Capítulo 36

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Estaba a pocas cuadras del trabajo y rogaba que ayer alguien haya visto mi cartera y así poder recuperar mis cosas. Nota mental: no olvidarse las carteras en cualquier lugar. Ese era el mal menor, el otro tema era verle la cara a Fede.

Entro y los veo: Fede y Silvia están en la puerta. Como si nada pasara, saludo a ambos, tratando de aparentar toda la calma posible, aunque por dentro me estoy quemando lentamente. Todavía no entiendo cómo es posible sentirme de esta manera, ya no tengo quince años, debería comportarme como una adulta.

-Solís -nunca me gustó que la gente me llamara por mi apellido, siento que hice algo malo, como una niña a la que regañan.

-¿Sí? -giro para observar a Silvia tratando de no cruzar la mirada con Fede.

-Anoche alguien dejó su cartera en mi oficina, tal parece que la olvidó en el estacionamiento -el alma me volvió al cuerpo.

-¡Buenísimo! -llevo una mano a mi pecho en señal de alivio-. ¿Dónde está?

-Arriba, en la oficina de Recursos Humanos -su gesto adusto me intimida-. ¿Qué estuvo haciendo, Solís? Digo, para olvidarse la cartera debe haber sido algo muy importante -ladea la cabeza y cruza los brazos ¿acaso se cree mi madre? De reojo veo que Fede se remueve en su lugar, claramente logró ponerlo tenso.

-Disculpe, es que no sé dónde tengo la cabeza últimamente -digo con angustia fingida-. Debe ser culpa de Javier, hace más de una semana que no me habla y no tengo ni idea de qué es lo que le pasa -cambia el gesto y lo suaviza.

-Vaya Solís -señala hacia la entrada del personal-, busque sus pertenencias que tal vez mi amigo la llamó anoche.

Silvia es amiga de Javier, trabajaban juntos en la sucursal de Villa Urquiza y fue transferida a la mía hace pocas semanas atrás. Ella le cuenta todo, he tenido muchas peleas por su culpa. Las veces que salía con mis compañeros y no se lo decía, Silvia se encargaba de hacérselo saber. ¿Cómo lo sabía ella? No tengo la más puta idea. Tiene ojos y oídos por todos lados, es una maldita agente del FBI. Tengo que andar con sumo cuidado porque tiene un olfato envidiable y siempre se da cuenta de todo.

Una vez que me apodero de mis cosas reviso mi móvil y encuentro un mensaje de Javier.

MI AMOR 09:20

Hola, me conto silvia q t olvidast

ahi la cartera, cuando veas el sms

escribime.

YO 14:27

Hola amor, ya tengo mis cosas

al fin te dignaste a aparecer!

Como es su costumbre últimamente, no responde. No insisto porque por más que lo inunde a mensajes, si no quiere contestar no lo hará.

Todo el día estuve tratando de evitar a Fede, sentía mucha vergüenza y no sabía muy bien cómo actuar o qué decir. Él, por el contrario, no paraba de mirarme. Sentía sus ojos clavados en mí y más de una vez me distraía, no podía prestar atención porque su mirada es tan intensa que me provocaba escalofríos. Para no variar, cuando regresé del descanso encontré una nota.

"No sé si te molestó lo de ayer, pero debo decir que para mí fue hermoso. Por favor no me arrebates tu mirada, no me despojes de tu sonrisa."

Sin pensar llevo mis ojos hacia él, pero ni bien los suyos interrumpen el camino de los míos, me acuerdo de todo lo ocurrido ayer. Aparto la mirada y vuelvo a mis tareas. No estoy preparada para todo esto, aunque sé que tarde o temprano lo tendré que enfrentar.

Desilusión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora