Genios

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Inmediatamente se propuso a investigar, ¿quién era Franco Miravalles?. Si éste tío trabajaba en la planta de informática, en algún momento tendrían que trabajar juntos. Personalmente odiaba trabajar con otros y máxime con la experiencia del pasado.

Abrió su computadora y comenzó la búsqueda.

"Fernando Miravalles es un mercantil y empresario...-definitivamente ese no era el que buscaba.

Filiverto Miravalles...."-joder, cuántas personas tenían el mismo apellido. Continuó su búsqueda hasta que dio con él.

"Franco Miravalles es el único hijo del millonario Sergio Miravalles y Estefanía Lombardi. Es considerado uno de los genios de la ciencia de computación. Su padre Sergio Miravalles, un precursor de la informática del cuál probablemente había heredado su don con las computadoras"

Así que Franco Miravalles le consideraban un puto genio. Pudiera que el tipo tuviera sus conocimientos pero estaba seguro que no le llegaba ni a la suela de sus zapatos. Lo que no podía entender era porque trabajaba como un simple profesor cuando su familia era millonaria según lo que decía el reporte encontrado. Tendría que andarse con cuidado porque entre perros se reconocían.

Tocaron la puerta. ¿Quién sería ésta vez?

-Adelante.-contestó desde adentro.

-Vine a buscarte para llevarte a tu nueva oficina. De una vez te presentaré a Franco, seguramente congeniaran de maravillas.

No le quedaba mas remedio que ir aunque no le gustara para nada la idea. Salieron de la oficina y durante todo el camino Ferrer no se calló. Hablaba de lo profesional que era él tal Franco. Ya le que caía mal y ni siquiera lo había conocido.

Estrella...

-Deberías ir a ver si tú Sergio ya se fue.

La miró un poco atolondrada para luego contestarle.-No es mi Sergio. Y por favor no comentes cosas así. Me meterás en problemas.

-¿En problemas por decir que te gusta?

-¿Quién te dijo que me gusta?-gritó exasperada.

-Púes si no te gusta, lindura, no lo disimulas bien.

-Cállate.-exigió.

-Mira preciosa. Yo tengo mucha experiencia en esto y cuando te digo que te gusta, te gusta. Y a él, le gustas tú, y mucho, te lo puedo asegurar. Tendrá mal genio o querrá demostrar que tiene mal genio pero contigo es diferente. Es como si te conociera de antes.

-¿Tú te estás escuchando?-volvió a reprocharle.

-Claro que me escucho. Yo sé lo que te digo. ¿Y qué más vale? Sí se gustan deberían emparejarse. Tú eres como un ángel y él,
... el demonio. Tal vez necesita alguien que lo guíe por el buen camino.

-No puedo creer que estés diciendo esto y mucho menos que te esté escuchando.-bufó. Sus palabras le llegaban muy dentro pero tampoco lo reconocería. Betania era un espíritu libre y podría meterla en problemas sí reconocía que tenía razón en algo.

Sergio...

Entraron en una oficina donde habían varios hombres hablando entre sí.

-!Franco!-saludó enfático Ferrer.

Se dieron un fuerte apretón de manos y pasaron a las presentaciones. El tal Franco lo miró de arriba abajo con una mirada extraña. Una mirada que no pasó desapercibida por él.

-Hijo. Te presento a Sergio Amaya. El será parte de nuestro cuerpo técnico. Espero que puedan congeniar bien y trabajen juntos.-se dieron la mano aunque el tal Franco parecía mosqueado.

-El trabajo de Franco es muy importante para nosotros. Ahora con tu integración, estamos completos.-lo halago.

El tipo continuaba escrutandolo. ¿Pero que narices con él?

-Ahora llevaré a Sergio a conocer a Verónica y Martín. Son otros dos genios que completan el equipo. -le explicó.

¿Verónica, una mujer? Más vale que fuera buena de verdad púes odiaba trabajar con mujeres. Más tarde se encargaría de investigar por que Franco Miravalles lo miraba como si fuera la peste en persona.

Estrella...

No estaba del todo segura si debía ir o no a la oficina de Sergio. Quería saber si se había marchado para siempre. Titubeó un poco para tocar la puerta que tenía en frente. ¿Y si daba una mala impresión? No, no soportaría que él pensara que era una fulana. Se debatió entre tocar o no, pero finalmente la curiosidad pudo más. Tras varios toques en la puerta, escuchó un adelante .

Abrió la puerta y se topó con él. Pero no era precisamente con quién esperaba encontrarse. Este hombre era igual o más guapo que Sergio pero con la única salvedad que no era de su gusto. ¿Estaba aceptando que le gustaba Sergio?

Miravalles la observó por un momento antes de hablar. El parecía sorprendido por la repentina visita. ¿Qué hacía ella en su oficina? No podía negar que esa joven tenía una belleza angélical pero no estaba en su radar. Era mucha dulzura para un tipo amargo como él. Y para llevarla a la cama tenía que dejar toda esa dulzura fuera de las sábanas.

-¿En que puedo ayudarle?-aunque su tono sonó hostil esa no fue su intención. La chica tartamudeo un poco antes de contestar. Estaba nerviosa se le notaba a leguas. Podía ser muy fácil decirle dos o tres palabras que la alejarian despavorida. ¿Por qué de repente sentía deseos de protegerla? ¿Pero de quién tendría que hacerlo? Sacó rápidamente de su sistema ese montón de pensamientos que nada venían al caso. Volvió a preguntarle. -¿La puedo ayudar?

Este hombre era muy guapo y su voz sonaba muy varonil. No le extrañaba que su amiga bebiera babas por él. Pero no era su tipo. Aunque ella no tenia tipos así que cerró la discusión en su cabeza.

-Busco al señor Amaya.

-Púes no está. Digamos que esta dando un "tour" por la planta.-ironizó.

Ella lo miró intrigada. -¿Un tour?-preguntó confundida.

-¿Acaso no sabe lo que es un tour?.-farfullo irritado.

"!Pero que cínico, imbécil y arrogante!"-gritó para sí y con miedo a que leyera sus pensamientos.

-Sí profesor. Sí sé lo que es un tour. Es sólo que me tomó por sorpresa.

-Te repito la pregunta. ¿Puedo ayudarte en algo?-preguntó estoicamente. Sabía que estaba siendo borde con ella pero no lo podía evitar. Había activado todas las alarmas del "no" para no caer en ninguna tentación con ella.

-No gracias.-contestó contrariada. !En verdad era un cretino! En lo único que la podía ayudar era que desapareciera del planeta tierra. Se dispuso a retirarse pero antes de salir por la puerta, lo escuchó decir con sarcasmo:-Ándele con cuidado. ¿Porqué habría dicho tal cosa? ¿Acaso le estaba advirtiendo sobre algo? Y pensar que tenía que verlo algunos días en clase. Esperaba que no la tomara con ella. Quizás se había percatado de su cojera y le advertía sobre caminar con cuidado. ¿Pero que le importaba a él? Hasta ahora nadie le había remarcado sobre su impedimento. Y aunque no era un impedimento como tal así ella lo sentía. !Era un estúpido! Definitivamente debía advertirle a su amiga que se mantuviera alejada de ese hombre. Tenía una sensación amarga e inquietante sobre él.

Inocente Corazón MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora