Capitulo 41: Nadie ha llamado

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Niall besó mi mano, arrodillado en el suelo, esa imagen había a llegado a aterrarme por un momento con tanto hablar de bodas, hijos y la vida pensé que iba a pedirme que me case con él, cosa que después de todo lo ocurrido tampoco me parecía tan descabellado.

-Espero que lo disfrutes, me dijo inclinando su cabeza, se puso de pie y salió por la puerta principal.

Pocos minutos después sentí como alguien gritaba mi nombre, era Niall.

-Nicky abre la puerta, decía.

Obedecí tal y como me dijo.

Como no podía ser menos, aquella puerta era guiada por un camino de piedras, la oscuridad de había hecho con la naturaleza, apenas había luz, pero si había una, una que iluminaba el mundo entero y me ilumino el corazón.

Pude  ver a Niall al final del camino de piedras que acababa en un gran lago que me asombró ver, en realidad ni me había dado cuenta que había uno por allí.

Los bordes del camino estaban adornados con pequeñas velas cubiertas con mamparas de cristales de colores rodeadas de petalos de flores, el camino estaba todo iluminado pero la mayor iluminación que podía tener ese camino, era verlo a él allí, de pie esperándome.

Me hizo una señal para que caminase hacia él, me sentía especial, como pocas  veces en la vida me había sentido en toda mi vida, estaba haciéndome sentir una verdadera princesa.

Jamás nadie había hecho las cosas que Niall estaba haciendo por mi, sonreía al verlo allí, vestido de blanco pero a la vez sentía una inmensa emoción rebotando en mi corazón que temblaba continuamente.

Sonriendo mientras caminaba lentamente por el camino observando cada detalle no pude evitarlo, mis lagrimas una vez más volvían a caer, aunque esta vez eran de felicidad, no hay mejores lagrimas que aquellas, las que sabes que son de emoción, por cosas buenas.

Apresuré los últimos pasos y me aproximé a abrazarlo, posiblemente ese haya sido uno de los abrazos más fuertes que nos hayamos dado, no podíamos despegarnos el uno del otro, incluso cunado dejamos de abrazarnos, permanecíamos unidos en un tierno beso que parecía no acabar nunca.

-Mira, me dijo girándose.

Una pequeña barca, igual decorada que el camino de piedras estaba esperándonos.

Tenía bases para las velas y petalos por todas partes, como no podía ser menos, nuestra cena también estaba allí.

- Las damas primero, dijo dándome la mano para ayudarme a subir.

Él me siguió, quitó la cuerda que sujetaba la barca y poco a poco introduciéndonos en la noche empezó a remar dejando que nosotros fuesemos la única luz de la noche junto a la gran luna que sobre nosotros se había posado.

Todo lo que podía escucharse por allí eran animales del sitio, nosotros no decíamos nada, sólo podíamos mirarnos y reinos con picardía, no había palabras para expresar todo lo que mi cuerpo escondía.

- Champagne? me ofeció, mientras sacaba dos copas de un bolso.

-Claro, asentí mientras él ya estaba sirviéndolas.

- Vamos a brindar, yo quiero brindar por nosotros, dijo él.

Brindamos y bebimos.

-Ahora te toca a ti, Nicky por que brindas?

-Brindo por los principes, las princesas y los finales felices.

Chocamos nuestras copas una vez más y volvimos a beber.

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