, y dio orden de activar los motores.
-Cambio de dirección, pónganos en órbita girando a contra sentido del planeta.-El hombre al cargo del timón acató la orden y supo inmediatamente que iba necesitar pedirle a la nave mucha más potencia de lo habitual. Iban a hacer algo poco común, girar en torno al planeta justo en sentido contrario al de su rotación para encontrarse antes con cualquier nave que pudiera estar en órbita alrededor de él, la medida denotaba cierta desesperación y se apresuró a notificar a los operarios de los motores que prepararán a los motores para una aceleración importante. Cuando once segundos después le notificaron que todo estaba listo, roto la nave sobre sí misma y puso en marcha una cuenta atrás, aún con la gravedad artificial y el resto de sistemas de la nave, aquella era una operación delicada que requería avisar a todo el mundo a bordo.
-5, 4, 3, 2, 1, Aceleración. 2GS, 3GS Velocidad máxima alcanzada.- El ordenador indicó que se había alcanzado la velocidad adecuada y todos sentían la incómoda sensación que la aceleración dejaba sentir en sus cuerpos, pero había que aguantarse con ella. Lia y Marte estaban en el puente de mando, habían decidido quedarse allí para presenciar los acontecimientos mejor y más de cerca, y ellos al igual que el resto de los allí presentes fueron los primeros en ver al cabo de 3 minutos de viaje la batalla que se estaba luchando. La nave viró hacia allí a mientras empezaba una desaceleración rápida y también incómoda. Mientras se acercaban vieron a través de las cámaras de alta resolución, que la nave acababa de sacar de las zonas de protección en las que estaban guardadas por culpa de la agresiva atmósfera de Sat1, las imágenes del conflicto. Una nave, rodeada de de otras 6 con las que intercambiaba disparos, y un montón de restos que parecían haber sido antes otras naves, aparecieron en la pantalla. También se atisbaban a lo lejos otras dos naves, una destrozada y partida por la mitad y otra completamente apagada que parecía haber sufrido un fallo eléctrico probablemente a causa de alguno de los múltiples impactos que presentaba y que dejaban claro que había sido inutilizada aunque no destruida. Ésta última nave era además sin lugar a dudas la nave Dunkle, enviada para recoger a a Lia y sellar el pacto.
Yisus pensó en el problema que acarreaba que esa nave estuviera en ese estado, no parecía estar en condiciones siquiera de arrancar los motores y menos aún de llevar a cabo un viaje espacial de millones de kilómetros para llevar el pacto sancionado por él y el general de turno que debería ser su salvación y en el que había puesto todas sus esperanzas. Pero ahora debía centrarse en acabar con cualquier amenaza sobre esa nave y sobre la suya, y aunque sabía que el Gran Imperio había enviado tras él y la Dunkle a una flota importante, ninguna nave le parecía un peligro comparada con aquella que estaba ganado la batalla visible en la pantalla del puente de mando.

La nave era un poco mayor que la suya, lo que significaba que no habría sido sencillo de construirla entera de materiales de alta calidad cómo metales resistentes a proyectiles, a reentradas en la atmósfera o a colisiones con pequeñas partículas mientras viajaba a gran velocidad; no obstante parecía estar hecha entera de materiales perfeccionados para su cometido. Mientras se acercaban, hicieron análisis y escáneres de las naves, y se encontraron con unas sorpresas muy desagradables. La nave estaba hecha de un material que desconocían, parecía tener un peso atómico medio, pero era extremadamente resistente como demostraba al recibir un disparo tras otro sin siquiera presentar fracturas detectables, y la otra sorpresa era que el escáner de calor no revelaba nada. Estaba completamente impermeablilizada contra métodos de detección lejana y si se analizaban sus movimientos y disparos, éstos eran demasiado perfectos para estar realizados por humanos. Yisus pensó durante doce segundos, ¿a quién pertenecía esa nave y cómo demonios la había construido? Pero entonces la pregunta se respondió sola, el escudo que la nave llevaba grabado quedó por un momento visible entre los restos y supieron que aquello debía ser más complejo de lo que parecía a simple vista.
Marte fue el primero en hablar cuando vio el escudo grabado en la nave.
-Imposible.
-No habrán llegado a un acuerdo y el Tercer Imperio querrá quedarse con todos aquellos de los que habla la,profecía, y viendo la nave que han enviado, creo que quieren lograrlo a toda costa. No sé cómo ha llegado esa nave tan lejos sin ser detectada, tripulación del puente prepárense para entrar en combate y convoquen a todos a sus puestos de combate. Esta nave no caerá sin luchar, entraremos en la batalla apoyando a las naves del Gran Imperio que van perdiendo, quiero que esa nave destruida y después nos encargaremos de acabar con el resto.

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