Extra 3. Ella

411 37 33
                                    

-¡Es hermosa! ¡Felicidades, Bonnie!

La pelirroja sonrió.

-Gracias, Em.

Emma sonrió.

-¿Quieres cargarla unos minutos?

-Por supuesto.

Bonnie le pasó su hija a su amiga y se dejó caer sobre el sofá.

-¿Y bien? ¿Qué tal va todo?-Preguntó Emma mirando a Joyce.

-Extenuante. Ella es hermosa, pero sin duda alguna da trabajo. Había olvidado lo que era tener un bebé en casa.

Emma sonrió.

-Te entiendo. Al menos tú no tuviste dos pares de mellizos.

Bonnie soltó una carcajada.

-Buen punto. Pero tienes que reconocer que tú te lo buscaste.

-No me malinterpretes, yo adoro a los niños, pero no puedo comparar un bebé con dos.

-Sí...

La pelirroja suspiró y se echó de espaldas sobre el sofá.

-Bonnie, ¿estás bien?

-Sí, sí. Sólo estoy muy cansada.

Emma miró a su amiga.

-Sospecho que es algo más, pareces estar preocupada por algo. ¿Es Dan otra vez?

-Sí.

Bonnie volvió a suspirar.

-Lo amo, pero últimamente está actuando muy extraño... Por ejemplo, ahora mismo se ha ido y no sé dónde ni...

La pelirroja suspiró.

-A eso me refiero.

Emma la miró. Parecía en serio muy cansada y preocupada.

-No sé, Em. Tal vez Daniel haya decidido que una recién madre no le sirve para pasarla bien y necesita a alguien más.

-Dan nunca te engañaría, Bonnie.

-No lo sé... Confío en él, pero... Estoy preocupada.

Joyce comenzó a llorar.

Bonnie extendió los brazos para que su hija se acomodara en su pecho.

-Es hora de comer.

Emma sonrió.

-Puedo irme y dejarlas a solas...

-No, quédate a charlar conmigo. Me aburro sola.

La castaña se sentó de vuelta en la silla mientras Bonnie se preparaba para amamantar a Joyce.

-Volviendo al tema. Confío en Dan, ya no hemos peleado ni hemos tenido discusiones fuertes, y nos llevamos muy bien, pero... Esas salidas que tiene todo el tiempo... No sé...

-No creo que sea algo malo. Tal vez solamente quiere darte una sorpresa.

-Y por eso confío en él.

Emma sonrió.

-Me parece bien. Pero si sigues preocupada, pregúntale. No te quedes con la preocupación.

Bonnie miró a su hija y la forma en que la sostenía. El dedo medio de su mano tenía el anillo de bodas.

-Lo sé. Hoy le preguntaré.

-Genial, así te quedarás tranquila. Oh, y Rupert te enviaba un mensaje. Casi lo olvido.

-¿Qué pasa?

Narcisos para Emma (Continuación de "Junto al río Támesis") [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora