3. Trato hecho.

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KAROL

Cuando mi querido hermano planteó tal preposición, mi mente me llevo a diversos escenarios pero también recordé el momento pasado, cuando salió del baño con la toalla puesta a la cadera, esos abdominales y esa marcada V que me llevaría a... ¿A dónde podría llevarme? En realidad lo desconocía pero tratándose de, Ruggero, sería el paraíso.

Debido a esta interesante propuesta, creo que podría tolerar a la bruja odiosa, digo Mercedes, pequeños errores.

—Lo que yo quiera —pregunté por confirmar su respuesta.

—Lo que tú quieras —confirmó y acepte el trato.

Ahora estamos frente a la puerta de mi queridísima cu...

¡Ay no, que horror! ¿Cuñada? No me referiré a ella como mi cuñada nunca.

—¡Amor llegaste! —chilla a la vez que se abalanza sobre mi hermano para besarlo. Que asco—. ¡Ay! —por supuesto se queja al verme, el cariño entre ella y yo es mutuo. Nótese el sarcasmo—. No me dijiste que ibas a traer a, tu hermanita.

"Si, a mí también me da un gustazo verte, Mechita, de veras hasta estoy llorando de la felicidad que me da verte".

—¡Hola! —la saludé y a continuación procedí a mentir por la buena causa—. ¡Que bien te ves! —la bruja me mira con cara de susto y Ruggero arquea un ceja sorprendido por mi comentario, pero no sé lo crean mucho, yo solo estoy cumpliendo con el trato.

—¿Ya estás lista? —le pregunta él.

—Deja voy por mi bolso y listo —contesta ella.

Cuando por fin se va ruedo los ojos, es molesto tener que fingir que te agrada alguien, más cuando a la otra persona tampoco le agradas. Lo único que me gusta de esto -a parte de mi recompensa obviamente- es que Mercedes debe estar ardiendo por dentro al saber que estaré con ellos todo el tiempo y no será una "salida romántica". Seguro me estará maldiciendo allá adentro, tan linda ella como la quiero.

—Lo estás haciendo bien —me guiña un ojo pero viene Mercedes y nos hacemos los locos—. ¿Ya? —ella asiente muy sonriente, pero veo que no solo olvidó el bolso sino también una retocada, lindo color de pintalabios—. Bueno vamos.

Mi hermano y ella se adelantan caminando hacia al auto mientas que yo voy atrás de ellos haciendo gestos, como sacarles la lengua a sus espaldas. Saben hacer esto es, reconfortante, al menos en esta situación.

Veo que Ruggero le ofrece los asientos de atrás a Mercedes y ella lo mira extraña, porsupuesto que no acepta y se monta a lado del piloto, justo donde yo me iba a sentar. Ándale que rapidita.

—¡Hey Chavita! Yo voy ahí —señalo el asiento dónde ella está.

—Que pena —me susurra burlona a la vez que me hace una mueca, por supuesto mi hermano no ve eso.

—Vamos Karol, por favor sientate atrás está vez —¿qué? No sé que cara he puesto, pero osea ¿cómo? ¡¿Prefiere a esa en lugar que a mí?! Lo que me da más rabia es la cara de burla que hace Mercedes.

—Ni muerta, odio sentarme atrás lo sabes —espeté molesta a punto de explotar literalmente.

—¡Karol, por favor!

¿Por favor qué? Por qué no la echa a ella para que vaya atrás. ¿Por qué tengo que ser yo la que ceda? Porque la señorita simplemente se negó.
Pues yo también me niego.

—¡No! Pero ni te preocupes por mover a tu novia que yo me voy con Lio, porque él, si me comprende —me alejo del auto para caminar en dirección opuesta, no sé exactamente a dónde me conduzca pero quiero estar lejos de ellos. Aunque mi ida no tardó mucho.

Enamorada De Mi Hermano © #AES1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora