Inanidad

1.7K 135 17
                                    

(Nightcall / London Grammar)

            

A los 12 años y tres meses tuve mi primera menstruación.

Aquel día era sábado, papá, mis hermanos y yo estábamos en casa mientras mamá había salido a pagar un par de cuentas. Si bien siempre me hablaron de los procesos naturales por los que una chica pasaba, nunca me preparé mentalmente para lo que sería mi primera regla.

Recuerdo de modo latente la vergüenza que sentí, me quedé encerrada en el baño por casi tres horas esperando a que llegara mi madre porque no sabía como decirle a papá que me había bajado, sin creer ni yo lo que era el hilo de sangre que me corría entre las piernas.

Corrí para meterme a la ducha y estuve bajo el chorro de agua al menos cuarenta y cinco minutos, cuando le hube dicho a mi madre después de su llegada me entregó una toalla higiénica de las suyas y mandó a papá a comprar más mientras yo me prometía a mi misma que en la vida tendría accidentes en mis periodos.

Efectivamente nunca tuve uno, cuidaba de mi higiene personal con tanto énfasis que jamás estuve ni cerca de aquello, así que nunca me enfrenté a esta situación antes, no se que carajos hacer ahora que estoy aquí encerrada, con la venda puesta y dándome cuenta de que tengo todo lleno de sangre.

No se confundan, no es que me avergüence de un proceso natural como la menstruación, es que me averguenza recordarle al mundo lo humana que soy.

Cuando despierto se que Harry no ha llegado, porque de haberlo hecho, ya no tendría el trapo cubriéndome los ojos, así que mientras oigo a Louis tararear una canción de Coldplay sigo fingiendo estar dormida. Es absurdo mi comportamiento, lo tengo más que claro, pero no puedo evitarlo porque no me da la cara para hablarle, se que debería informale antes de que se me haga un charco entre las piernas pero en lugar de ello procuro que la respiración siga siendo acompasada.

Cuando tuve mi primera menstruación me sentí extrañamente débil, en el sentido de que la sangre para mi era algo que brotaba de las heridas y en este momento donde debo informarle al resto me siento más expuesta que nunca, un recordatorio de que soy más frágil que cualquier cosa. Soy humana, soy frágil, soy insignificante y estoy a completa disposición de estos hombres.

¿Tiene algún sentido luchar cuando tu propia naturaleza te recuerda que tu vida es un mero respiro en el mundo? Porque la sangre no es solo la representación de la fertilidad y la posibilidad de permanencia para la raza humana, la sangre representa la facilidad del universo para reducirnos a polvo en un abrir y cerrar de ojos.

Quiero llorar mientras intento mantener mi actuación de sueño profundo, pero me muerdo la lengua para contenerme. Harry tarda más que nunca en volver, cada miserable segundo es eterno, como si no fuese a llegar jamás y yo tuviese toda la eternidad para vivir la vergüenza que me consumía, sintiendo el líquido caliente y viscoso escurriéndose en mis muslos.

Lo oigo en cuanto el pomo se gira, cuando él entra el aire se carga con la desesperación que siento y si antes el tiempo pasó lento, ahora parece pedir permiso para poder dar pasos de hormiga. Louis se ríe con él de alguien que no conozco y comentan cosas sin sentido, dándome una bofetada de lo lejos que esta aquel mundo simple y gracioso en el que vivía a diario. Cuando Louis sale por la puerta Harry se acerca a mí y se que en cuanto se inclina para quitarme la venda debe sentir el olor a oxido y a descomposición de la sangre acumulada bajo mi trasero, pero no dice nada, no hace nada, espera a que yo hable, me da espacio.

Cuando veo sus ojos verdes siento mi labio inferior sobresalir, en un puchero incontrolable y despiadado que dice todo y a la vez nada, los ojos quieren nublarse pero no lo permito, a pesar de ello una lágrima me resbala del ojo izquierdo.

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora