Capitulo 3: Feliz cumpleaños con adiós.

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Cogí un montón de folios y empecé a escribir todo lo que estaba pasándome, todo lo que pasaba por dentro de mi, todo lo que mis ojos escondían y no era capaz de decir a nadie.

Todas mis dudas, todas las cosas que pasaban por mi cabeza, eran miles de cosas, millones de sentimientos contradiciéndose entre si, mi mente decía que merecía ser libre volar, me merecía ser feliz y llevar mi vida como cualquier persona normal, pero mi madre me tenía “atada” no podía dejarla, al menos no en el estado en el que se encontraba, si le pasara algo y yo estuviese tan lejos como en otro país no podría perdonarme.

Mis amigas notaban mi distanciamiento, me resultaba imposible no pensar en lo que pasaría después de que acabase de estudiar, en mi futuro, me esperaba cuidar de mi madre hasta el fin de sus días? Algún día podría sentirme libre como para poder hacer mi vida egoístamente?

Mi mano escribía a toda velocidad, mis pensamientos iban demasiado rápido, me daba igual mi letra, sentía el impulso de escribir desesperadamente y así soltar todo lo que llevaba dentro. 

Me moría por empezar una nueva vida, lejos, mi propia vida. 

Pasaba los folios como nada, todo eran letras, era lo que necesitaba el desahogo, el valor de decir todo lo que nunca había dicho, estuve mucho tiempo yendo al un psicólogo que de poco me ayudaba, hacía que hablara sobre mis cosas pero nunca llegue a sacar lo que verdaderamente tenía dentro, cosas que jamás tuve ocasión de contar a nadie, cosas que habíamos vivido en mi y en mi corazón y habían permanecido ahí desde que ocurrieron. 

Cogí el montón de hojas escritas de punta a punta en un boli azul muy típico y con las letra marcadas a fuego y las puse todas en una gran lata que tenía, cogí un mechero y deje que el fuego consumiese mis emociones, todo lo que en mi vida había guardado, vi mi dolor desvanecerse perdido entre las llamas, como se consumía poco a poco mientras no podía evitar llorar al ver que podía sentirme más libre, más descansada pero mis dilemas seguían estando ahí. 

Los demás días de la semana no acudí a clase en absoluta, a excepción de el jueves que fue cunado presenté el proyecto, que como me había propuesto me salió genial. 

Esa misma tarde empecé a preparar las cosas para mudarme, aún tenía una semana para dejar el piso pero quería hacer las cosas con tiempo, solitaria pase la tarde tirando cosas, empaquetando unas cuantas otras, doblando ropa, recordando miles de momento que había pasado en esos 3 años y todos los secretos que aquellas paredes escondían.

El viernes llegó y seguí recogiendo cosas aunque estaba melancólica porque me daba muchísima pena tener que irme del sitio que los últimos tres años había sido mi hogar , intentaba mantener mi ánimo lo más intocable que pude ya que tal y como había prometido me tocaba volver a casa y no podía dejar que nadie notara lo que llevaba por dentro. 

Después de comer cogí el tren y me esperaban varias largas horas de viaje en las que me puse mis cascos y pude sentir como flotaba mientras mis chicos sonaban en mis orejas, Taken fue lo primero que sonó en el modo aleatorio, parecía el destino, las bandas sonoras de mi vida, por alguna razón el mundo había dejado que sus canciones me guiaran y me ayudaran siempre.

Me quede dormida hasta que la alarma de parada y la voz de fin de trayecto me despertaron, mierda ya había llegado era la última parada, cogí mi maleta, dos bolsas que llevaba y mi mochila verde de la cual no me separaba jamás en el mundo y me bajé del tren, cogí un taxi y contaba los segundos atrás hasta poder llegar y ver a la gente que quería.

Cuando abrí la puerta todo estaba en silencio, apenas se sentía un murmuro los últimos rayos de sol se dejaban ver tras la ventana del salón, deje mis cosas en mi habitación que parecía muy fría ya que estaba prácticamente vacía ya que mis cosas estaban en mi piso y me puse en busca de los demás.

Vivir intentandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora