Grace
Gracias Sean, en serio, muchas gracias por ser tan incompetente e idiota al no dejar que me sentara al lado derecho de la mesa. Y bien, ahora estaré sentada con Grayson por el resto del año, sí, tan así es la profesora. Hasta el final de los tiempos tendré que sentarme con el chico lindo y rubio que tiene fama de genial. No lo niego, él es prácticamente lo que la palabra «genial» puede atribuir a una persona.
Dejo mi cuerpo echado en el sofá frente al televisor, encendido, con una película de la que ni recuerdo el nombre. Con el boul de palomitas de maíz y un poco de refresco del frigorífico, mi tarde está bien planeada. Los deberes están hechos. Los quehaceres ya están cumplidos. Y lo único que podría hacer de más es hacerme la supuesta merienda que siempre como. Lejos de la fruta que suelo comer, lleno mi boca de maíz procesado, dejando después unos pocos pedazos entre mis dientes.
Escucho tocar la puerta de entrada, y hago una mueca de fastidio extremo al oír el «¡Grace!» de Sam. Levanto mi anatomía del mueble y me encamino hasta la puerta y la abro.
— ¿Qué quieres?
Nunca quise salir de mi casa, mucho menos cuando hace mucho calor y me estreso rápido. No me quedó de otra que traer un vestido y afrontar la idea de que tal vez se me vean la pantaleta cuando una ráfaga de viento venga.
Excelente, Grace. Sigue siendo así positiva por toda tu vida.
Tía Frida iba hablando con tío Josh, el hermano de papá, por teléfono. Los Russo hacían unas apariciones estelares dignas de grabar, pero lastimosamente no somos estrellas de Hollywood; de ser así mi vida sería menos monótona.
El plan que había elaborado con tanto anhelo después de llegar del instituto a mi casa era simple; descansar toda la tarde antes de que el período de exámenes comenzara. Pero como todo en la vida, tuvieron que entrometerse ciertas personas a arruinar mi tiempo de relajación. Y ahora tenía que caminar cuando lo que quería hacer era pasar acostada.
¿Y todo por qué? Por pasar tiempo entre familia. Aún cuando faltaban mis padres, tíos y abuelos. Voy a replantearme el ser amistosa con mis seres queridos, se aprovechan mucho de mi nobleza ante ellos.
Después de media hora de camino al restaurante, otros cinco minutos esperando la comida, casi una hora en comer y hablar, treinta minutos de vuelta a casa, anexando diez más del tráfico; yo quería descansar más que nunca.
Si los veo todos los días, ¿cuál es el afán de hacer una reunión especial cuando incluso faltaban miembros? En dos semanas iremos a la finca, ahí hubiéramos hecho todo. Pero claro que no, no podían esperar.
De nuevo en mi casa dejo mi cuerpo en mi cama, con los zapatos esparcidos en quién-sabe-dónde y probablemente con una buena vista de mi pantaleta rosa. Pero estoy sola en casa, así que lo único que podría verme así sería el fantasma inexistente que habita aquí.
Toma esa, papá, no me tragué el cuento del fantasma cuando no quería dormir de pequeña.
Sonrío ante mi absurdo chiste. Reconozco que nunca fui buena para los chistes, o no daban gracia o eran tan buenos que lo tenía que contar entre risas, para que al final nadie entendiera los balbuceos de la joven Grace.
Me levanto de la cómoda posición en mi cama para empezar a cambiarme por mi atuendo normal de ir en casa. Pantalón holgado y camiseta holgada sin zapatos, ideal.
Y otra vez, mi nuevo plan de relajación fue estorbado por un mensaje de número desconocido en mi teléfono.
«¿Quisieras salir conmigo?:)»
Grayson
Nunca en mi vida me sentí tan realizado. Robarle el número de Grace a Cody ha sido quizás lo más emocionante en mi semana. Enviarle ese mensaje, con el corazón casi saliéndose de mi pecho y con mis manos temblando cual persona sin abrigo en invierno, es el beneficio, o tal vez no tanto, de mi escabullida por el teléfono de mi amigo. También descubrí que tiene muchos libros ilegales en sus archivos. Y tan inocente que se ve el chico.
Al enviar esas tres palabras no pude pedir otra cosa más que un «¿quién eres y qué quieres?» con una perfecta ortografía que elevó mi atracción hacia la ojiazul.
Sólo bastó un «soy Grayson» para que ella entrara en confianza y me preguntara hasta cómo me iba en la vida. Así que le respondí que estaba bien y le pregunté cómo iba su día. Y contestó que se encontraba bien también. La mejor conversación que leerán en sus vidas. No, es mentira, esas cosas no me pasarán nunca en la vida. Ella sólo contestó un «Ah, hola Grayson:)», que fue la cantidad justa para bajarme los ánimos y retractarme a la fabulosa idea de invitarla a comer o algo. Lo más cliché que puede existir.
Así que, con la dignidad por los suelos, decidí decirle que me había equivocado de número, que me disculpara y que yo soy un tonto.
[...]
No había excusa alguna para justificar mi ausencia al día siguiente, peor aún cuando fue mi mejor amigo el encargado de interrogarme acerca del porqué andaba más distraído que nunca en las clases, incluso en la mesa del almuerzo. Y le conté. Y luego él le contó a Rachel. Y ella gritó emocionada a través del aparato que Ryan usaba entre sus manos. Pero después ambos me riñeron cuando les mencioné exactamente lo que le dije a Grace posterior de que ella, un poco forzada, me respondiera eso.
A veces pienso que yo soy como una chica. Es decir, está bien que me guste el tema de la igualdad de género y las injusticias que conlleva aquello. Pero, de acuerdo a las experiencias mías y de algunas de mis amigas, e igualmente de algunos libros y películas, mi posición en una relación se inclina más hacia ser la chica, sumisa y muy encantadora de cara bonita, fiable y con un genial sentido del humor. Y he de aclarar que no promuevo ningún estereotipo. Pero vamos, ¿es malo? Tal vez para algunos sí, quizás para otros no, y sinceramente yo todavía no sé cómo sentirme o ser al respecto.
Dejo a Ryan salir de mi coche aún con el teléfono móvil en mano, mientras se despide y cierra la puerta del vehículo. Arranco de nuevo el coche con la intención de irme a mi hogar y así poder hacer mis cosas —como descansar, jugar y comer—. Pero una idea, arriesgada o maravillosa, se planta en mi cabeza.
¿Qué pasaría si llego de improvisto a la casa de Grace?
Que me cierre la puerta en mi hermosa cara.
Que piense que estoy loco.
Que grite desde adentro “¡No hay nadie!”
Que no me abra.
Que no esté.
¿Vale la pena arriesgarse por algo así?
Respuesta: Sí.
[N/A]
Gracias al señor, salí bien en los exámenes —gracias a la copia... Nah, mentira... ¿o sí? :0— y tuve el mejor promedio :D —bájate de la nube—.
Les comento que ayer terminé de leer una historia, y ahora lastimosamente ando con Depresión-Post-Final. Sí, así de triste es mi vida.
En otras noticias... ¡FELIZ DÍA DE LA MUJER! :D <3
Ahora, ¡hasta el viernes!
Grace (Keely King) en multimedia.
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Grace & Grayson
Teen FictionGrace era tímida. Grayson le hablaba a todo el mundo. Grace pasaba desapercibida. Grayson llamaba la atención. Grace tenía dinero. Su padre era empresario y su madre psicóloga. Grayson también tenía dinero. Su padre era un buen arquitecto y su mad...