Epílogo

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•Años después•

*Alyson POV*

El día comenzó conmigo sentada en el comedor con una taza de té en mano. Era uno de esos días soleados en los que imaginarse un día familiar resultaba ser de los primeros pensamientos matutinos. Era domingo, único día libre de Dylan. Se había esforzado por tener un trabajo estable después de su antecedente penal, y agraciadamente, había logrado trabajar ya durante tres años en una de las bibliotecas más grande de la ciudad como guardia de seguridad. No era exactamente lo que él había soñado, pero para los efectos, estaba más que bien.

Hacía dos años que me había graduado de psicología y había encontrado un trabajo estable en uno de los pocos consultorios de nuestra área en California. Me encantaba el trabajo. Quizá, lo mejor de todo era el sueldo y la satisfacción que producía escuchar que mis problemas pasados no eran los peores en el mundo.

Andrew estaba cada vez más grande. En los chicos de su edad suele suceder todo lo contrario, pero su cercanía a la adolescencia le asentaba muy bien. Quizás sea porque soy su madre o por su parecido a Dylan, pero para mí, Andrew es el chico más lindo de toda la ciudad. Su inteligencia le atribuía seguridad y era tan bueno de corazón, que en ocasiones, me preocupaba que pudieran engañarlo.

–¿A dónde iremos hoy, ma?–Fue lo primero que dijo al bajar las escaleras y plantar un beso en mi mejilla.–Hace mucho sol allá fuera.

–Buenos días, cariño. ¿Dormiste bien?

–Sip. Mejor que nunca.–Contestó abriendo el refrigerador para tomar un vaso de jugo. Luego, alguien pareció llamar su atención.–¡Papá! ¿A dónde iremos hoy? Dijiste que esta semana sí saldríamos.

Dylan acababa de bajar las escaleras todavía con su pijama puesta. En sus ojos se veía el cansancio. Sin embargo, eso no fue impedimento para que le regalara una cálida sonrisa a su hijo.

–Andy, tú sí que recuerdas todo, eh. ¿A dónde quieres ir?–Dylan llegó hasta su hijo y revolcó su cabello castaño.–Buenos días, Sra. O'Brien.

–Buenos días, Sr. O'Brien.–Respondí sorbiendo de mi té.–¿Saldremos hoy?

–Claro, papá me lo había dicho.–Dijo Andrew contestando por su padre.–Quiero ir al parque a jugar fútbol. Al que está cerca de casa de la abuela Jessica.

–¿A ese parque?–Musité extrañada.–Andy, hace años que no vamos a ese parque. ¿Por qué quieres ir allí?

–Es que ahí hay espacio para jugar. Vamos, quiero ir.

–Está bien, campeón, iremos.–Aceptó su padre mientras se acercaba a darme un beso.–Levanta a la niña, bonita. Quiero regresar temprano, hoy.

Me guiñó un ojo y no tardé en sonreír. Andrew era demasiado inocente como para darse cuenta de algunas cosas, pero en cuanto escuchó aquello, protestó.

Dylan prosiguió con sus "excusas" de que estaba cansado y mientras los dos chicos de la casa, llegaban a un acuerdo, me dirigí a las escaleras para subir hasta el cuarto de la personita más reciente en la familia O'Brien.

Una rosada M decoraba la puerta de su habitación y en cuanto entré, las sábanas de su cama se hicieron bolita. La pequeña de cuatro años tenía como costumbre hacerse la dormida para que la dejaran un rato más en la cama. Generalmente, mi reacción era escabullirme con su cuerpecito y abrazarla unos minutos, pero en casos como este, cuando había prisa, quitarle las mantas era la manera más efectiva de hacerla levantar.

Secreto mortal (Dylan O'Brien, Justin Bieber) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora