Los gritos se volvieron parte de la terrible atmósfera en la que me encontraba.
No pude ver nada más que sangre y mi pequeño hijo siendo abrazado contra el pecho de Alyson. Las lágrimas corrían por su pequeño rostro y el miedo estaba inyectado en cada rasgo de él. Cada rasgo que ponía en evidencia mi parentesco con él.
Sin embargo, una opresión intensa se extendió por mi pecho cuando reaccioné ante lo que había sucedido. Porque al final de todo, no era mi hijo el que me preocupaba en este momento. Ni Alyson. En este preciso instante lo único que me importaba era...
-¿Marie?-Susurré mirándola al verla respirar con dificultad.-Preciosa, tranquila. Estarás bien.
-¡No puede ser!-Exclamó Justin guardando el arma nervioso.-¡Joder, Marie no!
-¡¿Viste lo que acabas de hacer?!-Esta vez, la voz de Alyson fue la que resonó entre los gritos.-Vete de aquí, Justin. ¡Vete!
Andrew se tapaba los oídos. De pronto, uno de los invitados se lo llevó al interior de la casa, y entonces vi a la madre de Alyson calmarlo desde adentro. Lo mismo hicieron con el otro niño que estaba en el lugar.
Justin intentó acercarse. Pero al hacerlo, no pude evitar girarme hacia él.
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-No haré nada malo.-Dijo mientras se acercaba.-Te lo juro.
Pero justo cuando iba a hacerlo pagar por lo que había hecho, mi hermanita, herida, comenzó a escupir sangre.
No dejé que Justin se le acercara.
-Dylan...-Murmuró bajito, como si al hablar, todas las fuerzas las perdiera.
-Aquí estoy, Marie. Tranquila.
-Dylan, acércate.
Sentía las lágrimas al borde del precipicio. Pero no podía llorar frente a ella. Tenía que ser fuerte. Así que me acerqué con cuidado de no lastimarla aún más.
Fue entonces cuando ella tomó mi mano y la apretó con todas sus fuerzas. O más bien con las pocas que le quedaban.
-Estoy aquí, princesa.-Susurré acariciándola, aprovechando lo que sabía que eran sus últimos momentos.-Todo va a estar bien.
-Yo... espero haber hecho... lo correcto.
-Shh, vas a estar bien.-Dije negándome a la visión de su futuro.-Vas a estar bien.
