____ Black Gaunt es una bruja de 20 años superdotada que después de estudiar en Drumstrang durante cuatro años y estudiar varias carreras mágicas acude a Hogwarts por petición de Dumbledore para recibir un entrenamiento especial en artes oscuras im...
Hoy nos habíamos despertado a la hora de siempre. Todo estaba tranquilo ya que era el último día de los timos y éxtasis, debido a que los alumnos se vieron forzados a dejar las bromas hacia Umbridge para estudiar, cosa de la que se encargó en exclusiva Peeves. A pesar de que Harry no había continuado recibiendo las clases de oclumancia debido a su altercado con Severus, parecía que no había vuelto a tener ningún sueño extraño. Todo estaba demasiado tranquilo para mi gusto.
Me levanté de la cama mientras Severus se duchaba y me dirigí hacia el armario para seleccionar la ropa de hoy.
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Opté por un conjunto cómodo para poder ir a visitar a los centauros, ya que como Firenze había aceptado ser profesor de adivinación todos estaban en contra suya. Todavía recuerdo como si fuese ayer el día en el que salvé a Firenze de haber muerto a base de golpes. Por lo visto a Bane y a Ronan no le sentó muy bien que se relacionarse con otros humanos que no fuese yo, y si no hubiese llegado a tiempo con Hagrid posiblemente estaría muerto. Desde ese momento sólo había ido al bosque para hablar con Grawp, ya que estaba demasiado enfadada con ellos, pero no podía seguir evitándolo. Cuando terminasen los Timos me dirigiría al bosque para hablar con ellos.
Sin preocuparme demasiado me dirigí sola al gran comedor, ya que desde que se transformó en directora, Umbridge estaba esperando que fallase para poder intentar degradar mi imágen delante de Cornelius.
Mientras llegaba al comedor, me encontré por el camino con McGonagall, la cual parecía ligeramente feliz, aunque era casi inapreciable para alguien que no estuviese acostumbrada en descifrar las emociones de personas que se empecinaban en ocultarlas.
-Profesora McGonagall, ¿Sabía que la lámpara de la entrada se desenrosca hacia la izquierda?-Dije con media sonrisa mientras caminaba a su lado.
-Curioso dato. Trataré de no olvidarlo, puede ser útil, ¿Verdad?-Me respondió devolviéndome la sonrisa.
Con tranquilidad caminé junto a ella para separarnos a la hora de sentarnos en nuestros respectivos asientos. Con tristeza ví el asiento de Hagrid totalmente vacío. Hace pocos días habían intentado detenerle, pero por suerte pudo escaparse con un poco de ayuda encubierta por mi parte.
El resto de la mañana pasó tranquila, y sin preocuparme por nada me encaminé hacia el bosque para en el primer claro transformarme en guepardo.
Sin mucha espera, corrí hasta el llano donde habitaban los thestrals y los acaricié durante un tiempo para despué visitar el lago negro. Lo cierto es que intentaba evitar la visita a los centauros, pero cuando ya casi había caído del todo la puesta de sol, me decidí a ir. Con rapidéz llegué y me transformé en Humana para entrar en sus terrenos.
En un principio me preocupé ya que no había a penas seguridad en los alrededores, pero cuando entré, pude ver que Umbridge se encontraba allí, dentro de una jaula rodeada de todos los centauros y siendo vejada y humillada.
