Cautiva

La curiosidad siempre mata al gato

(Born to die/ Lana del ray)

—¿En qué piensas? —me preguntó Harry mientras me acomodaba la remera que se me había subido mientras dormía.

Era un tema difícil. Extrañaba tanto a mi familia, demasiado como para poder expresarlo en palabras. Cada minuto veía la hermosa carita con pecas de Callie llamándome para que jugara con ella en la laptop, recordaba sus manitas afirmándose de las murallas cuando empezaba a caminar, echaba de menos sus bromas constantes y empujones cariñosos. ¿Cómo estaría? ¿Me extrañaría tanto como yo a ella? Difícilmente, la amaba demasiado como para que pudiera igualarse. 

Pensé en mis padres, diez días... trece me corregí mentalmente mientras los veía en mi mente, destrozados por mi desaparición. ¿Le prestarían la atención suficiente a Georgui? El siempre fue muy introvertido y me preocupaba que en la desesperación por encontrarme lo hicieran a un lado. Podía ver a Matus con sus ojitos brillantes y su carita de ángel preguntando dónde estaba Bini o por qué todos estaban tristes.

—En mi familia —contesté con poco entusiasmo, me dolía el pecho cada vez que me ponía a pensar como lo estarían pasando. Él asintió en silencio sin mucho para decir, entonces como si un haz de luz me hubiese atravesado la cabeza hablé a trompicones por soltar lo que quería pedirle—. ¡Harry! Por favor, por favor ¿Podrías hacer algo por mí? Juro que haré lo que sea —rogué sin decirle aún qué quería.

—Bini sabes que yo haría por ti todo —dijo con una media sonrisa—, no necesitas hacer nada a cambio.

—¿Puedes ir a ver a mi familia? —Su cara se desencajó de la sorpresa ante mi petición, comprendí como sonaba mi pregunta—. No digo que vayas a hablarles, me refiero a que los espíes, para saber como están, cómo lo llevan—. El rostro de Harry se relajó y ladeó la cabeza a un costado.

—¿Estás segura de que es una buena idea? —preguntó no muy convencido—. No quiero ser yo el que te diga que tu familia esta destrozada. —Me tendió una mano para que me pusiera de pie, la tomé y una vez junto a él no solté su mano.

—Por favor, es lo único que quiero —pedí dando un apretón a su mano, el suspiró al tiempo que asentía. De la mano lo llevé conmigo hasta la muralla, debía dibujar la décimo cuarta linea en mi cuenta de días, era mi mecanismo para tener noción de que el sol seguía saliendo fuera de aquel lugar.

—¿Por qué relaciones exteriores? —pregunté de pronto mientras apoyaba la espalda en la pared donde dejaba las marcas, él sonrió y se volteo a la pared contraria, comenzó a patear las piedritas paqueñas con las manos juntas atrás de la espalda.

—No lo sé, me gustaba la idea de ser el intermediario, me gustaba viajar y conocer gente nueva. —Sonreí para mí misma mientras me miraba los zapatos—. ¿Por qué ingeniería? —preguntó luego volteando a verme.

—No lo sé, porque mi padre es ingeniero y yo lo admiro demasiado —contesté encogiéndome de hombros—. ¿Por qué? ¿No que sabías todo de mí? —Harry se acercó hasta estar frente a mí, me tomo una mano y luego miró al techo.

—Mi madre también era ingeniera, ingeniera química. —Sus ojos se perdieron por un momento, lucían rojos como si no durmiese en días, estaba recordando—. Papá era arquitecto, ¿conoces ese centro comercial que se instalo cerca del centro hace unos siete años atrás? —Asentí sin creerme el hecho de que estaba hablándome de su familia—. Bueno, él lo diseñó —respondió con una sonrisa pequeña. Entonces recién me di cuenta del "eran" que había utilizado. También habían muerto.

—Mamá es... —No alcancé a terminar de hablar cuando el lo dijo primero.

—Profesora de Castellano en Saint Katherine's college lo sé. —Entrecerré los ojos mientras le apuntaba con un dedo.