Capitulo 71: Patri

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Las noches pasaban más rápido desde que decidía viajar en mi mente, pensando en todas las cosas que estaban pasándome.

Miles de veces me preguntaba como había llegado a tal punto de estar tan confundida, de no saber de quien fiarme… quien estaba siendo sincero conmigo y quien en realidad hacía las cosas por mi bien.

Aquella noche el cielo se tornó más oscuro de lo normal, el ambiente estaba caldeado de por sí, la tormenta que se aproximaba no era común de esta época.

Sentada aún en el sofá con la cabeza de Dan apoyada sobre mis piernas, mientras yo le tocaba el pelo, él se quedó dormido, cosa que no me extrañó en absoluto, después de la fiesta de la noche anterior, haber bebido como si no hubiera fin, la paliza de esa mañana, tendría que estar más que cansado.

La lluvia retumbaba sobre toda la casa, la música ya no sonaba, había oscurecido y nosotros permanecíamos sin las luces encendidas y ahora en un completo silencio, sólo dejando las gotas que parecían acribillar la casa en todo momento.

Hice todo lo posible por liberarme en el sofá sin despertarlo y me dirigí a la cocina a por un vaso de agua. Mi mirada se quedó fija a las afueras del pequeño sitio donde Dan vivía, todo estaba mojado, parecía que el mundo se vendría abajo, sin embargo dentro de las finas paredes, todo era calma y tranquilidad, me serví mi vaso de agua.

De camino al cuarto de baño, me di cuenta que en mitad había una puerta cerrada, una puerta en la que no me había fijado antes cuando había estado en su casa.

Volví a asomarme al salón pero él continuaba dormido y la curiosidad pudo conmigo. Quizás detrás de esa puerta encontrara respuestas acerca de su trabajo.

Abrí la puerta con rapidez en busca de repuestas, mi corazón palpitaba fuertemente, la adrenalina corría por mis venas más rápido que nunca, me sentía una aventurera.

Encendí la luz y ví algo que en la vida había visto, era una estampa simplemente maravillosa, era todo lo que alguien como él o alguien como yo podía desear.

No había respuestas en cuanto a su trabajo secreto, al menos no a simple vista, pero la casa estaba repleta de guitarras de todo, tipo, tamaño, color y marca. Era el paraíso de los guitarristas.

Cogí un ukelele rojo que estaba junto a las guitarras y me fui al salón, me gustaría despertarlo cantándole algo.

Comencé a tocar mi propia versión de Over the rainbow, Dan se despertó extrañado por lo que oía, pero al verme sonrió al instante.

Yo comencé a cantar y el movía la cabeza al ritmo de la música, golpeando con sus manos en sus piernas acompañando la melodía, incluso se animó a acompañarme con algún débil coro.

-Bravo, bravo, gritaba cuando acabé de tocarla.

Había provocado una risa que hacía tiempo no tenía, una risa sincera y despreocupada.

- Como has encontrado mi ukelele? Me preguntó.

- Me he metido donde no debía... supongo.. dije avergonzada.

- No pasa nada, no tengo nada que esconder, te ha gustado mi sala de guitarras? Preguntó entusiasmado.

-Si, es genial, es el sueño de todo guitarrista. Siento habértelo cogido, quería darte una sorpresa, me justifiqué.

- Me ha encantado, no te preocupes, tienes hambre? Quieres que cenemos? Me ofreció.

- Si, quieres pedir tailandés? Te gusta? Él asintió y yo llamé.

Cenamos como si no hubiésemos comido en años, los envases de toda la comida estaban delante de la mesa del sofá. Fue una cena de pocas palabras y muchas miradas.

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