Capitulo 4: Buscando un destino

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Volví a mi casa y cogí mi guitarra, sabía que ella adoraba que le cantase así que decidí que mi despedida tenía que ser a lo grande y como a ella le hubiese gustado.

Pase por una floristería a la vuelta de mi casa y le compre unas violetas muy bonitas, parecían llenas de vida al igual que ella cuando estaba como una flor, ya que en los últimos tiempos y como mi hermano bien me había dicho mi madre tenía la mirada muy apagada.

Llegue al hospital y Marina, Silvia y Raúl aún estaban ahí, ninguno de los tres quería moverse de allí para nada por si algo cambiaba aunque en el fondo todos sabíamos que no sería así.

El gesto de su cara al verme aparecer con las violetas y la guitarra a la espalda fue de sorpresa total, no se lo esperaban para nada, pero yo se que ella lo hubiera querido así.

Entré a la habitación y ella seguía exactamente como estaba cuando nos habíamos ido, los aparatos seguían haciendo ruidos y marcando constantes de las cuales no sabía leer ninguna pero no mostraba ningún cambio.

Saqué de mi mochila una vela y la encendí poniéndola en la mesa que había al lado de su cama, le puse las violetas a su lado y desenfundé la guitarra y sentándome en la silla que había a su lado comencé a tocar algunos acordes.

Me aclaré la voz y poco a poco comencé a tocar la canción que ese día quería dedicarle, mi voz salía muy bajito y muy despacio y lento pero firme cogí el impulso para cantarle como ella se lo merecía.

Le canté la canción Justo ahora de Georgina, aunque al final de la canción todo lo que salía de mi era una voz rota y cortada inundada por las lágrimas. 

No quería ver como acabaría todo, así que acabé de tocar y soplé la vela, a ella le encantaba ese olor de la vela recién apagada, deje las flores donde estaban y guarde mi guitarra poniéndomela al hombro y dirigiéndome a donde estaban los demás.

-Ya está, dije seria

- Que quieres que hagamos? Preguntó Marina

-Creo que lo mejor es que nos vayamos todos a cenar y ya llamamos a una empresa para que se encargue de todo, mi madre quería que la incinerasen y la arrojemos al mar y así lo haremos, por lo que no hay que preocuparse por funerales y cosas por el estilo.

Ella quería que cuando ella descansase en paz nosotros también lo hagamos por eso no quería cosas rebuscadas y porque era de las que creía que un cuerpo enterrado era una tontería.

Pedimos pizzas y nos quedamos en mi casa, acordamos que Marina y Silvia se quedarían a dormir.

Después de cenar las chicas querían irse a dormir porque entre el viaje y el día que habíamos pasado estaban muy cansadas, por lo que les deje mi habitación para que durmiesen allí.

Raúl y yo nos quedamos hablando mientras comíamos algo de chocolate mirando la tele.

- Nicky creo que ahora más que nunca deberías aceptar esa beca.

-Otra vez ese tema?

-Vamos a ver solo piénsalo, todo lo que te ataba a aquí era mamá y ahora ella esta en un sitio mejor, dime que es lo que te sigue frenando para que no puedas ser libre, feliz y poder hacer tu vida?

-Tú, tu eres de la poca familia que tengo, ya sabes todo lo que hay con papá y él ahora tiene otra vida aunque quiera aparentar que sigue siendo el mismo. 

-Por dios Nicoletta no digas bobadas! Yo soy joven, estudio y trabajo, nos podemos ver siempre que quieras, puedes venir tu o ir yo a donde estés, si me quieres de verdad aprovecha esta oportunidad, aunque sea hazlo por mamá que te hubiera querido ver feliz, estoy seguro.

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