Pacto

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La llamada de Franco Miravalles lo tenía cabreado. ¿Qué se traería aquel hombre  entre manos y para que lo necesitaría? Acudiría a su oficina porque no le quedaba de otra.

-Hey, hijo.-lo llamó Ferrer al verlo salir de la oficina con prisa.

Ése hombre le daba muy mala espina. Él junto a Verónica tramaban algo, casi lo podía asegurar.

-Buenos Días.-lo saludó aunque poco le importaba cruzar palabra con él.

-¿Porqué la prisa?-le cuestionó.

-Voy a la oficina de Miravalles. Acaba de llamarme.-respondió.

-Unmm. Bueno traten de llevarse en paz. ¿Puedes?-añadió un poco de ironía.

-Claro. Sí no salta sobre mí, lo tendré en cuenta.-añadió más sarcasmo al comentario de Ferrer. Tenía un mal presentimiento con ése hombre. Era mejor abandonar el trabajo que él le había ofrecido púes todavía no le convencía. Al fin y el cabo podía seguir viéndose con Estrella fuera de la facultad.

Continuó su camino hacía la oficina de Miravalles.

"Muchacho más vale que comiences a rezar si sabes"-pensó Ferrer.

Tocó la puerta para escuchar de inmediato "un adelante".

Al entrar Franco le tendió su mano. -Sergio.

Estrechó su mano de vuelta. -¿Y bien? ¿Puedo sentarme?-dijo con poco entusiasmo.

-Siéntate.-su boca se curvó en un gesto.

Miró a su alrededor, al parecer Franco Miravalles gozaba de mucha confianza. -¿Qué quieres?-preguntó hosco.

-Primero que nada no estoy de acuerdo con tu contratación.

-¿Quieres que renuncie?-rió cínico.

-No precisamente sino todo lo contrario. Necesito que trabajemos juntos.

Hubo un momento de silencio.-No te entiendo. Explícate.-estaba loco si pensaba que trabajaría con él.

-Voy a ser claro. Sé que fuiste el causante de la baja que tuvimos  en el sistema de la facultad hace unos días. Tengo que halagarte púes el troyano que diseñaste fue muy bueno. No se me hubiera pasado por la mente algo así.

-No tengo idea de lo que estás hablando.-dijo mientras se paraba del asiento para retirarse. No se quedaría para escuchar a ese tipo. ¿Cómo diablos sabría que fue él?¿Quién lo delataría? No. Nadie lo había hecho púes el único que lo sabía era su amigo Roque y él jamás lo traicionaría.

-Sí. Sí sabes de lo que hablo. -dijo con convicción.

Mantuvo silencio.-¿Piensas delatarme?-Franco pareció dudar unos segundos.

-No. No puedo ni pienso hacerlo.

-¿Entonces qué es lo que quieres de mí?

-Que trabajemos juntos. Sé que no eres un novato y necesito de tú ayuda.

-¿Eres un hacker también?-indagó.

-No. Pero soy muy bueno, así que no necesito ganarme la vida robando la vida de nadie.-le dijo mirándole fijamente a la cara.

Sergio alzó sus brazos en señal de rendición por el momento.

-¿Dígame qué quiere?-exigió.

-No sé si lo sepas pero te lo voy a decir. Hay un infiltrado, quizás más de uno pero no lo sé a ciencia cierta.  Quieren robar dinero del fondo de la institución. Cometer fraude. Lograron llevarse una pequeña cantidad cuando diste baja a la red. -le informó. -¿Para quién trabajastes Sergio?

Inocente Corazón MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora