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Grayson

Claramente la vida es una maldita que siempre busca el odio de las personas, porque en un momento te deja en la alto de la colina, te hace creer que puedes lograr todo lo que te propongas; pero luego te pone una piedra y te hace tropezar, te golpeas, te duele.

Cuando fui a dejar a Grace a su casa, sus padres y sus tíos estaban afuera de sus respectivas casas, con maletas, metiéndolas a los coches. Todos parecían preocupados, y eso provocó que la chica al lado mío saliera corriendo hacia su madre en busca de respuestas a las dudas planteadas con anterioridad. Yo me encontraba parado en medio de todos los que corrían desesperados, gritando el porqué no se apuraban los demás.

Me sorprendió ver al maestro Nicholas entre ese aparente desastre, él se veía como el cerebro en eso, calmaba a todos cuando, supongo yo, él estaba igual. Simplemente vio mi rostro y se acercó donde estaba.

—Grayson, ¿qué haces aquí? —tenía fruncido el ceño. Tal vez estaba confundido, o enojado, quién sabe.

—Y-yo acabo d-de traer a Grace —los problemas no eran míos, pero aún así la voz me temblaba. Odiaba ver tantas personas en un estado de agobio.

Vamos Grayson, no lo hagas.

—Descuida, no pasa nada —un suspiro de melancolía fue lo suficiente para preocuparme más —. Eh... ¡Grace!, ella te explicará todo, o Sean, alguno de ellos, pero luego; ahora vete a tu casa y descansa. Es sábado, no lo olvides.

—Pero Grace se mira mal, quiero hacerle compañía —la apunté. Estaba con la boca abierta y los ojos llorosos, incluso temblaba. No me gustaba verla así, no me gustaba ver así a nadie.

El profesor sólo gruñó, se rascó el cuello, y me dio el permiso de ir donde la muchacha.

No sé qué clase de relación tenga él con su familia, pero debe ser una muy buena para irse con ellos y para querer proteger a Grace.

Fui casi corriendo donde ella, y sin pensarlo, la abracé. Y ella me correspondió con fuerza, puso su cabeza en mi pecho y estuvimos así un buen rato.

Entramos a su casa siendo seguidos por Sean y su hermano menor, Sam. Ahí explicaron, o trataron de hacerlo, lo que estaba pasando.

El abuelo de ellos tuvo un paro cardíaco, justamente bajando las escaleras de su casa en la finca que tienen. Les avisó su abuela. Ellos no sabían si era grave o no, pero se escuchaba mal.

Es decir, si hubiera conocido a mis abuelos y les hubiese ocurrido eso, yo no estaría muy bien con la noticia.

Pero al menos Grace se había calmado un poco, puesto que sus primos tenían un tipo de magia que hizo que ella dejara de temblar y respirar con dificultad. Luego le dieron agua, y hasta ahí llegó todo.

Entonces le hice jugar a Sean en que protegería a Grace, y también a Sam, y también que él estaría bien. Lo prometió, y me fui a casa.

Mi bienvenida fueron mis padres discutiendo.

[...]

El lunes fui con menos ganas al instituto. La enfermedad se había curado hace unos cinco días, pero aún así sentía el cuerpo pesado. El sueño era tan fuerte que hasta me salté un semáforo en rojo, Ryan me preguntó qué demonios me pasaba, me jaló del cabello, y me insultó un par de veces por querer atentar contra su vida.

No lo culpaba por comportarse así, porque no él sabía la gravedad que yo le puse a mis problemas.

Al llegar busqué incansablemente a la ojiazul, mas sólo di con su mejor amiga.

Grace & GraysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora