Tú otra vez

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Abrí él programa de clases buscando el número del salón de computadora. No era tan difícil de interpretar todos esos códigos.

-Hola. ¿Necesitas ayuda con eso?-preguntó una chica con voz amigable.

-Es que...-titubee antes de contestarle.

-Perdona que no me haya presentado. Soy Betania.-se presentó haciendo una mueca. -Sí,sí mi nombre es horrible.

-No iba a decir eso. Soy Estrella De la Paz. -volvió hacer una mueca al escuchar mi nombre.

-Ironías de nuestros padres. -comenta.

-Mis padres están muertos. -le dije con pesar.

-Lo siento linda. No quise hacerte sentir mal.

-No importa. ¿Cómo ibas a saberlo?

-Déjame ver tú programa.-abrió el papel y leyó. -!Qué bien! Tienes una clase conmigo.¿Qué estudias?-preguntó.

-Arte y diseño.-me parecía una chica entusiasta y muy extraña. Además el programa lo decía claro.

-Yo estudio publicidad. Es lo mejor. Pero el arte es muy bueno si eres buena.-aclaró.

-¿Cuál clase tienes conmigo?-pregunté.

-Diseño tecnológico, querida.

-Oh!

-Cierra la boca niña o te entraran moscas.

Seguí detrás de ella. Era mejor que llegar tarde a clases o perderme en el camino.

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-Bienvenidos sean. Tomen asiento para poder comenzar.

-Ven sentémonos allí. Siempre las mesas de atrás son mejores. -ésta chica era medio chiflada pero al menos tenía compañía.

Cuando estuvieron todos sentados, el hombre que nos recibió comenzó hablar.

-Soy Martín Ferrer. Cabe aclarar que no soy su profesor. El señor Miravalles se reportará la semana que entra. Durante esta semana el técnico de sistemas Sergio Amaya estará con ustedes codificando sus computadores. Es importante que presten atención al señor Amaya. Sólo
estará una semana con nosotros y les dará las instrucciones finales.

-Miravalles es un tipazo y esta bastante bueno. Tenemos suerte.

-No me interesa saber eso Bety.

-Ay, que linda eres. Bety me gusta.
-Cambiarás de opinión cuando lo veas, ya verás. Fue mi profe el año pasado y era todo un galán.

-Estás loca.

Tocaron a la puerta y entró él.

-Bueno ahora quedan con el señor Amaya y recuerden prestar atención.

-Saludos a todos. Ya el señor Ferrer les habló sobre mí. Eso nos ahorra las presentaciones. Voy a comenzar con los que están sentados en las mesas frontales.

-!Lo viste Estrella! Éste tipo está cañón de bueno. Definitivamente esta mejor que Miravalles pero es una pena que solo vaya estar una semana con nosotros.

-Ya lo vi y lo conozco. Es un ogro y un asno.

-Podrá ser todo lo asno y otro que digas pero está buenísimo no lo puedes negar. !Aguas, se acerca!

-Señoritas, pueden abrir sus computadoras. Necesito que piensen una posible clave con ocho letras.

-Ves lo guapo que es. -murmuró Betania.

-Cállate. Shhhsss.

-Tú otra vez.-dijo él.

-Si. Tal parece.-comenté con ironía.

-¿Listas? ¿Ya tienen la clave que van a poner?-preguntó y me giré hacía él al instante.

-Lo estoy-solté casi inaudible. Le pasé la clave que tenía en mente.

-¿Te puedo decir algo? Claro y sino te ofendes.

Lo mire y tragué saliva.

-Eres demasiado ingenua y ...tonta.-dice.

-¿Porqué?-respondí bajando la mirada.-No necesito que un extraño venga a decirme tonta ni a insultarme...-me interrumpió.

-Mi intención no es hacerte sentir mal ni insultarte. Sólo estoy expresando lo que pienso.

-No me interesa lo que piensas.-contesté.

-Ya basta.-dijo parándose al lado de Betania.

-¿Qué?-pregunté confundida.

-Ya estoy harto de tanta estupidez.
-soltó.

-Oye amigo lo que tienes de guapo lo tienes de bruto. ¿Por qué le hablas así a mi amiga?

-No tengo tiempo para perder. Aquí tu amiga piensa que está jugando a muñecas con claves. Tienen cinco segundos para yo codificar si es que interesan tomar esta clase.

-Vale bonito. Tú si que sabes ser gruñón.

Comenzó por la computadora de Betania para luego continuar con la de Estrella.

-Oh, y es así de difícil esto. Dios mío.-se quejó Bety.

-¿Ya tienes una clave más coherente? Que no sea tu nombre, claro.-alzó un ceja mientras le preguntaba a Estrella.

-Sí.

-Bien. Pásamela.

-¿Tú tendrás las claves de todos?

-¿Y piensas que me voy acordar de todas?-contesto sarcástico aunque bien sabía que podía acordarse de todas y de no hacerlo, estaba todo al  alcance de sus manos.

Ella tragó saliva. Claro que no podría acordarse de todas.

-Estamos perdiendo tiempo aquí. ¿Me vas a dar o no la contraseña que vas a poner?

Ella le pasó el papel con cierto recelo. Notó como el semblante de Sergio cambió al leer el papel.

-¿Porqué escogiste esta clave?-exigió alzando la voz.

Y ahora que le pasaba al tipo éste.

Sergio en multimedia

Inocente Corazón MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora