Nueva vida, nuevo compañero peludo

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NIRVANA

Desperte con un bulto en mi cama a la altura de mis piernas, me empujaba hacía la punta de la cama por lo que ya estaba cerca de irme contra el suelo. Abro los ojos rápidamente y veo a una masa negra con blanco peluda acurrucada encima de mi cama irradiandome calor. 

Ewoke, así lo había nombrado gracias a Derek, sin duda el nombre le quedaba perfecto, era demasiado tierno y acorde a su pelaje. Traté de moverme suave para no despertar a este peluche canino pero él de igual manera lo notó, me miró con esos hermoso ojitos azules, botezó junto con un sonido de aullo y comenzó a estirar sus enormes patas como su estuviera empujando una pared mientras que su cabecita se flectaba hacía atrás continuando el bostezo que lo caracterizaba en ese momento.

Era la cosita màs tierna que existìa.

No quería asustarlo, me habìa dado cuenta que era bastante tìmido, por lo que de a poco acerqué mi mano a él para que la oliera y me dejara tocarlo.

 Dicho y echo me oloroso y sorprendentemente me lamió la mano mirandome con una especie de agradecimiento. 

Le rasqué y sobé su cabecita y luego detrás de sus orejitas, gracias a esto descubrí un tic nervioso de Ewoke. Mientras yo le rescaba la oreja el con su pata trasera derecha rascaba o arrugaba todo el plumón de la cama, como si estuviera zapateando, era muy gracioso.

-Buenos días hermoso - le dije con ternura - espero que hayas descansado muy bien, yo dormí muy calentita pero un poco empujada así que tenemos que buscarte tu propia camita hoy mismo. -

Miro mi teléfono y eran las 7:30 Am, temprano, aprovecharía de sacar a Ewoke y comprarle lo necesario para su vida conmigo. Ya era Martes, el día anterior había salido a una cita. Sí, aunque no lo puedo admitir aún, con Derek Parker y la verdad resultó bastante bien sobre todo por Ewoke, mi cachorro.

Me fuí a duchar rápidamente mientras Ewoke analizaba cada recoveco de su nueva habitación, la nuestra mejor dicho. Luego de la ducha me puse unos Jeans azules oscuros ajustados, unos botines cafe claro, un chaleco con cuello ancho burdeo, mi gorro gris y mi chaqueta militar.

-Vamos Ewoke, hora de pasear- el lobo me miro con esa mirada tan enternecedora que tenía, nos entendíamos con solo mirarnos, solo quería cuidarlo y entregarle la mejor vida que podría.

En la veterinaria el día anterior le había comprado un collar y una correa a Ewoke, pero el problema ahora era colocarle estas cosas para poder pasearlo.

-Vamos cachorrito, no te asustes, no te haré daño- el solo retrocedía y gemìa, e intentaba esconderse bajo las sillas del comedor- te prometo que si cooperas conmigo te compraré unas deliciosas galletas, se que debes tener hambre nene - le dije tiernamente.

Y al parecer Ewoke me entendió ya que de a poco comenzó a olfatear mi mano y su collar, cuando ya estuvo mucho más dócil suavemente pase su collar por su peludo cuellito canino y lo abroche sin que apretara demasiado. Enganche su correa y guarde algunas bolsas para recorger sus heces, por supuesto quería enseñarle que eramos limpios.

Cuando ya estuvimos listos me coloqué mi chaqueta militar, mi gorro gris y ambos salimos a recorrer las calles de New York en busqueda de alimento. Pasear con Ewoke era increíble, salir con él me relajaba mucho.

 Para mi peludo negro todo era nuevo, se acercaba tímidamente a olorosar los pequeños arboles que había en las veredas, los olores de los restaurants, lo único malo es que cuando veía a otro perro se detenía y no se helaba, todo su lomo se erizaba por el miedo, no estaba acostubmrado a sociabilizar con otros seres, pero de a poco intentaba entregarle seguridad, acariciarlo y decirle que yo estaba con él.

Solo mía pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora