Esto es ridículo

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-Esto es una tontería.

-No lo es. Siempre dices lo mismo para todo.

-Escúchame, de verdad. ¿Tan importante te parece?

-¿Y a ti tan tonto?

-Tin tan ton.

-No te rías de mí.

-Nunca lo haría.

-Claro. Como si no...

Rupert la tomó por las mejillas y la besó. Emma se sonrojó. Acababa de cambiar de opinión.

-¿Sigo riéndome de ti o ya no?

Ella miró sus labios.

-Yo...

Él sonrió y volvió a besarla.

Pero justo cuando la cosa empezaba a ponerse más interesante...

-Lamento interrumpir su intento de tragarse mutuamente, pero estamos esperando que lleven las compoteras a la mesa.-Dijo Bonnie asomándose a la cocina.

Los dos se sonrojaron. Emma se bajó de la mesada (ni siquiera sabía en qué momento se había subido) y se acercó a la alacena. Sacó unos recipientes y se los tendió a Bonnie.

-Ten.

-Gracias. Hoy les toca ordenar el helado. ¿Pueden o tengo que hacerlo yo mientras se devoran?

-Ya basta, fue solamente un beso.

-Tal vez para ti, Emma, pero si vieras cómo mi hermano te manosea opinarías diferente.

-¡Cómo te atreves a decir...!-Empezó Rupert enfurecido.

-Oh, yo nunca dije que a Emma no le gustara eso. Buena suerte, tortolitos. Ocúpense del helado. Serviré la ensalada de frutas.

Bonnie salió de la cocina.

Rupert estaba muy avergonzado. Era cierto que, cuando besaba a Emma, perdía el control, pero a ella no le importaba... ¿O sí?

-Bueno, eso fue gracioso.-Dijo Emma esbozando una sonrisa divertida.

Tomó el móvil y se fijó en la heladera de Julie y Mark el número de la heladería. Pidió una buena cantidad de helado y colgó.

Rupert seguía sonrojado.

-Em... Yo...

-¿En qué estábamos?-Preguntó ella sonriendo y acercándose peligrosamente.

El pelirrojo parpadeó perplejo.

-¿No estás enfadada?

-¿Debería estarlo?

-Por lo que dijo Bonnie...

-Ella solamente lo dice para tomarte el pelo. No habla en serio. Mejor dicho, sí habla en serio. Sobre todo cuando dice que me gusta cuando me tocas.

Se sonrojó. Rupert se acercó a ella, la tomó por las mejillas y la besó.

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-Mamá, qué asco.

Bonnie sonrió.

-¿Por qué?

Paul señaló a su padre.

-Odio que los mayores se besen. Es como... Puaj.

Daniel sonrió. Tomó a su esposa por la cintura y la besó suavemente.

-Ya regreso. Voy a abrir la puerta, acaba de sonar el timbre.

Los Weasley se encontraban en la casa de Julie y Mark, almorzando.

Narcisos para Emma (Continuación de "Junto al río Támesis") [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora