Capítulo 10

236 26 0
                                    


Camino rumbo a la puerta con el corazón en la boca, no sé qué hace Pantera aquí, pero me incomoda. Después de lo que me dijo anoche no pude pensar nada, ni siquiera tuve tiempo para digerirlo. Que alguien te manifieste sus sentimientos hacia vos no es poca cosa, no es algo que se tome a la ligera o que no cause ningún efecto. Por más que el sentimiento no sea correspondido siempre deja marcas y no soy la excepción.

Abro la puerta y lo encuentro apoyado en el umbral de mi casa con una mano en la pared. Me mira contento pero cauteloso, me dedica una sonrisa franca y me saluda con un beso en la mejilla.

—Pensaste que no vendría ¿cierto?

—Cierto... pensé que después de lo de anoche no querías verme.

—Pensaste mal, preciosa —nos sentamos en el escalón de la puerta.

—Pantera, yo...

—No, Nadia. No digas nada, ya te dije anoche que no es tu culpa —no puede mirarme a los ojos, parece que está avergonzado.

—Sé que no es mi culpa, pero igual siento que debo decir algo, me dejaste helada con tu confesión.

—Bueno... —se frota la barbilla—, no es algo que deba sorprendente: sos única, encantadora y terriblemente sensual. Es normal que un hombre sienta cosas por vos o ¿qué esperabas, besarme y que no sienta nada?

Su comentario me sonroja y una risita nerviosa sale de mí. Es muy dulce diciendo las cosas que dice, quisiera poder corresponderle, de verdad que quisiera.

—¿Qué pasa con Roxana? Pensé que seguías con ella.

—Roxana es una mujer importante en mi vida, pero no me quiere —suspira con nostalgia—, me lastima, me engaña con mis amigos, ¿qué clase de mujer con supuestas buenas intenciones hace eso?

—No la entiendo, cualquier chica estaría feliz de tenerte —y es verdad, no la entiendo. Pantera es maravilloso no puedo creer que lo deje escapar, así como así.

—Cualquier chica sí, puede ser que tengas razón, pero la que yo quiero no —no puedo evitar sentirme mal porque sé que se refiere a mí.

—Voy a ser completamente sincera con vos porque creo que te has portado muy bien conmigo y no merecés que te confunda.

—No hace falta que me aclares nada porque te miro a los ojos y leo todo lo que pensás y sentís.

—Lo sé, pero déjame que te lo diga, tal vez te lleves una sorpresa... —muevo mis cejas y le sonrío como para relajar un poco la tensión.

—Ok bonita, soy todo oídos —pasa un brazo por arriba de mi cabeza y lo apoya en mi hombro.

Me remuevo un poco en mi lugar tratando de buscar las palabras y sopesando mi decisión de decirle realmente lo que siento. Pienso que tal vez lo confunda peor o a lo mejor, se moleste y no quiera verme más.

—Pantera, yo... —me resulta más difícil de lo que creía, pero junto coraje y suelto todo—. No puedo decirte que no siento absolutamente nada porque mentiría. La verdad es que me gusta mucho estar con vos, me siento relajada, cómoda, me siento bien. Aprendí a quererte y creo que sos un hombre excepcional, lleno de amor y buenos sentimientos. Pero siento cosas más fuertes por Javier y si tengo que elegir me quedaría con él. No me hagas elegir. Sé que soy egoísta diciendo esto, pero quiero tenerlos a los dos. Te considero mi amigo y si no fuera por lo que pasó entre nosotros, seríamos los mejores. Si no vas a poder con esto o si te afecta demasiado, prefiero que no nos veamos más porque me odiaría a mí misma si te hago daño. Lo último que quiero es provocarte dolor, pero tampoco quiero confundirte.

Desilusión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora