Capitulo XXXIII

2.6K 149 80
                                    

Capítulo dedicado a @camila18817, @cari110 y a @Anthito777. Gracias por comentar hermosas!! ia c que estaba olvidada con esto de las dedicaciones *~* así que he dedicado a los que me pidieron en el capítulo 28. Todo vuelve a la normalidad a partir de ahora.

Cuando Guillermo despertó, la imagen que tuvo frente a sus ojos fue una plena demostración de ternura, tanto que una cálida sensación de abrió paso por su pecho, haciéndole sentir diferente a como era de costumbre. Definitivamente tendría que acostumbrarse a sufrir fuertes emociones de ahora en adelante. Sonrió inmediatamente los vio, haciéndole sentir un calor que lo contenía. Nunca había visto una imagen tan tierna, tan diferente de lo que siempre se veía. Samuel dormía en el sofá incómodo, con la pequeña Gala sobre su pecho, ambos respirando tranquilos y casi sincronizados, por no decir que lo estaban. Guillermo rio con suavidad al ver como las respiraciones fuertes de su pareja hacían que su hija subiera y bajara al ritmo de estas.

El mayor tenía un gesto protector, muy inconsciente, abarcando casi la completa integridad de Gala con ambas manos. Era tan pequeña, tan frágil. Ambos tenían mucho miedo de que algo pudiera pasarle, armaban una fuerte coraza sobre ella para cuidarla, para evitar que lo que sea pudiera afectarla.

No podía quitar sin embargo, aquella sonrisa boba del rostro, que en realidad la tenía desde que había visto por primera vez a su pequeña, cabe aclarar que sin ser por medio de una foto. Tomó su celular, el que no había tocado en todo el día, y entró a Twitter. Sabía que iba a tener que atenerse a las consecuencias de no subir vídeo en todo el día, pero jamás imaginó tal repercusión. El alma se le cayó a los pies al darse cuenta de que todo el mundo estaba especulando a ver si les había pasado algo a ambos porque no habían subido vídeo ni estado activos en Twitter. Habían hecho tendencia número dos en España y después en algunos otros países del mundo. Guillermo a pesar de que todo esto era un gran problema, sonrió, dándose cuenta de lo que sus suscriptores eran capaces de hacer no sólo por él, por ambos. Así que, con decisión, tomó el teléfono y escribió un par de tweets así como "Estoy vivo, no he muerto". Luego explicó que había tenido que estar en el hospital por un pequeño problemita, que ahora descansaba en brazos de su novio aunque claro, eso último no lo mencionó. Finalmente, para cerrar las explicaciones que tenía que dar sobre su ausencia, escribió otro tweet donde decía: "El mejor día de mi vida", y simplemente lo dejó caer para que todos los suscriptores empezaran a formar teorías e ideas de lo que le pudo haber pasado. Era muy divertido verlas luego en Tumblr y en el mismísimo Twitter.

Dejó de atender a su teléfono y miró a su pareja, quien dormía no tan plácidamente, con su hija encima, y esta, que probablemente si dormía con comodidad. Sonrió.

Tomó nuevamente su teléfono y abrió la aplicación de la cámara, apuntando y enfocando directamente a ambos castaños, y capturando en una foto aquel bello momento que aunque era increíblemente simple, estaba cargado hasta arriba de sentimientos y emociones fuertes.

Guillermo no quería arruinar aquella imagen hermosa, quería verla por lo que le quedaba de vida, o sin exagerar, por unos minutos más, pero si no se equivocaba, era hora de alimentar a la pequeña.

El pelinegro era consciente de que no podía levantarse de la camilla hasta haber pasado seis horas del parto, el riesgo de desgarro era bastante grande. Sin embargo, se sentó en su camilla y acercó sus manos al pequeño cuerpo de su hija, haciendo fuerza con suavidad para quitarla del protector agarre de Samuel. Este no lo dejaba, es más, se aferraba aún más a su hija, aunque extrañamente, cuidando de no lastimarla.

- Vegetta... - balbuceó en un tono muy bajo, queriendo despertar a su novio para que le diera a la beba. Ya habían pasado casi dos horas desde la última vez que se había alimentado y eso no podía ser bueno. También exageraba un poco, podría haberlos dejado dormir un rato más, que la beba no iba a morirse por no tomar pecho en aquel preciso momento, pero vamos, ambos son padres primerizos, temen por cualquier estupidez. - Cariño, tengo que darle de comer. - habló con suavidad, meciendo uno de sus brazos y obligándolo a abrir sus ojos apenas y a regañadientes. Estaba realmente muy cansado.

Historia de Vida - Wigetta MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora