Capítulo 24

134 23 11
                                    



—Vamos a cenar primero, ¿te parece? —toma mi mano y caminamos hasta la estación.

—Sí, estoy hambrienta.

Terminamos de cenar, un poco tarde para mi gusto, y nos fuimos rumbo a su casa. Estaba ansiosa y nerviosa, pero toda la ilusión se fue al tacho cuando me dijo lo que yo ya suponía.

—No hagamos ruido, sacate los zapatos —susurra mientras abre la puerta de su casa con absoluto silencio.

—El piso está mojado, no me quiero ensuciar los pies.

—Entonces caminá sin apoyar los tacos, si hacemos ruido se van a despertar todos y mi vieja nos va a echar a patadas.

¿Acaso pensabas que te iba a presentar a toda su familia? Sí, pero ya veo que no. No importa, por lo menos me trajo a su casa.

Pasamos la noche en su habitación, miramos unas pelis y después del sexo dormimos. A la mañana siguiente me despachó a eso de las siete. Tenía que irme antes que su padre despertara porque no podía verme y yo tenía que aparentar en mi casa que recién llegaba de bailar, así que me venía justo. De todas formas, no podía dejar de pensar en que me llevó a escondidas.

A partir de ese momento siempre me llevaba a su casa de noche y en secreto, por lo menos nos ahorrábamos la plata que pagaríamos si fuéramos a un hotel.

Nuestra relación había mejorado mucho, ya no peleábamos tan seguido, pero eso se debía a que yo me tragaba todas las cosas que sentía. Vivía con celos por Kevin y Nancy, pero entendí que no podía meterme entre ellos o saldría perdiendo. Pantera era el único que me escuchaba, le contaba todo y sacábamos conclusiones, a veces estábamos juntos y a veces no.

Ahora estamos en nuestro mejor momento. Salimos muchas veces, vamos al cine, a comer, a bailar, todo lo que cualquier pareja normal hace. Lo único que puedo reprochar es que me lleva a su casa de encubierto, espero que pronto podamos avanzar en ese sentido.

Como las fiestas se acercan, mi mamá decidió ir a Pinamar a pasarlas con mi tía. Tenía que contarle a Javier que me iría así que fui a buscarlo a su trabajo cuando salí del mío.

—Me voy a Pinamar a pasar Navidad y año nuevo con mi tía y mi primo —me siento en el banco de nuestra plaza.

—Mmm... —no le gustó nada—. ¿Y cuándo volvés?

—El domingo 4, es sólo una semana.

—Ya sé que sólo es una semana, pero en febrero volvés a ir sola.

—¿Y?

—Una cosa es que vayas con tu familia y otra es que vayas sola a un lugar que está lleno de pendejos con guita —está celoso.

—Amor: vos me conocés, ¿acaso estás celoso?

—¿A vos que te parece? —mejor no responder si no quiero terminar peleando.

—Confía en mí —le doy besitos en el cuello mientras lo abrazo—, no va a pasar nada. Te amo más que a mí misma, nunca te faltaría el respeto y lo sabés.

¡Mentirosa! Shh, no me jodas.

Una semana después estaba viajando a la costa.

Pinamar es una pequeña ciudad balnearia que se caracteriza por la gran cantidad de turismo que recibe y por el alto poder adquisitivo de gran parte del mismo. Nosotras teníamos suerte de tener familiares que vivan allí, de lo contrario nunca hubiéramos podido vacacionar en ese lugar. A diferencia de otras ciudades de la costa, Pinamar está rodeada de pinos, dunas y tranquilidad.

Desilusión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora