Corriendo por un sueño

Capítulo 4

Narra Álex

Estaba plácidamente durmiendo la siesta cuando me suena el móvil, casi caigo de la cama del susto. Era _____ para decirme que ya estaba de camino, horas pasad rápido-pensé

-¡¡¡¡_____te odio!!!!

-¿Por qué?-dije medio riendo y preocupada

-Me has despertado de la siesta so tonta. Te odio

-Jope lo siento

Al rato colgó pero al momento me llegó un whassap para pedirme disculpas por haberme despertado. No estaba enfadado, sólo le dije eso para molestarla. Volví a dormirme hasta que sonó la alarma, tenía que levantarme para ir a buscarla. Así que eso hice, junto a mi padre pusimos camino a la estación. Llegué 15 minutos antes de la hora, estaba nervioso.

-Rafa: ¿Nervioso?

-Álex: un poco

-Rafa: tranquilízate anda, ni que fuera tu novia. ¿Por qué no lo es no?-preguntó serio

-Álex: no papá, es mi amiga. Voy a dentro a esperarla-asintió con la cabeza, no dijo nada más

El rato que tuve que esperarla pasó rápido cuando me quise dar cuenta la estaba abrazando tras dos meses sin verla.

-____: ¿me ayudarás con las maletas no?

-Álex: ¿pero cuántas traes?

-____: una más la bici

-Álex: la madre que me trajo, menos mal que traje la camioneta de mi padre. Vamos anda

Narra _____

De camino a la casa de Álex en Valdeagorfa íbamos hablando con su padre, que era un tío majísimo. Me preguntó sobre las cosas a las que le dio tiempo a preguntar en 5 minutos, que era el tiempo que había desde la estación hasta su casa. Entre todos me ayudaron a bajar la maleta con las cosas de la bici y la bici en el garaje donde Álex tenía guardadas sus motos y bicis. Subimos al salón con la otra maleta donde estaba su madre Vicky, un cielo de persona.

-Hola _____, ¿qué tal el viaje?

-Muy cansada la verdad, 2 horas de viaje te dejan muerta pero ya está.

-Bueno hija, tendrás que subir arriba. No tenemos muchas habitaciones así que dormirás con Álex en la suya. He sacado el colchón que tenía debajo de la cama así que estaréis los dos a la misma altura aunque Álex o tú, un poco más altos.

Me ayudaron a subir la maleta y llegamos al segundo piso, donde estaban las habitaciones y la deshice. El armario de Álex era amplio, por lo que la ropa y los zapatos cupieron sin ningún problema. Decidí ducharme ya que Álex dijo que me enseñaría el pueblo. Me puse una camiseta de manga corta azul oscura, unos jeggins negros y los tennis azules y rojos. Me recogí el pelo en una coleta y me dispuse a salir a la calle. A decir verdad, el pueblo de noche era precioso, él me iba explicando algunas cosillas. Llegamos al lado de la iglesia a las 23:30, decidimos sentarnos en un banco de piedra a hablar.

-¿Te está gustando el pueblo?

-Muchísimo, de noche es precioso. Estoy deseando verlo de día

-Mañana lo verás

-Va a ser un lujazo poder entrenar aquí, el pueblo es precioso

-Lo que es precioso son los botellones y las fiestas

Nos echamos a reír los dos, nos quedamos mirando un rato hasta que decidió romper el silencio

-Estás cansada de cojones eh

-Como lo sabes cabrón- dije riendo y luego bostecé. El cansancio de las clases hizo mella en mí, así que decidimos levantar el campamento e irnos a su casa a cenar y a dormir. Mientras que él subió a ponerse el pijama yo me quedé ayudando a Vicky a hacer la cena. Cuando Álex acabó invertimos los papeles, y entre los dos pusimos la mesa. Al final acabamos cenando Álex, Vicky y yo, faltaba Alba su hermana que estaba de excursión y hasta el martes no volvía y Rafa, que estaba en la oficina y sabe Dios a que hora volvía. No tenía cuerpo para esperar siendo sincera. La cena fue un auténtico cachondeo, todo el rato riéndonos. Al acabar de cenar, nos pusimos a ver una peli en el sofá. No sé en que momento empecé a pestañear continuamente, los ojos se me cerraban del sueño que tenía hasta que finalmente me quedé dormida. Eso si, en el hombro de Álex, el cual riendo y susurrando me dijo:

-Es hora de dormir peque- dicho esto me subió en brazos. De haber estado en mis cinco sentidos y menos cansada lo hubiera pateado hasta que me bajara. Me puso en la que estaba a ras del suelo, ya que sabía que si me ponía en la alta corría el riesgo de caerme. Me arropó y me dio un beso en la frente. Si llego a estar despierta le llueven tortas a diestro y siniestro. Álex también se duerme en la cama de arriba. El primer día en Valdeagorfa está finiquitado, ¿qué me esperarán los siguientes?