Ryan

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No estoy preparado, salgo con mi moto y voy a casa mi madre, Peyton sale corriendo al escuchar mi moto y me da un fuerte abrazo, la he hechado tanto de menos, mi madre aparece en la puerta.

Pasamos adentro, nunca me acostumbro a esta casa, es diferente. Mis cuadros estan colgados en la pared junto ha fotos de mis hermanas y mias. Cojo unas magdalenas y juego un poco con Peyton para que mi madre pueda arreglar algunas cosas tranquila y después me despido.

- Adiós peque- Le doy un beso a cada una y bajo de mis brazos a Peyton- Adios mamá.

- Adiós gigante- Me saca la lengua y se esconde detras de mi madre para que protegerse de mí. Les lanzo dos besos y vuelvo a mi piso.

Estoy inspirado, asi que empiezo a dibujar, el lapiz va trazando las líneas de una pista de bolos, en la que hay dos personas, son una pareja, ella está mirando hacia los bolos y él la está contemplando con admiración. Sé que es un reflejo de lo que siento por Alyssa, se me ha clavado ondo, y pensar que todo comenzó por unos bolos y por su tropeza. Parece que fué hace tiempo, creo que la vida la puso en mi camino.

Llamo a Edgar, me lo coge enseguida.

-¿Que tal maricón?

- No puedo sacarmela de la cabeza.

-¿No me jodas que te has enamorado?- No lo puedo ver, pero seguro que esta con la boca abierta.

- No, sí ,bueno, no sé. Joder tío esto es muy difícil- Resopló cabreado conmigo mismo.

-Ya lo se, se vive mejor soltero y sin compromiso. Aunque al menos sabes que le gustas ¿no? Osea eres Ryan Price le tienes que gustar fijo.

-Ya te he dicho que no lo sé, encima ella se merece algo mejor, no soy suficiente- Alyssa es una chica increíble y seguro que en un futuro saldrá con un empresario multimillonario o un actor.

- Venga ya, aparentas ser una cosa Ryan, pero sé que en verdad eres un tipo de puta madre con un corazón gigante, así que ahora no me vengas con tonterías y vete a dormir, que mañana hay trabajo.

-Adiós y gracias tió. Me ayudas enserio.

-De nada, ya sabes somos amigos para eso estamos. Ya me vas contando- Se corta la llamada.

Me acuesto en la cama pensando en ella, cojo un libro que empecé la otra noche, se titula Mil luciérnagas en el jardín, Emma me obliga a leermelo. La verdad esque me gusta leer libros, pero no si me obligan.

Me duermo sin darme cuenta, a la mañana siguiente, miro el móvil y al ver treita y siete llamadas, y cincuenta y tres mensages de Emma me preocupo, la llamo pero solo me dice que viene de camino.

Los minutos se me hacen eternos, cuando por fin llega esta llorando y no puede hablar.

- ¿Emma que pasa? - El corazón se me acelera- Emma por favor dime que pasa.

- Ha muerto Ryan, no va a voler nunca...- Sus ojos parecen dos mantiales, ¿quien se ha muerto? ¡No puedo volver a pasar por esto, dos veces no!

- ¡Escríbelo Emma o acaba alguna frase! - No puedo respirar y mucho menos cuando escribe su nombre, las lagrimas brotan de mis ojos y no puedo casi ni pronunciar su nombre.

-¿Su...su...Susan?

De pleno en el corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora