Reencuentro

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Sergio...

Entraron en la oficina en un incómodo silencio.

-Me gustaría saber..., ¿qué pasó allá atrás? En un momento estabas de un humor increíble para luego perderlo con facilidad.  Espero que no haya dicho algo que te molestara.

El la miró con el ceño fruncido. Esa mujer le producía repulsión pero hasta tanto no le sacara la información que lo libraría del problema en que estaba metido, tenía que seguir tolerandola.

-No es contigo.  Simplemente recordé algo que olvidé y me molesté conmigo mismo. Puedes estar tranquila. -dijo para despistarle. Al parecer con esas palabras Verónica se sintió más tranquila.

Disimuló estar buscando unos papeles. -Parece que olvidé mis portafolios en la oficina de Franco. Iré a buscarlo.

-Adelante guapo.-contestó dándole un guiño coqueto.

Necesitaba respirar. Salió al pasillo. Mientras se dirigía alguna parte lejos de esa mujer, tropezó con alguien.  -Lo siento iba dis...traido. -se quedaron un rato mirándose como si el tiempo se hubiera detenido en ése instante.

-Sergio...

-César...

-¿Qué haces aquí?

-La misma pregunta te hago.

-Yo trabajo aquí pero tú...

-Tu trabajas aquí y yo estudio aquí. ...-puntualizó.

-Por favor,  Cesar.  Tú no necesitas estudiar. Un hombre rico que tiene todo a su alcance no necesita estudiar.

-En cambio tú que eres un muerto de hambre y un vil ladrón necesitas trabajar, ¿aquí?-dijo con ironía.

-¿Me estás acusando de algo?-preguntó con rabia recordando la vil traición del que un día fue su mejor amigo. 

-No tengo necesidad de acusarte, ¿O es que has hecho algo por lo cuál deba hacerlo?

-Vete a la mierda César y no te cruces en mi camino por que lo vas a lamentar.

-¿Me amenazas? -preguntó con aptitud ante aquél impertinente que una vez fue su amigo.

-No. Solo te advierto. -siguió caminando dejándole con la palabra en la boca.

César. ..

Había comenzado el día de la peor manera y para completar tenía que encontrárselo cara a cara. Apesar de que siempre consideró una traición por parte de Sergio haberse enamorado de su hermana, sabía que en las cosas del corazón no se mandaba. Bien lo sabía él.  Estaba enamorado sin remedio de esa muchacha que intuía no le iba a corresponder.

Sonó su móvil varias veces insistentemente. En la pantalla aparecía el nombre de su hermana.  Cualquiera diría que Amanda y Sergio continuaban conectados.

-Hola hermanita.

-Al fin te dignas a contestar.

-Estaba..¿Qué dices? ¿Es una broma?-preguntó a puro grito.

-Me vas a dejar sorda.  Y no,  no es una broma.  Estoy aquí en la terminal. Sola,  cansada y embarazada por eso necesito que vengas a buscarme.

-Eres una inconsciente.  ¿Cómo te atreves a viajar en tú estado? ¿Dónde está Erick? ¿El sabe que estás aquí? 

-¿Erick? Por favor. ¿Vienes a recogerme o llamo a un taxi?

-Voy para allá y espero que tengas una buena explicación para esta locura. 

Inocente Corazón MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora