Capitulo 54: Elba

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Iban llegando poco a poco y parecían tan normales como siempre, aún no se habían percatado de mi presencia, sabía que unos acordes llamarían la atención.

Ahora se acercaban de prisa, nerviosos  y contentos de verme, había alguno nuevo que no entendía mucho lo que estaba pasando pero la curiosidad acabo acercándolos también.

Acordes lentos salían de mis manos, Diana era la canción de la ocasión.

Tommy permanecía de pie con la boca tapada junto a Tasha me miraba con sus grandes ojos brillantes emocionados de volverme a ver.

En ocasiones se me cortaba la voz, incluso yo me sentía emocionada de estar allí, parecían que los viejos tiempos habían vuelto, pero no, sólo era una situación puntual, creándome sensaciones fuertes como la vida misma.

La canción fueron dos segundos para mi y por sus gestos al acabar parecía que para los niños también.

Tommy y Tasha fueron los primeros en acercarse a mi, me bañaron en un abrazo vivo y cálido como pocos.

-Sabía que volverías, dijo Tasha.

- Nicky, dijo Tommy

-Eh me alegro de que sigas hablando, le comenté a Tommy aunque él negaba con la cabeza. No iba a dejaros tirados nunca Tasha, nunca.

-Tommy no habla, tan sólo hace ruidos y te nombra en cuanto puede, me explicó Tasha y ví que todo el proceso volvía a comenzar con él.

-Bueno, algo es, como estáis pequeños?

-Mas o menos, la verdad es que desde que Vicky no esta, esto es muy extraño y aburrido y tu también te has ido, pasamos las tardes estudiando.

-Estaréis aprobando todo verdad?, dije a modo de madre.

Tommy movía su cabeza en movimientos acelerados afirmando.

En ese momento una niña pequeña se acercó a mi lado y estiró de mi chaqueta.

Al girarme vi a una pequeña rubia, con ojitos verdes, apenas era de mi altura sentada en una pequeña silla para niños.

Su rostro portaba una una expresión ya conocida en mi, era su recuerdo, o quizás alguna coincidencia, pero juraría que se parecía a Vicky.

-Dime, le contesté.

-Puedes cantar little things? Me preguntó casi susurrando.

-Claro que si, le contesté. Ordené que se sienten cada uno en su sitio y procedí a cumplir el deseo de la pequeña niña.

La canción era algo automático, salía de mi voz y de mis manos como respirar, sin pensarlo, pero en mi cabeza recorrían grandes recuerdos como cuando canté junto a los chicos esa misma canción, en ese mismo salón…

Decidí dejar la guitarra al acabar la canción, estaba siendo demasiado emotivo para mi y no quería derrumbarme delante de todos los niños.

Algunos tenían tratamiento así que los acompañé.

A la vuelta, quería hablar con Tommy, no sabía cuando podría volver a verlos así que era mi momento para intentar ayudarlo.

Sentía el móvil vibrar en el bolsillo de mi bata para variar, pero no podía cogerlo, no era el momento.

Al entrar a la sala para buscar a Tommy no pude evitar fijarme en la niña que me había pedido la última canción. Estaba sentada sola, en una silla junto a la ventana, mirando al exterior, era lo único que parecía hacer.

Cogí a Tommy y lo senté sobre mis rodillas.

-Tommy…

-Nicky, fue su respuesta, algo bastante lógico.

 Creí que la terapia sentimental ayudaría.

-Como estas? Echas mucho de menos a Vicky? Él asintió con la cabeza.

-Y que haces cuando te acuerdas de ella? Instintivamente se giró para coger su libreta. Yo no se lo permití, lo volví a girar hacia mi.

Comencé a cantar y él me miraba sorprendido sin entender porque lo hacia. Miró sus manos y luego comenzó a mover su boca al mismo tiempo que la mía, pero sin emitir ningún sonido.

-Yo se que tu puedes Tommy.

Seguía moviendo la boca sin articular nada.

-Hazlo por Vicky a ella le encantaba escucharte hablar.

Tommy dejó de mover la boca y cerró sus ojos.

Yo continué cantando y dejé de hablar.

Aprovechaba en cuanto podía para observar a la niña junto a la ventana. Permanecía inmóvil.

Y se produjo algo que llevaba mucho tiempo esperando, Tommy emitía algo más que sonidos, muy bajito, pero lo estaba haciendo estaba cantando.

Ambos dejamos de cantar.

-Tommy, no es tan difícil, mira tu tienes una voz preciosa y seguro que tienes muchas cosas que decir al mundo, tienes que hacerlo, hazlo por Vicky…

Tommy muy bajito, más que susurrando lo dijo.

-Lo intentaré.

Era inevitable no llorar con algo así, Tommy estaba dispuesto a hablar, y aunque quizás no había sido la mejor de las técnicas, lo había conseguido.

-Oye Tommy puedo preguntarte algo? Él afirmó con la cabeza.

-Tommy, tienes voz, no muevas la cabeza, dime que si.

Sonrió avergonzado.

-Si, dime

-Quien es la niña que esta junto a la ventana? Nunca la he visto por aquí.

Moduló su boca emitiendo pequeños sonidos, pero era demasiado bajo el volumen de su voz así que tuve que acercar mi oído a su boca.

-Es Elba.

-Alba o Elba?

-Elba, dijo haciéndome un gesto como si yo fuese tonta preguntándole las cosas 20 veces pero lo cierto es que quería que hablara.

-Y porque esta aquí?

- Tiene cáncer.

- Y hace mucho que esta aquí?

-No, apenas un par de meses, no le gusta hablar con nadie, le da vergüenza hablar con la gente, siempre esta sola.

- Vale, muchas gracias, te importa si hablo un rato con ella? Porque no vas a hablar con Tasha y le muestras todo lo que hemos avanzado.

Sonrió, me abrazó por el cuello, me dio un beso y de un salto se bajó de mis piernas.

Cogí la misma silla donde estaba sentada y me acerqué a la pequeña.

-Te ha gustado la canción? Le pregunté para entablar conversación.

-Si, es muy bonita, me recuerda a mi hermana, me dijo con la misma expresión que antes pero sin ni siquiera mirarme.

-Tienes muchas hermanas?

-Ahora ya sólo tengo una, me dijo esta vez mirándome fijamente a los ojos.

Mi mente se congeló, no podía ser, miles de cosas se me pasaban por la cabeza. No, no, no repetía una vez y otra en mi cabeza, no era ella, no puede ser ella.

-Tengo que irme, le dije levantándome lo más de prisa que pude.

Fui hacia una de las enfermeras que estaban vigilando a los niños.

-Cual es la habitación de Elba? Le pregunté ya alterada.

- La habitación donde estaba Vicky, me contestó amablemente.

Tragué saliva, mis bellos se habían puesto de punta.

Mi cabeza seguía diciendo que no en mis adentros.

Corriendo me dirigí a la habitación indicada, abrí la puerta como alma que lleva el diablo y cogí el informe que estaba a los pies de la cama.

Leí el encabezado, mis llantos eran incontenibles, mis sospechas ahora estaban confirmadas, era ella. 

Vivir intentandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora