Capítulo 5

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Narra ____

Las 8:30 de la mañana, la alarma que Álex había puesto para despertarnos e irnos a entrenar montaba un jaleo impresionante. Nos levantamos los dos con una cara para grabarnos y yo debía tener unos pelos que vamos porque nada más verme se empezó a descojonar vivo, me dio los buenos días, cosa que yo correspondí. Bajamos a desayunar:

-¿Qué quieres para desayunar?-me preguntó

-No desayuno nunca Álex, me provoca arcadas demasiado fuertes y me mareo

-Más mareo vas a coger como no desayunes. Come algo enana aunque sean galletas

-Que no de verdad

-No me obligues a que te las dé yo- me dijo con tono amenazante y entre risas

-Ni tienes huevos ni el miedo te deja

-¿Qué no tengo qué? Ven aquí imbécil-dijo agarrando el paquete de galletas- Tú te comes por lo menos dos galletas

-¿Qué tipo de galletas Álex?- dije provocándole

-No lo sé niña, me pones nervioso. ¡Ven aquí ahora!- dijo corriendo, paquete en mano, hacia mí. Tenía una pinta

-Así que te pongo nervioso eh...-contesté picándolo

-Más quisieras...-dijo poniéndose algo rojo

Salí de la cocina corriendo. La persecución empezó en medio del pasillo. Su madre Vicky se despertó, zapatilla en mano, de una mala hostia flipante. Rafa, que estaba en el salón, que era la habitación de al lado, se estaba descojonando. Vicky bajando por las escaleras zapatilla en mano (parecía terminator). Rafa meado de la risa. Y en el centro yo, intentando escapar para la calle y Álex persiguiéndome. Escena digna de ver si. Al final la madre empezó a perseguirnos a los dos y salimos a la calle muertos de la risa. Nos sentamos en un poyete al lado de la puerta de su casa (resoplando porque estábamos muy cansados tras la carrerita), me tendió el paquete y me dijo:

-Anda, hazme el favor de comerte por lo menos una, por favor enana

-Que no puedo de verdad.... Si pudiera no te habría hecho armar todo este jaleo- dije riéndome. Le había hecho correr demasiado al pobre para después no probar bocado. Si donde no hay no se puede sacar. Estuvimos sentados un rato a la fresca hasta que apareció un chico de unos 36 años, lo reconocí, era Dani Osés el preparador físico de Álex.

-Dani esta es _____, la que te comenté que era triatleta y que iba a participar en el duatlón cross

-¡Encantada!-dije saludando a Dani. Me sonaba mucho su cara y creo que a él la mía también

-¿Cómo se llama tu entrenador?- me preguntó

-Javier García, entrenador del CD de Huesca, donde yo compito

Dani dio un grito flipante.... me conocía, conocía a mi entrenador

-¿Javito? ¿De pelo corto castaño con algo de barba?

-Ese mismo

-Dios, ese hombre es leyenda-dijo dándome un golpe en la espalda. Fuimos compañeros de universidad. Hace tiempo que no le veo, cerca de dos años. La última vez que me habló estaba ilusionadísimo porque había encontrado a una joven promesa del triatlón y de los deportes en general...- me miró fijamente- Serías tú

-Puede ser- dije riéndome- ¿Quieres que le llame?

-Claro que sí, hombre

Llamamos a Javi, mi entrenador. Se quedo sorprendido cuando oyó la voz de Dani Osés, pensaba que había perdido todo contacto con él. Por lo que hablaron eran compañeros de universidad. Luego, como no, Javi le comentó mi plan de entrenamiento, también que ya se gestionarían entre ellos. Dani le dio su número de teléfono y su correo electrónico. Antes de despedirse, Javi les pidió a Álex y a Dani que me cuidaran, que era "su pequeño diamante aún sin pulir"

-Chavales, ¿habéis visto las pintas que lleváis?-dijo mirándonos a los dos todavía en pijama. Por supuesto sin faltar las galletas. ¿Habéis desayunado?

Nos miramos mutuamente y nos echamos a reír. Nuestra mirada nos delató.

-Entonces a prepararse y a desayunar, hoy nos toca bici. Os voy a cansar pero bien

Entramos de nuevo a la casa, por insistencia de Álex y por ahorrarme la bronca de Dani me comí dos galletas y media magdalena. Álex se puso las botas: cereales, yogur y un plátano.

-Súbete tú a preparar mientras yo preparo la mochila que nos llevamos, va

-Okis-dije riendo al más puro estilo de Bajo la misma estrella

Subí a la habitación, me vestí, doblé el pijama y lo puse encima de mi cama lo más ordenada posible. De los trajes de ciclismo elegí un cannondale blanco, negro y verde, con un degradado precioso. Los pantalones también eran negros, blancos y verdes preciosos. De zapatillas cogí unas adidas rojas y negras que me habían regalado por Reyes. Cogí el casco que iba a usar hoy, uno rojo y negro combinado con mis zapatillas. De peinado una trenza de lado. Me ví con el mono, se me marcaba bastante el pecho pero no podía hacer nada. Peor sería el día de la competición, sería una especie de top con más escote. Cogí el móvil y bajé con una sonrisa, sin olvidarme de las gafas de sol, que llevaba encima de la cabeza.

-¿He tardado mucho?-dije

-15 minutos, está bastante bien. Me quedan un par de cosas por meter en la mochila-dijo riendo- no tardo nada

Efectivamente no tardó demasiado. Mientras bajaba hablaba con mi familia por whassap. Les prometí que más tarde los llamaría y les mandé un selfie mío antes de salir. Justo cuando se la mandé bajo Álex, que me reclamó otra foto, cosa que hicimos y volví a mandársela a la familia. Ellos, muertos de risa. Me despedí de ellos y salimos. Preparamos las últimas cosas y tuvo que esperarme porque se me habían olvidado los guantes arriba. Tardé 0' en volver, Dani nos esperaba con el móvil de Álex para hacernos otra foto, sin las bicis, luego fuimos a buscarlas y nos hizo otra. Guardamos los móviles y nos pusimos manos a la obra. Hicimos hora y media de carretera. Insistió en ir por Alcañiz, rodear el pueblo y volver a Valdeagorfa. Nuestra parada fue en un banco en la estación de autobuses. Me baje de la bici y empecé a encontrarme mal, como con mareos, me senté en el suelo, apoyé mi cara en la pared, estaba medio blanca y empezaba a encontrarme sin sentido. Lo primero que hicieron fue tumbarme en el banco, a la sombra, con las piernas en alto, para que la sangra me llegara a la cabeza. Álex estaba muy nervioso así que fue Dani el que se encargo de mí. Álex a mi lado cogiéndome la mano, me echaron agua fría en la frente para que fuera recuperándome pero me seguía doliendo la cabeza. Nunca me había encontrado así. Me dejaron con las piernas levantadas otros cinco minutos hasta que recuperé el calor y me dieron un plátano, una alternativa rápida a falta de tener algo de azúcar o una coca-cola. Tras 15 minutos pudimos seguir. Nada más levantarme Álex me abrazó con muchísima fuerza y me susurró "pensé que te pasaba algo, que te perdía, yo..." cuando se levantó lo tranquilicé con una sonrisa.

-¿Estás mejor?- me preguntó Dani

-Sí, gracias de verdad. Si me hubiera dado a mi sola no sé que hubiera hecho

-De nada, oye, ¿crees qué te ha podido dar una lipotimia? Has hecho un buen entrenamiento, rindes bastante bien pero te ha dado así de repente. ¿Has desayunado bien?

Nos miramos Álex y yo mutuamente casi riéndonos, saqué fuerzas y contesté

-No... bueno sí, dos galletas y una magdalena

-Deberías haber desayunado más, estás muy delgada. Mañana te quiero más fuerte, va

Yo asentí y entre los dos empezaron a discutir si debía volver a casa a pie o en bici. Finalmente ganó la idea de que Álex me llevara en la espalda y Dani llevaría las 3 bicis. Hicieron virguerías para cuidarme y lo agradezco mucho. La suerte de Dani es que vive cerca de la estación por lo que dejó la bici en el garaje y sólo llevo las nuestras. Mientras en la espalda de Álex noté que me dormía, así que tan pronto llegamos a su casa me dejo en el sofá y me arropó un poco, él se echó al lado obvio. Nos dejaron dormir hasta que su madre Vicky nos llamó para que comiéramos temprano y eso hicimos. Comimos a las 2 menos cuarto y a las dos y media estábamos echados en la cama, con ropa de ciclismo incluida dispuestos a echarnos la siesta. Nos quedamos dormidos al instante.

Corriendo por un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora