Enamorada De Mi Hermano © #AES1

11. ¡Pervertido!

KAROL

—¿Y tú qué haces acá? —ese fue el cortes saludo que recibí por parte de Mechita,  si a mí también me da gusto verte.

—Vine a ver a mi hermano —no le di más explicaciones y entre, ella hizo un gesto de disgusto, no por el simple hecho de estoy aquí fastidiando su existencia, sino que al entrar de casualidad le di un pequeño empujón, sin ninguna intención por supuesto—. ¿Dónde está? —trate de preguntar de manera amable pero mi tono de voz salió amenazante.

—Esta ariba en la habitación —se hizo hacia atrás, creo que por un momento pensó que iba a golpearla. Hago caso omiso a la  forma extraña en que mira y continúo mi camino hacia arriba—. No creo que debas despertarlo —su voz me detiene un poco más arriba de la mitad de la escalera.

—Creo que ya durmió lo suficiente.

—No creo, debe estar agotado después de lo que hicimos anoche...—una extraña sensación se asienta en mi pecho.

Observé su rostro, ella estaba satisfecha, sus labios formaron una gran sonrisa, le alegraba haberme hecho daño. La sensación nueva eta totalmente desagradable, sentía como mi pecho se oprimía y a la vez sentía disgusto, ira por saber lo que había ocurrido entre ellos.

—De todas formas voy a verlo —no pude mirarla a los ojos y eso me hizo sentir débil. Solo continúe subiendo unas cuantas gradas para llegar al segundo piso de la casa.

Cuando entré en la habitación, Ruggero estaba revolviéndose en la cama, al parecer recién despertaba. Se frota los ojos con ambas manos, luego se estira y finalmente me mira, su ceño se frunce, y no es de adivinos saber que él no me esperaba aquí. Visualiza mi lindo rostro y yo el de él, porque lo estoy asesinando visualmente.

—¿Karol, eres tú? —pregunta confundido y aún con sueño. Asentí—. ¿Qué estás haciendo aquí? —reacciona sentándose sobre la cama, su pecho descubierto queda a mi vista.

—Fíjate que no sé qué hago aquí, ¿tú no tendrás alguna idea de que por qué tu hermana está aquí? —pregunto molesta, en serio es un idiota. No hay otra razón que no sea él, por la que yo este aquí en casa de Mechita.

—¿Dónde está Mercedes? —pregunta y me mira como si fuera sospechosa de algún delito, ¿acaso cree que asesine a su noviecita?

—Yo que se, ni que estuviera al pendiente de esa.

Él hace una mueca y yo pongo los ojos en blanco. Se mira por debajo de las sabanas y me dice: —Abre la cómoda y pásame algo.

¡Oh vaya esta desnudo! ¡Genial! ¿Por qué no le quite las sabanas cuando recién entre? Sonreí ante mi pensamiento. Ruggero desnudo.

—¿Lo vas a hacer o no? —pregunta y me doy cuenta que me he quedado como tonta sonriendo por mi pervertida mente o por la idea visual que generó esta.

—Ya voy —contesto y me dirijo hacia la cómoda blanca de melamine—. Hay pura ropa de mujer —comento fastidiada, por supuesto no me agrada husmear en los cajones y encontrarme con ropa de ella.

—Fíjate en la parte de abajo.

—Okay —sigo buscando y comprobando que la tipa ni siquiera tiene un buen gusto para la moda.

Me agacho para cerciorar que en la parte de abajo haya ropa de hombre, Ruggero carraspeó en el momento que encontré una bata de baño color azulina, me voltee para verlo y su mirada subió rápidamente a mi cara pero no pudo mirarme a los ojos, ¿me ha estado viendo el trasero? No fue una buena pero tampoco mala idea ponerme una minifalda hoy.

—Hmm —se aclara la garganta—. Ya lo encontraste —apenas puede hablar.

—Si —le paso la bata de baño—. Creo que mejor te espero afuera —le digo a un avergonzado, Ruggero que no siquiera puede decir que si.

Es un travieso, no, ¡él es un pervertido!, ¿que hacía viéndome el trasero?.

—¡Ah Karol! —me encontré a Mechi bajando la escalera—. Justo iba a verlos ¿y Rugge?

—Ahora viene.

—Bueno entonces ven.

—¿A dónde? —le pregunto confundida, ya es mucho que estemos hablando sin ironías.

—Prepare el desayuno mientras estabas arriba con Rugge —debo tener  una cara de sorpresa. Increíble—. ¿Qué no lo esperabas? No soy tan mala como crees —comenta sonriendo y se le notan las malas intenciones.

—Escucha Mercedes, así no fueras mala, tú simplemente no me agradas —le sonrió de la misma forma cuando recalcó lo que pasó anoche con Ruggero, ella cambió su rostro totalmente.

—Sabes que Karol —alza la voz indignada—. Trate de llevarme bien contigo pero es imposible —se exalta, ¿acaso cree qué con lo que dice cambiará algo?

Rugge baja ya vestido y ve que su novia y yo no nos estamos llevando nada bien, desde luego algo no tan nuevo nuevo para él.

—Karol ve al auto, yo ahora voy —me dice Ruggero tomándome del brazo para apartarme de Mercedes, lo mire y me fui, bueno en realidad hice como que me iba pero me quede mirándolos desde la puerta. No voy a dejarlo solo con esta tipa otra vez.

—No se por qué tú hermana no quiere llevarse bien conmigo, amor —maldita arpía, quiero gritarle pero me aguanto.

—No hablemos de eso, no ahora, me tengo que ir.

—¿Te vas amor? —así es querida, se va conmigo. Ey ¿qué haces? Mercedes pone sus manos alrededor del cuello de mi hermano, ¿qué pretende?—. ¿Me vas a dejar sola? Por irte con ella. —su voz es melosa, intenta seducirlo para que de quede con ella pero no lo voy a permitir.

—Sabes que me tengo que ir —volteó hacia la puerta como fijándose que yo no esté escuchando—. Mi hermana se enoja y arma un escándalo —. ¿Yo escándalos? Me ofende.

—Bueno está bien, entiendo —¡Ay pero que comprensiva! Se merece el premio a la novia más comprensiva del año.

Mientras yo hacía gestos imitándola, Mercedes quiso aprovechar para besar a mi hermano, pero como dije anteriormente no lo voy a permitir.

—Vámonos Ruggero —intervine, sujeté del brazo amo hermano y me lo lleve para afuera.

—¡Ey! —se sorprendió pero no puso resistencia, se dejó llevar por mí, hasta juraría que es feliz saliendo de la casa de esa conmigo—. Adiós Mercedes —alcanzó a decir cuando ella salió a la puerta para verlo. En su rostro no había más rastro de satisfacción, la mujer estaba furiosa y eso de cierta manera me agradaba. Ella me hacía sufrir, pues le tocaba beber un poco de su misma maldad.

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👉 Ale