Capitulo 42: De compras

14 0 0
                                    

MI móvil había quedado totalmente bloqueado, la recepción masiva de información estaba haciendo que me resultase imposible hacer nada con él.

Miles de llamadas eran de Luna y un número desconocido, lo primero que pensé es que podían ser de Patrick y definitivamente no me equivocaba.

-Luna, que pasa? El teléfono no llegó practicamente a sonar.

-NIcky, joder donde te has metido? Necesitabamos ponernos en contacto contigo, ni tu ni Niall tenías los móviles conectados y no contestabais en casa.

- Lo siento, dije mientras el sentimiento de culpabilidad me inundaba por completo.

-Han intentado robar, o lo han hecho, no lo sabemos, nos han dejado toda la casa revuelta, estamos intentando poner orden, pero es que han destrozado todo.

-No me jodas, quieres que vaya?

-No, no tiene sentido que vengas, Patrick se esta encargando de todo.

-Estáis bien? os han hecho algo?

-No, pero creo que se quien puede ser, ahora no puedo hablar.

-Shane?

-Si, contestó Luna al instante. Las cerraduras no estan forzadas y casualmente él estaba escuchando música en su habitación, en teoria era el único despierto pero dice que no escucho nada.

- Lo sabia!, Luna él tiene algo que ver.

-Bueno, no te preocupes, lo importante es que estamos bien, si falta algo te lo haremos saber, por cierto no te asustes pero tu habitación ha sido la que peor parada ha salido, han roto tu guitarra, lo único que estaba intacto era León y su casita.

- Vale, dije reforzando mi corazón, eso me había sentado más que mal, habían tocado algo de las cosas que más quería en el mundo, mi guitarra. Incluso en Londres me resultaba raro tocar con guitarras que no eran mías, pero en el espectaculo de los chicos no había cabida para una guitarra como la mía, ellos utilizaban guitarras mucho mejores.

Colgué el teléfono y la tristeza se apoderó de mi, pensamientos de culpabilidad.

-Debía haberla dejado en el hospital, me decía todo el tiempo.

Una foto llegó a mi móvil, era la foto de mi habitación, todo lo que podía ver era mi guitarra hecha trozos de madera destrozados sobre mi cama, cristales y desorden.

-Niall, grité ahogada en mi propia voz.

-Que necesitas princesa mia? dijo ya vestido.

- Mi guitarra... dije mirándo a ninguna parte.

- Vamos a por ella?

Negué con la cabeza, enseñándole mi móvil.

-Que ha pasado?

-Han estado en mi casa de Oxford, lo han destrozado todo.

Se acercó y me abrazó, me sentía cuidada y protegida pero mi guitarra no volvería.

Después de unos minutos de contacto Niall se separó de mi, unas pocas lagrimas recorrían su cara.

-Porque lloras?

-Se lo que signfica una guitarra para un músico, no te preocupes que aquí tienes mucho mejores aunque sé que no te consuela, lo solucionaremos vale?

Volvimos a abrazarnos, me sentía a salvo entre sus brazos.

-Lo demás como esta en la casa? me preguntó preocupado.

-Igual que mi habitación, aunque Luna dice que mi habitación es lo que peor ha quedado, ellos estan bien.

-Mira, vamos a hacer una cosa, vamos a preparar las maletas, porque luego de los conciertos en Londres nos iremos, ahora nos vamos de compras y así nos distraemos, te parece bien?

- Yo no tengo mucho dinero, al menos no hasta que cobre.

- Tu eres mi princesa, yo invito, no te preocupes.

La idea no me hacía mucha gracia, pero accedí, sabía que si me quedaba allí el mundo se me caería encima.

Salimos por la puerta más que rápido, ni siquiera cogimos el coche, estabamos cerca del centro, pero ibamos con seguridad y menos mal, porque a las pocas calles de salir de casa de Niall las fans empezaron a acercarse.

La seguridad se encargo de que mantuviesen distancia de nosotros, pero eran demasiados.

Niall me cogió la mano, era la primera vez que lo hacía en público y sabiendo que tanta gente nos estaba mirando, pude ver fotografos en la acerca de enfrente haciéndono fotos, ya nada era un secreto, al menos para la gente en general, para mi seguían habiendo muchos, bajo mi punto de vista Niall y yo no eramos nada más que amigos con derechos.

NIall firmó unos cuantos autógrafos y se sacó fotos con fans, sin soltar mi mano, la apretaba de vez en cuanto haciéndome saber que sabía que yo seguía ahi.

Nos metimos en cuanto pudimos en tiendas de ropa, NIall no se probaba nada de lo que compraba pero insistía en que yo si lo hiciera.

Podremos habernos tirado unos tres cuartos de hora en cada  tienda, a Niall le parecía divertido verme probarme cosas aunque fuesen horribles, para él todo me quedaba genial, no me permitía cargar las bolsas, él tampoco cargaba nada, uno de los chicos de seguridad lo hacía.

Era algo que me preocupaba porque en el caso de que ocurriese algo, con las bolsas en las manos no podría proteger mucho con las bolsas en la mano, a menos que se ponga a repartir bolsazos a todo el mundo.

Nos habíamos comprado de todo, Niall llevaba al menos 8 pares de zapatos, de todo tipo, un montón de camisetas de tirantes, algunos pantalones, cosas que no se para que compró, pero parecían más bien regalos, entre ellos un reloj que seguro que valía más de lo que yo podía cobrar en un mes trabajando en el hospital.

Parecía que nuestra tarde de compras había llegado a su fin, Niall se detuvo en mitad de la calle posándose frente a mi.

-No aceptaré un no por respuesta, tienes que hacerme caso y dejarte cuidar, lo necesitas y no quiero verte sufrir, te mereces todo lo que yo puedo darte y mucho más ya te lo he dicho, así que espero que no me defraudes.

Iba a pedirme que saliese con él en mitad de la calle? De que hablaba?

Cuando me dí la vuelta, estabamos en la puerta de una gran casa de música.

Definitivamente Niall sabía que me negaría a que me comprase una guitarra nueva, pero no tenía opción.

Habían tantas que no podía elegir, Niall probaba algunas, me recomendaba otras, era algo muy díficil, Dan tendría que estar allí también para recomendarme, pero sabía que si lo llamaba Niall me mataría.

Decidí cambiar un poco de estilo, quizás algo que pudiese tocar en los conciertos ,para sentirme segura y tranquila.

Él quería que tuviese una guitarra roja porque era mi color favorito, así que así la escogí.

No pude dejar de darle las gracias por todo lo que había comprado y decirle que no hacía falta a él no le bastaba, me respondía continuamente que para mi nada era suficiente.

Seguridad trajo un coche hasta nosotros, eran demasiadas las cosas que habíamos comprado, ahora tocaba ir a casa y hacer las maletas, el día siguiente sería demasiado emocionante como para estar cansados.

Vivir intentandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora