(In Circles/ PUZZLE MUTESON)
Pero me pilla por sorpresa, sus mano que arden me cogen por los brazos de forma brutal, me obliga a mirarlo a la cara porque no está dispuesto a ceder.
—Mientes—dice con la mandíbula cerrada, acusándome con sus lágrimas—. Yo sé quemientes.
—¿Crees que miento? —Me burlo en tanto que sus ojos se conectan a los míos, sus pupilas inquietas recorren mi rostro en busca de alguna vacilación.
No dice más, simplemente estampa sus labios contra mí de forma brusca y con sus brazos encierra mi cuerpo sin permitirme escapar. Es inmediato e involuntario, el estómago se me aprieta y una arcada se me escapa, las imágenes se entremezclan y por unos segundos no sé si quien me sostiene es Harry o se trata de Jamie.
Lo entiende de inmediato y afloja el agarre para ver que no sea una especie de ataque histérico el que me está por entrar. Y en efecto es algo como eso, el llanto me aflora del pecho ante el vívido recuerdo, me sacudo entre sus manos para que me suelte, para que no me coja con tanta fuerza porque mi cuerpo ha desarrollado una especie de memoria conductual ante la experiencia traumática.
—¡Suéltame! —grito fuera de mí.
Y eso hace, da un paso atrás con el rostro compungido, observa mis movimientos que aún no se estabilizan y luego sus manos que cierra en puños, se obliga a sí mismo a guardar distancias porque es consciente de lo que me ha generado su acción.
—Pequeña yo nunca haría algo para herirte, no a propósito —dice intentando excusarse, a sabiendas de que efectivamente a veces me hiere sin la intención, pero de alguna manera no importa, porque sé que no ha querido hacerlo. A pesar de ello, necesito que se aleje, sin embargo esto no es por él, es por mí, porque soy yo la que está averiada, porque mi mente jamás podrá dejar de jugarme trucos sucios ante movimientos repentinos como el que acaba de hacer.
—Por favor, vete, ¿no ves que me haces daño? —pregunto aprovechando el instante, porque sé que ninguna idea le espanta más que aquella.
No discute, arrastra sus pies en dirección a la salida mientras me acurruco en la cama. Abrazo la almohada en un intento de contener todo lo que siento y de no verlo partir, porque sin importar cuanto deseo verlo lejos, se me parte el corazón cuando realmente lo hace.
<<Mientes>>
La acusación revolotea en mi cabeza porque es así, porque miento y actúo, finjo ser más fuerte de lo que soy e intento convencerlo de que lo quiero lejos.
<<Te amo... y haré lo que haga falta para que no te separes de mí>>
Y es precisamente de lo que me estoy encargando.
...
Supongo que cuando tocas fondo la vida se mira con otros ojos. Y de alguna manera todo, absolutamente todo pierde valor. No hablo solo de lo material, sino también de las personas, porque a fin de cuentas la muerte es algo inevitable.
Es como si... lo único real y existente fueran los instantes de felicidad, que como el termino lo dice, son instantes, pequeños lapsus de tiempo. Sonrío con demencia porque me contradigo con facilidad, ¿cómo algo que depende del tiempo puede ser real? Quizás no hay nada, quizás nada existe y nos aferramos a estupideces como la felicidad, como el amor, para intentar dar sentido a una existencia burda como la nuestra.
De alguna manera, lo único que quiero conseguir es ser plenamente parte de ese universo que tanto admiro, ya lo soy por supuesto, porque estoy aquí, pero quizás lo que en realidad busco es convertirme en polvo para ser parte del las estrellas, quizás por eso la felicidad y el amor son suficiente para intentar buscar una salida a esto, porque cuando he logrado entregarme por completo a Harry de alguna manera me he sentido parte de esos fulgores a miles de años luz que cubren el cielo.

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Cautiva
Novela JuvenilEl frío distrito universitario de Cambridge es el único hogar que Lepbinia Miller conoce, criada por dos padres preocupados, tres hermanos hermosos y una vida llena de amor, esta chica universitaria no sabe los múltiples caminos a los que la vida pu...