capítulo 17

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Los días en Hogwarts fueron pasando con tranquilidad. El castigo con Severus consistía en acompañarle el día de Halloween a la fiesta de muerte de Nicholas de Mimsy-Porpington, o mejor conocido por Nick casi decapitado. No entendí la naturaleza del castigo hasta que reflexioné varios segundos. Las fiestas de muerte son bastante aburridas, y teniendo en cuenta que no me gustan las fiestas normales era el mejor castigo que podría haber pensado.

En la fiesta tenía dos opciones, o hablar con él y tratar de pasar una velada amena o por el contrario estar aburrida durante toda una noche mientras sonrío a varios fantasmas que con suerte no me traspasarán.

Por otra parte dos días después de empezar el curso intenté evitar todo lo posible a Gilderoy Lockhart, pero éste aparecía por todos lados, era peor que Filch, y unido a su insistencia en cortejarme desde que descubrió que Severus era un profesor con el que trabajaba, mi paciencia se había agotado. Acudí a reclamarle a Dumbledore, pero su respuesta fue que había sido el único que había solicitado el puesto. Me quejé respondiendo que no me hubiese importado impartir la asignatura, pero me respondió que mi tapadera actual era la mejor que podía sostener.

Ante esto decidí seguir disimuladamente a Severus y no alejarme mucho de él, ya que era el único al que Lockhart evitaba. Al principio Severus estaba enfadado ya que al ser siempre en situaciones donde los alumnos estaban cerca lo aprovechaba para no tener que hablarle, pero al ver cómo Lockhart se marchaba sin molestarme comenzó a agradarle.

El único fallo del plan era que en las clases de defensa contra las artes oscuras no podía estar escondida debajo de la capa de Severus, por lo que igualmente tenía que soportar su ignorancia. Si cuando leí sus libros dudé que fuesen reales las historias que contaba, ahora no tenía la más mínima duda. La mayoría de las clases en las que le ayudaba transcurrían con él hablando y presumiendo de sí mismo, soltando después alguna criatura y cuando fracasaba al detenerlas (que era siempre) me encargaba que las devolviese a su jaula.

Una vez recuerdo haberle preguntado por qué no se limitaba a dar clases apoyándose en algún libro de teoría, pero él se negaba diciendo que sus experiencias eran muestras de la vida real. Por otra parte, una noche, mientras estaba trabajando en asuntos de la oficina comencé a escuchar unos susurros tenebrosos. Al principio creí que sería una broma de los gemelos, pero era demasiado retorcido incluso para ellos. Después pensé que podría haber sido por el cansancio, pero lo descarté ya que no estaba especialmente cansada y era la primer vez que pasaba. No volví a escuchar la voz, pero preferí estar atenta.

Por otra parte, hace pocos días encontré después de ayudar a los gemelos a escapar de Filch un cuaderno de piel negra. En un principio pensé en preguntarle a los gemelos si era suyo y en el caso de no serlo llevárselo a Filch para que se lo devolviese a su dueño, pero nada más cogerlo noté una gran cantidad de magia negra. Nunca había sujetado un objeto con tanta magia oscura. Después de usar varios hechizos y ver que ni siquiera con el hechizo asesino se destruía decidí abrirlo. 

Las páginas estaban algo amarillentas, pero no había nada escrito en su interior. Estaba a punto de cerrar  el cuaderno hasta que aparecieron varias letras.

-Hola ¿Cómo te llamas?-Apareció escrito.

Dudaba de responder, pero al final me decidí por hacerlo.

-Hola, soy  _____ Lyra Black Gaunt, ¿Y tú?

-Encando, conocí a varios Black cuando estaba vivo y he de decir que eran grandes magos. Aunque creí que la familia Gaunt había desaparecido.

-Soy la última de los Gaunt. ¿Estás muerto?

-Hace bastante. Este diario es como un retrato, pero con la diferencia de que no me ves todo el tiempo.

¿volver a amar? (Severus Snape y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora