El término de un comienzo

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(You're Somebody Else/FLORA CASH)


<<Puerta, pasillo, mesa, frutera, vaso...

Click.

El chico voltea la cabeza hacia la puerta que acaba de abrirse y allí está, su cabello lacio se mese por la brisa, con los rayos de sol que atraviesan su espalda, no ve su rostro, no obstante sabe perfecto quien es.

No, no, no.

Debe hacerlo, ni siquiera debería importarle, es eso o hundirse.

Piso de madera, heladera, comida.

—Harry —llama con tranquilidad—, ¿qué estás haciendo?

La ignora, debe ser fuerte, debe cumplir porque en el mundo no hay espacio para los que no resisten.

El líquido translucido cae sobre los restos de comida, se mezclan como gotitas de agua y él se seca el sudor que descansa en su frente. Los nervios, los malditos nervios no lo dejan pensar. Ella puede llegar, ¿qué hará si eso pasa? No tendría el valor para hacerlo con el arma.

Sus piernas llenas y definidas se mueven con simpleza dentro de la casa y mira su rostro pacífico que le hiela la sangre. Es bella, demasiado para él que no conoce nada salvo el horror. Su pecho se infla como si necesitara más oxígeno del que le entra a los pulmones y su cabello castaño se pierde en sus curvas que han aparecido nuevamente como si no hubiesen pasado estos fatídicos meses de encierro.

Hay alegría, una pequeña sonrisa se instala en sus labios delgados y sus dedos largos se mueven en un gesto que no comprende, apoya un dedo sobre su boca para indicarle que no diga nada. La ve tomar una cuchara desde el fregadero con una elegancia que no es propia de ella, no combina con su personalidad algo desafiante y alegre, falta que diga algún comentario irónico y que lo golpee en el hombro, pero en lugar de eso la ve comer cerrando los ojos, como si disfrutara demasiado cada bocado.

No.

Deja eso, no comas eso. Intenta detenerla, pero no puede, ella continua sin observarlo hasta que el plato está vacío. Y se ahoga, ve en su rostro como le falta el aire.

La coge por los brazos porque de pronto se ha desplomado, pero sus ojos enormes lo observan con terror pues es consciente de lo que le está pasando, se muere y él es el completo culpable.

Lepbinia, Lepbinia, dice su nombre pero sus piernas no hacen nada por sacarla de la casa, quiere, no obstante es como si de pronto su cuerpo no obedeciera a su cabeza.

No, no, no...

—¡No! —grita saliendo del mal sueño que le consume la mente, es inevitable, no puede simplemente fingir que nada a pasado, no puede seguir actuando como si el fuese una víctima más, ella está en lo correcto.

Saca los pies de la cama mientras se pasa las manos por el rostro, quitando las gotas de sudor que le han brotado por la ansiedad de la pesadilla y se recuerda una y otra vez que es solo eso, un mal sueño, que ella sigue viva, encerrada en esa burbuja blanca donde Clara ha decidido dejarla.

Piso, espejo, lavabo, el agua fresca que avienta contra su rostro le despeja las ideas segundos antes de mirar su reloj.

<<4:15 a.m>>

Han pasado dos horas desde que Louis lo ha relevado en la guardia, y para estas alturas ha de estar en la siguiente fase del plan. No tienen demasiado tiempo, ya han sacado pasaporte falso para ella y en cualquier momento pueden venderla en el otro lado del mundo.

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