Enamorada De Mi Hermano © #AES1

1. ¿Me amas más que a...?

KAROL

Me había levantado temprano, por supuesto que lo había hecho. Entonces, ¿cómo es que es tan tarde ahora? Desde luego, maquillarme nunca había sido lo mío y creo que nunca terminará por serlo, pero tengo que intentarlo, necesito estar más guapa, tengo que lucir bien o más que bien, porque yo siempre estoy "bien".

Termine de rizarme las pestañas. Dejo mis cosméticos encima de mi mueble para rápidamente salir de mi habitación, camino por el corto pasillo, a continuación bajo la escalera para caminar hacia el comedor dónde mis padres y hermano ya estarán desayunando porque dudo que me estén esperado, todo el mundo tiene algo que hacer en esta casa, así que mejor a apurarme.

Ruggero, bebía jugo de naranja cuando me vió. Mientras se hidrataba sus ojos expresaron confusión, mantuvo su mirada en mí un buen rato, como si estuviera tratando de descifrar algo. Devolvió el vaso a la mesa cuando sació su sed, sus labios me sonrieron y mi cuerpo reaccionó, caminé hasta posicionarme a su costado.

—¡Buen día, hermanito! —beso su mejilla, y tomo asiento a su lado. Saludo a mis padres—. ¡Mamá, papá, buen día!

—Hola cariño —me saluda mamá.

—¡Buen día hija! ¡Estás Hermosa! —me alaga papá, sonrío en agradecimiento, aunque hubiera preferido que el cumplido proviniera de Ruggero.

Pero mi hermano es así, nunca dice lo que siente.

A mitad del desayuno, Ruggero apenas había tocado sus tostadas y todo lo demás, se notaba incómodo, incluso parece molesto.
Con mis padres entablamos una charla bastante cómoda pero, “extraña” por el tiempo en que lo hacemos, creo que está es la primera vez en todo el mes en que charlamos mientras desayunamos, hay veces en las que ni desayunamos juntos. Los días laborables apenas nos vemos con la escuela y ellos en el trabajo, es difícil. Noté como Ruggero apretó el tenedor sobre la mesa cuando mi madre mencionó algo erróneo sobre su infancia, solo espero que eso no haya sido la cereza al pastel de su amargura. Sé lo complicada que es la relación con nuestros padres ahora que crecimos, ellos siempre han sido distantes y a mi hermano le molesta su reciente intento de cercanía.

Entonces pasó lo previsto, mi hermano alzó la voz: —¿Y, cuál es el motivo? —su tono agresivo, característico de él, cuando habla con papá o mamá, pero más con nuestro padre, creo que es porque siente que maneja parte de su vida, la carrera que eligió es por el negocio familiar y eso no era lo que Ruggero quería.

—¿Cuál motivo? —preguntó, Miguel.

—¿Por qué están desayunando con nosotros? ¿No hay trabajo hoy? —Ruggero sonrió irónico y miro a papá directo a los ojos.

Me mordí el labio inferior por la tensión del ambiente, mi padre se removió en su asiento y dió una vista rápida a mi madre, quien también luce incómoda.

No era el momento, Ruggero.

—¿Qué tiene de malo que desayunemos con ustedes? Son nuestros hijos —papá, sonrió tranquilo tratando de apaciguar a su hijo, pero no resultó.

—Nunca lo hacen, ustedes nunca han tenido hijos, porque al menos yo nunca he sentido que he tenido padres.

—Ruggero —susurré para que parara, sé que esto es hiriente para ellos.

—¿Qué Karol? ¿Es mentira lo que digo? —evidentemente no lo puedo negar, eso le duele a nuestros padres pero fue así y ya nada pueden cambiar—. No, verdad. A ustedes nunca les hemos importado, ¿ahora van a jugar al papel de padres? ¡Por favor!

—Hijo... —mamá tiene los ojos cristalinos, poso mi mano en la pierna de Ruggero, y cuando me mira sabe que le estoy pidiendo que pare, cierra los ojos como si así se deshaciera de su furia, pero sé que no es así, simplemente la contiene y se la guarda. Aunque le he dicho mil veces que eso le hace daño, tiene que dejar ir ese rencor.