Grayson
Diecisiete días. Diecisiete días desde la “gran” fiesta de los hermanos Russo. Diecisiete días en los que me dediqué únicamente a ver a Grace de lejos. ¿Suena muy acosador? Si es un sí, pues no me importa. Porque la verdad es que yo soy muy bueno con lo de disimular. Eso y el hecho de que ahora ella y su primo se sentaran en el almuerzo con nosotros, hizo de mi tarea algo mucho más fácil; aunque la mayoría del tiempo la más callada de entre todos sea ella. Y juro, por lo más importante de mi vida, que he tratado de sacar sus benditos ojos azules de mi cabeza, pero es imposible. Y justo hoy por la tarde tengo una cita.
Ahora bien, estoy volviendo a pensar en eso cuando se supone que tendría que prestar atención a la clase de la profesora Mason. Si sigo así de mal, terminaré por reprobar todas las materias, inclusive Arte, que es la más fácil.
Todos mis amigos más cercanos, que se reducen prácticamente a cuatro, siempre recalcan que yo soy muy gentil. A fin de cuentas, ¿eso es bueno o malo? No estoy muy seguro de la respuesta, a pesar de que cuando ellos me lo dicen parece como si estuviera haciendo todos los pecados capitales al mismo tiempo. Es decir, ¿es malo querer ser amable con el prójimo? Vamos, yo soy del tipo que siempre dice «no a la guerra y sí al amor». ¿Eso es acaso mal visto ante la sociedad? ¿Tan así está el mundo de hoy en día? ¿El hombre tiene que ser del tipo duro y la mujer la sumisa? Todo tiene un intermedio, y a mi parecer, soy un noventa por ciento del tiempo alegre y optimista, dispuesto a ayudar a quien necesite a alguien a su lado. Así como el chico puede ser el tierno y detallista de la relación, la chica puede ser la dura entre los dos. ¿O es que nadie no puede entender eso?
Y mientras me mantenía en mi mundo, no me di cuenta que la profesora estaba parada frente mi mesa, con la cara de diablo, tan roja y tan mala como el mismísimo demonio.
Pensándolo bien, ¿los profesores siempre nos tienen que ver como sus inferiores y personas sin un grado de madurez? Ellos pasaron por esto, y aquí lo recalcan siempre, pero ahora que tienen el mando y la última palabra, parecen que el dicho “ponte en los zapatos del otro” los repugna, y no desean cambiar de calzado.
—Señor Cooper, ¿podría decirnos en qué tanto pensaba, que tuve que repetir su nombre cinco veces para que hiciera caso?
Los artistas no hacen esto, ellos son almas libres, se expresan por medio de su talento. Pero quizás a algunos les importa más el dinero y no respetan lo que algunas personas mantienen como la forma de olvidar los problemas.
—Lo siento, señorita Mason. No volverá a pesar.
Mi vista logró captar que yo era el centro de atención. Y que incluso Grace tenía sus ojos puestos en mí. Así que todo lo filosófico del ambiente se disipó, dando paso a la alegría que habitualmente hay en mí.
Permanecí sonriente el resto de la clase. Y el resto del día también. Claro, en mi
“cita” con Jessie, otra de las animadoras, opté por permanecer feliz y no espantar a la chica.—Hola Grayson.
[...]
Sueño. Cansancio. Pereza. Y hambre, mucha hambre. Todo esto en lo que siento en estos momentos. ¿Alguna vez han estado tan cansado, que incluso les da flojera masticar la comida? Pues así estoy yo. Nunca pensé cansarme tanto con un entrenamiento, pero ese día sí llegó, y para ser más exactos, llegó un miércoles.
La salida con la porrista de ayer fue un completo asco. La chica resultó ser tan cabeza hueca como lo es de linda. Me sorprendió mucho que chillara tantas veces cuando se le acercaba un mosquito. ¿Es posible desesperarte a los cinco minutos? Respuesta: sí, es posible; porque justo cinco minutos de estar sentado junto a la morena, me harté y ya quería llegar a casa y hacer mis deberes. Es decir, ¿hacer los deberes? ¿Se dan cuenta cuán aburrido estaba que quería ser responsable? Hasta yo me sorprendí conmigo mismo por eso.
Esta semana ha sido muy difícil, puesto que es el primer juego de la temporada, en mi último año. Qué nostalgia. Voy a extrañar esto de entrenar una hora o más tres días a la semana.
A pesar que que el cansancio era mucho, y que mi cara estaba completamente sudada y que, posiblemente, yo olía a puerco, no fue todo tan duro. ¿Por qué? Simple, porque sabía que siempre en los entrenamientos, iba cierta chica a vernos practicar; o bien solo esperaba a su primo.
Y juro, por lo que más amo, que si Ryan hace otro mal chiste sobre eso, voy a darle una patada en donde más le duele; sí amigos, mi mejor amigo, mi casi hermano, desespera tanto que te hace querer callarlo con un golpe bien merecido.— ¡Mira! ¡Ahí está Grace! ¡El amor de tu vida!
—Cállate.
— ¡Grayson! ¡Tu futura novia está aquí!
—Cierra la boca.
— ¡Saluda a Grace, no seas mal...!
Estampé mi pie en su entrepierna.
Grace
Eso debió doler, ¿por qué Grayson le habrá pegado?
— ¿Viste eso? Hasta yo lo sentí. Rayos, me duelen los... —le di un golpe en el estómago, y se calló.
—No seas mal hablado —guiño un ojo, y Sean me mira mal mientras se va sobando hasta donde están sus compañeros. Siento que las gradas tiemblan, y por instinto, volteo a ver qué es lo que provocó tal movimiento.
Cody, uno de los chicos con los que me siento, ahora, en el almuerzo, venía caminando hacia donde estoy yo, a la vez que se arreglaba los anteojos con una sonrisa.
—Hola Grace -se queda parado frente a mí, en la grada de abajo. Traía consigo su mochila azul y llevaba un libro en sus manos.
¿Eso es acaso Besar a un Ángel? Oh por todos los cielos.
—Hola -sonrío amablemente—. ¿Te sentarás?
—Claro —quito mi bolso marrón, poniéndolo en mi regazo. Él se sienta a mi lado y se queda ahí, callado.
En definitiva, entre todos en la mesa del almuerzo, con él me llevo mejor, dejando a mi primo aparte. Y es que yo soy siempre la que menos habla, pero él se sienta a mi lado y me habla tranquilamente. Mientras todos gritan y parlotean sin cesar, él y yo susurrábamos hablando de nuestros gustos. Y vaya gustos los que tiene. ¡Le gusta leer! ¡Leyó a Poe y no por obligación!
Juro que casi escupía mi bebida al momento en que insultó a Ryan diciéndole mundano. Casi lloro de la emoción, sin exagerar.
Así que justo en el momento en que ambos volteamos a vernos, sonreímos e iniciamos una larga plática de todo un poco. Resulta que usa lentes desde los cinco años, que no le gustan los deportes, aunque sí verlos con su hermano menor de catorce años.
Y no me di cuenta que ya habían terminado los entrenamientos hasta que Sean llegó acompañado por el par de mejores amigos, Ryan y Grayson.
Por desgracia de la vida, nos tuvimos que despedir, haciéndolo prometer que leería cualquier libro que le recomendara.
Íbamos Sean y yo con paz y tranquilidad, en el autobús, él sudando como cerdo y yo viendo por la ventana.
—Grace, ¿recuerdas al chico de gafas que te mencioné? —hago memoria, y efectivamente, recordé el día en que me lo dijo. Asentí—. Ese chico es Cody.
[N/A]
WOW. Qué fuerte.
Siento mucho el retraso, pero es que ayer iba a a adelantar una actividad y entre medio de eso, escribir de a poco el capítulo para subirlo en la noche. Pero me dormí. Y en la noche estaba como loca recortando y pegando y escribiendo y estresándome para tener avanzado todo y terminarlo hoy (sábado 11). Y es que ya tenía la idea del capítulo, sólo faltaba escribirlo. Y lo siento:c
¿Qué opinan del capítulo? ¿Qué piensan de lo que dijo Sean sobre Cody? :o
¿Ya vieron la nueva portada?:D En lo personal, la adoro<3 (así como también adoro a la persona que la hizo<3)
Como siempre digo, espero que Wattpad no cambie los guiones:c
¡Hasta el martes! (tal vez:'v)

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Grace & Grayson
Teen FictionGrace era tímida. Grayson le hablaba a todo el mundo. Grace pasaba desapercibida. Grayson llamaba la atención. Grace tenía dinero. Su padre era empresario y su madre psicóloga. Grayson también tenía dinero. Su padre era un buen arquitecto y su mad...