Grace
«Hola:)»
Fue el mensaje que me cayó hace ya tres horas, que vi echada en el sillón de mi sala viendo una película. ¿“Hola”? ¿Qué clase de comienzo de una “conversación” es ese? Por Dios, si vieran mi chat con Melissa...
Y hablando de ella, fue la primera en mi lista para preguntar quién podría ser el autor del 'hola' con una carita sonriente. Recuerdo el «TENEMOS UNA EMERGENCIA» que envié, siendo contestada por un «¿QUIÉN SE MURIÓ?». Estas son amistades, no me vengan con otras cosas. Igualmente, la lista de sospechosos se reducía a:
- Cualquier bromista de mal gusto del instituto.
- Se equivocaron.
- Cualquier de los chicos se cambió de número y no le dijo a nadie.
Sin embargo, recapitulando los hechos, siendo acompañada por mi fiel amiga/detective, hemos deducido que existe la posibilidad de que cualquiera de los hermanos Brown podría ser. Aunque Laura no.... no mucho.
Así que, con los nervios elevados por la exageración del momento, envié otro mensaje a tal número de teléfono. «¿Quién eres?». Simple y claro, no hay punto en donde perderse.
Otra hora esperando, comiendo palomitas junto a Mel mientras aguardábamos una respuesta. Y hasta que por fin, contestaron con otro mensaje diciendo «Soy Will. ¿Quién más te escribiría, pequeña Grace?». Y las tantas plegarias que lancé al cielo, no fueron quizá muy bien escuchadas. En efecto, William Brown había vuelto para ocasionar el caos que tan atrás quedó. Y además, me ofendió con lo de 'quién más te escribiría'.
Mis padres llegaron justo cuando estaba por desahogarme con Melissa, insultando y maldiciendo al chico. Sí... Menos mal que no escucharon ni una mala palabra saliendo de mi boca.
Ellos invitaron cordialmente a Benson para cenar. Después de todo, es viernes, mañana lo único que hay que hacer es levantarse tarde luego de una semana con pruebas, alguna que otra ayuda en la casa y deberes. Aunque no cenamos en mi hogar, fuimos donde mis tíos a robarles cuatro platos de comida.
En ningún momento de la cena entre mi familia recordé, ni por poco, a Will. Fue hasta que me despedí de Mel a eso de las ocho y media de la noche, en mi cuarto viendo el techo, que me acordé que un pendiente tengo. Lancé una fila inmensa de preguntas, ansiando que el sujeto no hubiera apagado su móvil y así contestarme. Bien podría enfrentarlo, ir a su casa y hacer un escándalo; sin embargo, existe la pereza y el que no me guste pelear a gritos. Mis cuestionamientos eran desde cómo había conseguido mi número, hasta qué añoraba conseguir con eso. Y su respuesta fue un «ven a mi casa, el domingo a cenar, y te digo todo lo que quieras».
No iba a ir a su casa, sería una pérdida de tiempo y, además, peligroso. No es como si me fuese a hacer un daño físico, pero después de lo que pasó, no me siento tan segura estando a su lado. Y también tengo un compromiso enorme.
Bloqueado se quedó, por imbécil.
Al día siguiente, sábado, después de una larga noche de sueños y pesadillas, de hacer el desayuno, ordenar la sala y mi habitación, recordé lo que el domingo sucedería. La cena en la casa de Grayson era mucho peor que el asunto con William. ¿Y si al final, no le agrado a su padre? No soy perfecta, ni por cerca. Puede que los nervios coronen mi cuerpo y ya, ahí quedó todo. Ay no, ya me preocupé.
No había hablado con Grayson desde ayer por la tarde, cuando me despedí luego de que él me dejara humildemente frente a mi vivienda.
Escuché el llamado celestial. «¡Grace! ¡Ven a comer!», fue el provocador de la enorme sonrisa en mi horroroso rostro. Dejé mi teléfono con el juego en la pantalla, preparándome para al fin comer un poco de lasagna después de siglos.
Papá ponía cuatro platos en la mesa, algo que me pareció extraño. ¿Han adoptado a alguien y no me lo dijeron? Fue lo primero que pensé. Mi progenitora vio mi cara llena de dudas sin resolver, a lo que contestó:
—Viene Sean. Frida hizo pescado asado y sabes que él lo odia.
Diablos, chico.
Posteriormente, mi primo con cara de estúpido —más estúpida de la que de por sí ya trae— entró cinco minutos después, escribiendo en su teléfono y sonriendo como idiota. A la mente se me vino la conversación que tuve con mi mejor amiga hace un rato, en donde me dijo que mientras hablaba conmigo lo hacía también con Sean. Juro que si ellos dos no dan un paso más de ser amigos, voy a llorar.
El almuerzo transcurrió con normalidad. Luego de estar unos cuarenta y cinco minutos de mi día sentada con mi familia, me dirigí a mi pieza y así coger mi móvil, para luego irme a la sala. Un mensaje, esta vez sí era deseado, hizo que un grito de niña pequeña brotara de mi garganta. Sean seguía en mi casa, viendo televisión luciendo aburrido.
«Holaaaaaa» fue lo que me cayó hace unos cinco minutos, siendo Grayson el autor de dicho mensaje. Una charla de más de una hora resultó de esto.
Sabía que todavía tenía cosas que hacer, ya que mañana no deseaba quebrarme la cabeza pensando en que no me alcanzaría el tiempo por ir a la cena en la casa de los Cooper. Todavía está la ropa esperando a que yo la eche a la lavadora, luego la secadora porque con el clima frío y corta lluvias que últimamente hay, no se secan bien y apestan. La tarea de Biología que iba a hacer ayer la pospuse para ahora, y estoy pensando incluso en posponerla para mañana. Mi armario debe estar ordenado, sino me inquieto.
Así que, conociendo las consecuencias de seguir hablando con el chico rubio —que es, prácticamente, no hacer nada y luego enojarme conmigo misma—, me despedí a las tres y pico de la tarde de él, con sus bellas palabras preguntando de si en serio estoy dispuesta a llegar mañana domingo a su hogar y conocer a sus padres.
El 'adiós' final me dolió. Ya, tal vez exagero un poco. Entonces recordé lo que debía preguntarle e inmediatamente me insulté en mi mente.
— ¿Ya le dijiste si quiere ir a la hacienda después del veinticinco? —lancé el teléfono a la mesa frente al televisor, suspirando y negando.
—No, se me volvió a olvidar.
— ¿Te he dicho que a veces eres muy olvidadiza?
—Es gracioso que una canción que es rápida y con muchas estrofas no se me olvide, pero por casualidad, esto, los ejercicios de Matemáticas y todo lo que tenga que ver con Ciencias sí. Soy una completa torpe.
Asintió como si no existiese remedio alguno a lo que dije. Es cierto, así que decidí no reiterar contra él.
—Se lo dices mañana después de la cena.
—No digas la cena, como si fuera algo de otro mundo.
— ¿Juegas? ¡Mañana vas a conocer a tu su...! —pellizqué su brazo antes de que terminara aquella frase.
—No estoy para tus bromas —me levanté del sofá, preparada a hacer mis otras labores—. Si me disculpas, tengo que hacer muchas cosas. Adiós.
Dicho eso, fui directo a mi habitación a recoger la ropa sucia. Luego donde mis padres y después, al cuarto de lavandería. En cinco minutos ya la lavadora estaba en su función. Me limpié y fui a mi armario, tirando toda la ropa a mi cama. Y justo alcancé a ver un lindo vestido que me pareció justo para conocer el padre de Grayson.
Sonriendo, lo aparté despacio para que no se arrugara y seguí con mi trabajo.
Mañana sería un día... con muchas cosas.
[n/a]
Voy a hacer las festividades en octubre/noviembre. Sí que sí.
Grayson me encanta, nunca me voy a cansar de decirlo. También Sean. Y Ryan. Y Cody. Y... nah, Will no me cae tan bien¬¬
Siento mucho si no están las rayas, odio que Wattpad los cambie, como si a mí no me costara ponerlos:c
Luego los cambio, ya son las 10 y tengo sueño.Weno, bais<3
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Grace & Grayson
Novela JuvenilGrace era tímida. Grayson le hablaba a todo el mundo. Grace pasaba desapercibida. Grayson llamaba la atención. Grace tenía dinero. Su padre era empresario y su madre psicóloga. Grayson también tenía dinero. Su padre era un buen arquitecto y su mad...