Complicaciones

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-¿Alguien puede decirme qué está pasando?-Preguntó Ally.

Daphne se cruzó de brazos.

-No es que sea metida, es que llevan quince minutos sentados sin decir nada.

Ryan apretó los puños.

-Me encantaría poder decir algo, pero en este momento sigo pensando en la mejor manera de golpear a la recepcionista sin que se vea mal.

Daphne sonrió por primera vez.

-Bueno, bueno. ¿Qué pasó allá afuera?

-Pasó que la hermosa metida de la secretaria quería saber por qué vinimos. Y seguía insistiendo. Muy pesada. Y encima se ofendió porque no le dije. ¿Qué quieres que le diga? ¡Es una chismosa!

Ally sonrió.

-Dejando la locura de lado... ¿Está todo bien? Digan la verdad. ¿Por qué vinieron?

Daphne suspiró. Ryan también.

Ally cerró los ojos. Estaba muerta de sueño.

-Sé que no confían en mí, pero no diré nada, lo prometo. Ni siquiera a Arthur.

Daphne la miró y asintió. Se sacó algo del bolsillo y lo arrojó sobre el escritorio.

Ally escuchó el golpe del objeto y abrió los ojos.

"Madre Santísima. Daphne está embarazada." Pensó.

-Esto es...

Tomó la prueba entre sus manos.

-...Positivo.

-Pues sí. Si hubiese sido negativa no hubiera venido.-Sonrió Daphne.

Ally miró de nuevo la prueba.

-Veamos... ¿Qué fue exactamente lo que pasó?

Daphne repitió la historia de la prueba.

-Bien. No creo que sea necesario preguntar si usaron protección o no.

-Es que eso me enferma. Vine aquí mismo, a la parte del Centro de Salud, para inyectarme un...

Ally abrió los ojos.

-¡¿Qué hiciste?!

-No tiene nada de malo.-Se defendió él.

-Eso si un médico te lo receta. No puedes inyectarte porque sí.

-No vine a recibir lecciones de moral, gracias. Quiero que me digas si cometí o no una estupidez.

Daphne tragó en seco, dolida. ¿Le parecía una estupidez? Está bien, eran muy jóvenes, pero... ¿Tan poco deseaba una familia con ella?

-Sí, sí la cometiste. Y te explicaré por qué. En el dispensario no pueden negarse a vacunarte, es su obligación. Pero el inyectable solamente se aplica a personas que se han hecho estudios de regulación de hormonas y controles periódicos de índices hormonales. El médico analiza el resultado de los análisis y te dice si estás o no en condiciones de inyectarte algo así.

-¿Y cuál es el problema en hacerlo sin autorización médica?

-El problema es este.-Repuso Ally levantando la prueba.-Si no tienes los controles hechos y te inyectas de todas formas, las hormonas pueden no funcionar bien... O no funcionar, sencillamente.

***---***---***---***---***

-Vas a reírte de mí.

Rupert le acarició la columna.

-Nunca haría eso. Te amo demasiado.

Emma suspiró.

-Venga. ¿Qué quisiste decir con que escribes? Si es sobre tus diarios, ya lo sé. Está hasta en Internet.

Ella rió. Tenía como diecisiete diarios íntimos, cada uno sobre una temática diferente de su vida: la fama, la familia... Aunque, a decir verdad, eso había sido hacía mucho. Dejó de hacerlo cuando todos los diarios, irremediablemente, mostraban que se estaba enamorando de su mejor amigo pelirrojo, Rupert. Ahora solamente escribía sobre su familia... Y también sobre Rupert, claro.

-No es eso.

-¿Entonces?

El pelirrojo miró los ojos de ella. No solamente era su esposa, habían sido mejores amigos desde el principio. La conocía mejor que a sí mismo. Sabía cuándo mentía, cuándo era cierto lo que decía o no, cuándo estaba enfadada, cuándo deseaba algo, cuándo estaba avergonzada... Le bastaba con ver sus ojos.

-No temas decirme. Suéltalo. Te sentirás mejor.

Emma cerró los ojos. Él la tomó por las mejillas y la acercó a sí mismo. Le acarició la nariz con la suya.

-Em...

-Vale, vale.

Él esperó a que añadiera algo más, pero no lo hizo. Sonriendo, se pegó a sus labios como si la vida estuviera dependiendo de ella. Lo que era prácticamente así.

-Rupert...-Susurró ella cuando se separaron.

-Mmm...

-Te diré... Pero por favor no... No te rías...

-Te dije que no iba a reírme de ti. Adelante, dilo.

Ella cerró los ojos e imaginó lo ridículo de la situación. Ambos sin camiseta, él sobre ella, en la cama, besándose.

Bah, no era tan ridículo. Solamente alguien que entrara en ese momento podría sentirse incómodo.

Emma se sentía bien en sus brazos. Estaba a salvo. ¿Estaría a salvo su secreto también?

-Vale. Empezó como una bobada, pero fue creciendo y...

-Más despacio. No entiendo.

-Una noche se me ocurrió una idea para un cuento. No me pareció mala, era tarde y estaba un poco dormida... Saqué el diario, abrí una página cualquiera y la anoté. Luego, a decir verdad, me olvidé. Pero hace unas semanas, estaba escribiendo y giré la página. Era esa idea la que estaba allí. Pensé en probar... Ya sabes, qué tal salía todo. Un intento. Y empezó con un cuento, pero acabó siendo algo mucho más grande y...

-A ver si entendí.-Dijo Rupert muy serio. ¿Me estás diciendo que escribiste una novela?

Emma se sonrojó.

-Un intento de novela.-Corrigió con timidez.

Rupert sonrió.

-¡Eso es genial! Me parece estupendo. ¿Por qué lo ocultas?

Ella suspiró y enterró su rostro en el cuello de él.

-No quiero que nadie lo sepa. Solamente serviría para que se rían de mí.

Suspiró apesadumbrada. En el colegio siempre se burlaban de ella. Por actuar. Tuvo que dejar de ir, incluso. Por un tiempo. Pero odiaba a la gente que se creía mejor que los demás solamente por ser igual a los tontos que lo apoyan. La verdad es que tenía miedo. ¿Y si no le gustaba lo que escribía? ¿Y si su manuscrito solamente servía para hacer toallas de papel para secar el piso? ¿Y si no valía la pena? ¿Y si... Y si solamente conseguía que se burlaran de ella?

-Mi amor, nadie va a reírse de ti. Seguro que va a valer la pena leerlo.-Dijo él con dulzura, como si le hubiera leído la mente.-Y además no tiene sentido que te pongas a pensar en lo que decían tus compañeros de la escuela. No valen tanto como tú.

Las palabras de él calentaron el corazón de Emma.

-Yo...

-No me importa saber si eres o no una bailarina, por ejemplo. Pero si bailas, bailas. Eso es lo que referencia. Si escribes por placer, de cuando en cuando y sin preocuparte demasiado, entonces está bien que no te creas profesional y pienses que eres solamente una aficionada. Pero si tu rutina tiene la tarea de escribir en ella, si las letras se escriben solas y tienes bloqueo de escritor, si los personajes cobran vida propia y te exasperan... Entonces eso vale la pena. Pero no valdrá la pena leerlo si no me lo enseñas. Por favor...

Narcisos para Emma (Continuación de "Junto al río Támesis") [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora