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Grace

¿Y si Sean tiene problemas visuales? ¿Y si ya está tan loco que tiene alucinaciones? Seguramente es eso, porque no le hallo otra respuesta a esto.

Todos los que verdaderamente me conocen pueden decir que soy muy dramática, mi primo de seis años puede verificarlo y decir que efectivamente, dramatizo mucho. ¿Eso es demasiado? Sí, lo es; no tiene su uso de la razón a un cien por ciento y aún así dirá eso.

Recostada en mi cama, viendo el techo color crema y teniendo puesto el uniforme todavía es un gran logro. Normalmente entro a mi casa desabotonando la camisa blanca y quitándome mientras los zapatos para tirarlos y que caigan en algún lugar al azar de la sala. Y ahora ni siquiera he comido.

Mamá dijo que dejó lasagna hecha, sólo para que yo la calentara. Pero no tengo ni ganas de eso. Quiero descansar. Quiero dormir.

Y eso hice.

[...]

La pequeña siesta de veinte minutos que planeaba tener por la tarde, se convirtió en un descanso de cuatro horas.

¿Qué quiere decir? Que me desperté cerca de las ocho de la noche. Sin haber comido. Sin haber hecho los deberes. Sin lavar la ropa sucia.

Mamá me va a matar.

- ¡Grace! -oh oh. Restriego mis ojos, lanzando un enorme bostezo digno de una foto para después verla y luego reírme de mí misma.

Cielos. Ni siquiera me cambié el uniforme.

Dejo la cama a regañadientes, caminando con pesadez hasta la puerta blanca.

Llego a la sala, casi arrastrándome, pero llego. Ahí, parada mientras mueve su pie derecho y me mira con enojo puro, mi preciada madre está, al lado de mi padre, quien no es muy enojado, pero igualmente le da un poco de miedo mamá. Es decir, ¿a quién no? He de aclarar que mi progenitora y la persona que me crió con paciencia, es alguien con carácter. ¿La quieres contradecir? Qué mal, porque ella siempre encuentra la manera de darle vueltas al asunto y así ganar siempre, siempre, en la discusión o debate. ¿Cómo hace eso? No tengo la más mínima idea.

-Grace Taylor Russo Harris, creo recordar que ayer por la noche te dije que pusieras la ropa en la lavadora. ¡Y ni siquiera te has quitado tu uniforme del instituto! ¿Cómo es posible? Yo no te crié así, siempre te digo que tienes que ser responsable. ¡Eres una señorita, una casi adulta! Cuando yo ya no esté no quiero que pidas que yo estuviera. Porque juro que de alguna manera...

-Elizabeth, detente. Estás exagerando demasiado.

¿Después me preguntan de dónde saqué mi lado dramático? Pues ya tienen la respuesta.

- ¡No Mark! Algún día no vamos estar, ni tú, ni yo. Me preocupo por el bien de nuestra hija, tal vez si no fueras tan permisivo no...

-Mamá -la corto-, por una vez que haga eso no significa que a partir de hoy seré una irresponsable y malagradecida. Justo ahorita voy y me cambio al pijama. Dame eso -agarro su cartera y la pongo en la mesita frente al televisor-. Pondré la ropa en la lavadora, y luego en la secadora, ¿feliz?

Frunce el ceño.

-No quiero que esto se vuelva a repetir.

-Solo tengo dieciocho años.

- ¡Sí! Y después diecinueve, veinte, veinticinco, treinta, y cuando menos lo esperes, ¡estarás casada y embarazada de gemelos!

- ¡Beth!

-Bien. Ve a hacer lo que tienes que hacer -me da una mirada de «hazlo o ya verás» -. Haremos la cena.

Acato su order al pie de la letra. Dejo mi uniforme en el cesto, me cambio al short corto y camiseta holgada, separo la ropa blanca de la de color, y las meto en las lavadoras. Después del enorme proceso, quince minutos, dejo que las máquinas hagan lo suyo y voy camino a la cocina, a ver si puedo ayudarles en algo. Aunque por el olor que se siente desde mi habitación, puedo decir que lo que hace es spaghetti.

- ¿Hay algo en lo que pueda...? -abro los ojos horrorizada-. ¡Mamá! ¡Papá! ¡Qué asco por Dios!

Salgo prácticamente corriendo de la cocina.

Conclusión: es mala idea ayudar a las personas, sobre todo si son tus padres, es posible que los encuentres dándose cariño.

Grayson

Nunca me había sentido tan humillado en mi corta vida. Jamás pensé que mi mejor amigo me ganaría en mi videojuego favorito. Y ahora él me molestará con eso por, mínimo, una semana. Se lo dirá a todo ser que se le cruce en el camino, ya sea humano, animal, e incluso planta. Bueno, tal vez no sea tan así, pero sí que me va a hostigar con eso.

- ¡Le gané al "Gran e invencible" Grayson! ¡Já! Tengo mucho material para molestarte.

-Cállate. Solo fue porque ando distraído -trato de justificarme, a pesar de que sé que es en vano. Agarro un pedazo de pizza de una de las cajas que pedimos hace, más o menos, quince minutos. Y ya vamos por la segunda.

- ¿Esa distracción comienza con la letra G?

Hago los ojos pequeños, viéndolo con la peor mirada que puedo.

- ¿Tratas de decirme que mi distracción tiene que ver con gases?

-No te hagas. Te lel como la palma de mi mano. Te conozco desde jardín de niños. No me puedes mentir.

No lo estoy haciendo. Pensé. Porque esa es la verdad.

-No tengo la más mínima idea de qué estás hablando.

Pone los ojos en blanco y agarra otro pedazo de pizza. Examino minuciosamente la habitación de Ryan, buscando algo vergonzoso con lo que molestarlo como él lo hará conmigo. Nada. Excepto unas cartas que, supongo, son para su amada novia.

-Si buscan algo para hacerme quedar mal, te informo que no hay absolutamente nada. Soy un libro abierto, todos lo saben; me sorprende que tú no -limpia una lágrima falsa.

Sí lo sé, pero también sé que tiene secretos que ni la señora Matthews, la madre de Ryan, los sabe. A mi parecer, todos tenemos nuestros pequeños demonios, así como tenemos ese lado oscuro repleto de pensamientos egoístas.

Entonces una idea llega a mi mente repentinamente.

-Ryan, ¿cómo le pediste a Rachel salir contigo la primera vez? -él sonríe con malicia, a la vez que sus cejas hacen un baile ridículo.

- ¿Por qué quieres saber eso, pequeño? -detesto que me diga así. Pero solo por esta vez se la paso.

-Supongamos que me atrae la prima de Sean.

-No, no supongamos. Te atrae Grace, amigo mío.

-Sí, es una suposición. No lo estoy confirmando.

-Eso crees tú.

-Esa es la verdad.

-La verdad es que te atrae Grace Russo.

-No, yo estaba suponiendo.

-Es lo mismo.

-Por supuesto que no.

-Cooper, no empieces.

-Solo responde lo que pregunté -pongo los ojos en blanco.

Ryan suspira con pesadez. Y justo cuando planeaba responderme, la señora Lauren abre la puerta de la habitación de su hijo único, con una sonrisa amable.

-Cariño, Grayson, ¿podrían ayudarme con algo?

Después de eso no pudimos decir que no. Tuvimos que ayudarle a pintar la cerca que rodea la casa de los Matthews. Y no nos pagó.

[N/A]

Pido disculpas de antemano. Pero comprendan, estuve atareada:c

¡Feliz día de la Amistad y del amor/desamor/esa-cosa atrasado! :D

¿No aman las discusiones entre mi bebé y mi otro bebé (Grayson y Ryan)? Escribirlas son vida. c':

¡Hasta el martes! *tos tal vez tos*

Grace & GraysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora