Grace
Sam le rogó a tía Frida el poder ir con nosotros a comprar, estuvo unos veinte minutos pidiendo permiso para simplemente acompañarnos.
Al principio yo lo molestaba diciendo que él no podía salir o se enfermaría más de lo que ya está, Sean opinó lo mismo, y Sam nos obsequiaba miradas repletas de odio, y no fue hasta que yo le dije a mi tía que no dejaría que Sam se mojara o agitara o hiciera cualquier cosa que provocara que él esté en cama más días de lo necesario, que lo dejó salir con nosotros. El pequeño Sammy puso los ojos en blanco al escucharme decir eso, y ahí entendí el porqué quería venir con nosotros. Su propósito básicamente es mojarse, agitarse y hacer cualquier cosa para estar en cama más días. No le di mucha importancia, puesto que yo haría lo mismo si estuviera enferma.
—Será una linda tarde de primos —dijo Sam mientras yo miraba la ventana del autobús—. Por cierto, ¿a dónde vamos?
—Tu hermano me debe algo —respondo mirando la ventana.
Él se dirige hacia su hermano frunciendo el ceño. — ¿Otra vez? —golpea el hombro de Sean—. Acordamos no apostar con ella porque, de alguna forma, siempre gana.
Sean sonríe burlón y niega con la cabeza. —Fue otra cosa. Al parecer, el apoyo tiene un costo para Grace.
El menor de nosotros me ve con la frente todavía más arrugada de lo que ya estaba. Yo le lanzo una mirada de «no molestes» que él parece captar de inmediato, puesto que clava sus ojos al frente, en el camino, o eso creo yo.
Mañana viernes son las pruebas para todos los equipos del instituto, a mí eso no me importa mucho, pero tuve que investigarlo la semana pasada porque mi primo quiere entrar al equipo de baloncesto. Entonces, hoy él está muy nervioso. Básicamente esta salida es para que se le quite el pequeño ataque de ansiedad que eso le provoca. De todos modos yo iba a hacerlo salir de su casa aún si no me hubiera debido algo. Simplemente aproveché la oportunidad de obtener un libro nuevo. Cualquier persona que no lo conozca tanto como toda nuestra familia diría que se encuentra normal, pero es obvio que se siente nervioso.
En su antiguo instituto era uno de los mejores en su equipo, prácticamente era el sub-capitán, aunque no haya sido nombrado. Así que ahora sentía que no sería lo suficiente para el equipo de nuestro instituto, porque según él, no es nada a comparación de los de acá. Esta semana lo estuve animando, y mañana tendría que esperarlo mientras él da la prueba. Yo sé que quedará, no es por ser su familia ni nada, pero es genial jugando.
Me levanto de mi asiento siendo seguida por ambos chicos, y aprieto el botón para que el conductor se detenga. Una calle antes de la parada, ¿eso amerita una infracción? Por lo que veo, no hay ningún policía rondando en este sitio. No hay peligro alguno.
En definitiva, esta calle es mi favorita. Es mucho mejor que el centro comercial. Aquí puedes encontrar absolutamente todo, desde lugares de venta de comida, hasta un pequeño cine, y queda más cerca de casa que el centro comercial, y todo en una cuadra. Es increíble.
—Vamos —agito la mano eufóricamente hacia los chicos. Me encamino hasta la librería “La casa de la buena literatura”. Nombre original. Otro punto a favor para acá. Los hermanos gruñen provocando una sonrisa burlona en mi cara. Un nuevo libro sería espectacular, a pesar que me lo leeré en menos de tres días.
Grayson
Luego de ver la película, fuimos a un restaurante que, según Louisa, es único y digno para pasar por lo menos una vez en tu vida. Íbamos en mi coche y eran un poco más tarde de las 5:00 p.m., aún tenía tiempo para la tarea.
Entonces, aquí vamos, los chicos cantando como si de eso dependiera su vida y yo desesperandome por llegar al maldito lugar de una buena vez para que ellos se callen.
—Se los juro, ese restaurante sí vale la pena —la rubia muerde un pedazo de su chocolate mientras mira el camino a través de la ventana de mi coche negro.
—Mejor que sea así —Ryan me mira—. Porque Grayson está a punto de estallar de la paciencia. Mira su frente, está fruncida, y también tiene esa cara de máximo aburrimiento.
—A la izquierda —manda la rubia.
—Deja de analizarme —me dirijo a Ryan y giro a la izquierda como me lo indicó Louisa. Ella toca mi hombro, o mejor dicho lo golpea, y dice que me detenga. Estaciono en la orilla de la calle, y automáticamente todos abrimos las puertas y salimos.
Ya afuera suspiro con pesadez. Parece un buen lugar, de todo un poco, ¿saben? Incluso había una pequeña tienda de música, y de cómics, tal vez a Ryan le interese. Y se lo hago saber, llamo la atención de mi amigo y apunto hasta el local donde justo sale un chico con anteojos cargando una caja. El castaño sonríe como si hubiese ganado la lotería y asiente eufórico.
Observo todo a mi alrededor con mayor detenimiento y curiosidad, y me fijo en que un autobús se ha estacionado en una esquina de esta calle. La parada es hasta la próxima cuadra, pero le resto importancia cuando veo a las personas que se han bajado de éste.
En fila, bajan dos chicos y una chica. Todos tienen un parecido razonable, incluso desde lejos se nota. Y me doy cuenta que uno de ellos es el nuevo, Sean si mal no recuerdo. Pero no es él quien llama mi atención, sino la chica. Es muy linda, a pesar de que esté a más de diez metros. Los tres chicos tienen el cabello de un color castaño claro, y son muy blancos de piel.
Ella se queda parada unos instantes, para después caminar hacia una librería.
Linda chica.
[N/A]
Entré a estudiar el miércoles, genial, ¿verdad? :)

ESTÁS LEYENDO
Grace & Grayson
Ficção AdolescenteGrace era tímida. Grayson le hablaba a todo el mundo. Grace pasaba desapercibida. Grayson llamaba la atención. Grace tenía dinero. Su padre era empresario y su madre psicóloga. Grayson también tenía dinero. Su padre era un buen arquitecto y su mad...