Capitulo 40: adios tecnología

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Niall se había levantado pronto, cuando desperté no estaba en la cama.

-Niall, grité. Nadie contestó.

Me quedé observando lo bonita que quedaba aquella pequeña casa iluminada por la luz de sol que daba de pleno, unas vistas fantasticas.

Toda la casa olía a café, pero Niall parecía no estar en ella.

Me estiré todo lo que pude, mis piernas y mis brazos estaba rigidos, me acurruqué, me apetecía dormir un rato más pero no conseguía hacerlo, estaba muy a gusto en la cama, pero la curiosidad de donde se encontraba Niall podía conmigo.

Oí la puerta, lo vi pasar, estaba ahi, con una camiseta de tirantes y unos pantalones grises de chandal, guapisimo como siempre.

A los pocos minutos apareció junto a la cama y una bandeja, traía café, tostadas y un poco de todo para los dos.

- Buenos días princesa, espero que tengas hambre porque te he preparado un gran desayuno, me dijo casi susurrando.

Despejé mis ojos, la escena era perfecta, nuestra cama estaba deshecha y yo envuelta en las suaves sábanas, él sentado a mi lado esperando mi reacción la cual tardó unos instantes, el sueño no me dejaba reaccionar, creía que seguía soñando.

NIall me daba tostadas en la boca, mientras yo embobada miraba a ninguna parte.

-Come, que no me comes nada, me decía.

-Niall acabó de despertarme, como pretendes que me coma un camión?

-Tienes que estar fuerte, hoy nos espera un largo día, lleno de sorpresas y cosas que te he preparado, no puedes quedarte a medio camino.

-Medio camino? dime que no vamos a recorrer el mundo andando, le dije aterrada.

-El mundo entero no, pero quizás la mitad.

Arrugué mis labios.

-Tranquila no te he traido aquí para hacerte sufrir.

-Ya veo ya... Ël comenzó a reirse.

Nos vestimos y nos fuimos. NIall había cogido mi mano, era la primera vez que lo hacía, estabamos completamente sólos unicamente acompañados de la naturaleza que nos rodeaba.

Toda la casa estaba rodeados de caminos de piedras que mancaban sendas, Niall parecía conocer cada una de ellas a la perfección, parecía decidido andando, la verdad que no me resultaba cansado caminar todo lo que caminamos en su compañia y con sus tonterías todo el tiempo, ibamos haciendo fotos de los hermosos paisajes y cada flor bonita que Niall veía la cogía pero no me la daba.

-Vas a regalarle flores a tu novia? le pregunté picarona.

-No, no son para ti, pero ya verás para que son, me contestó.

-Yo no soy tu novia, más quisieras, le contesté riendo.

-Más quisieras tu ser la mía, me contestó corriendo hacia mi, haciendo que ambos fuesemos al suelo.

-Ahhhh! me has hecho daño, grité y al instante se apartó.

-Estas bien? preguntó asustado.

-Jajajaja te lo has creido!, dije burlándome de él.

-Pero si tienes sangre, dijo señalando mi rodilla.

-Pues no lo había notado, de todas formas no me duele.

Me ayudo a levantarme y pretendía llevarme como los novios recién casados, cosa que no le permití, estaba perfectamente, sólo era un rasguño que ni sentí.

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