¿volver a amar? (Severus Snape y tú)

Capítulo 21

Era el gran día. Hoy sería la fiesta de mi pedida de mano, y como era de esperarse, mi casa era un caos.

Después de discutir mucho tiempo con tía Narcissa sobre la fiesta llegamos a la conclusión de que lo correcto era que fuese celebrada en la mansión Black. Al no haber abierto las puertas desde hace algo más de veinte años todo el mundo mágico estaba hablando como si fuese el mayor acontecimiento del año. Varios periodistas de los medios de comunicación acudirían como corresponsales ya que ambos somos personas poco dadas a la aparición pública. No obstante lo peor de todo es que con todos los acontecimientos y tareas Severus y yo no nos habíamos visto a solas desde el final del curso.

Mafalda entró en mi habitación totalmente apresurada.

-Vamos querida. He intentado dejarte dormir el máximo de tiempo posible, pero tenemos que empezar ya.

-Sólo son las dos del medio día. La fiesta empieza a las cinco.-Dije cansada.

-Por eso, tenemos sólo tres horas. Todavía tienes que bañarte, peinarte maquillarte y vestirte. Por dios querida, deberías haber estado despierta a las cinco de la mañana, pero por suerte la señora Malfoy decidió encargarse de ello.-Dijo alterada.

-¿Cissy lleva en la mansión desde las cinco de la madrugada?-Pregunté desperezándome para tomar mi varita de debajo de la almohada (donde siempre la guardo) y las gafas de la mesita.

-Vamos, te he traído el almuerzo.

Sin decir nada más me dirigí a mi salón, y sentándome en un sillón junto a la mesa de té miré la bandeja que había delante. En ella había un tazón con fruta cortada, una copa de vino blanco espumoso y una rodaja de salmón a la plancha.

-Normalmente no te dejaría comenzar a beber tan temprano, pero esta es una situación crítica, y si no te muestras agradable y normal estamos perdidos.-Dijo Mafalda enterada mientras caminaba de un lado a otro para asegurarse de que todo estuviese arreglado.

-No me quejo del vino, pero estoy segura de que soy normal.-Respondí mientras comía.

-¿Tú? ¿Normal? ¿A caso esas palabras pueden ir juntas sin sonar mal?-Dijo con gracia.-Por dios, por muy lista que seas eres incapaz de mantener una conversación trivial, y si lo intentas acabas hablando de algún estudio o negocios e intimidas a los invitados. Lamento decirte que si fueses un hombre te haría respetable y sabio, pero siendo una mujer sólo haces que las invitadas se sientan incómodas y los hombres inferiores.

-No debería ser así. Los magos y las brujas somos exactamente iguales.

-Querida, no te niego que debería ser así, pero al menos se permiten más cosas que en el mundo muggle.-Dijo decaida.

-Bueno, tengo que embriagarme para poder aguantar la velada, ¿Donde hay más vino?-Dije con una sonrisa para aliviar el ambiente.

-No tienes permitido beber más de una botella. Te conozco y sé que como bebas más serás un pato mareado.

-¿Qué dices? Mi equilibrio es muy bueno.

-Querida, es hora de que te lo diga. Eres el ser humano más patoso y despistado que existe. Puedes ser todo lo lista que se pueda ser, pero a no ser que algo llame tu atención acabas haciendo un estropicio.

-Es que si tengo que hacer algo que no es importante centro mi atención en algo mejor.-Dije frunciendo el ceño.

-No digo que no, sólo que si hago memoria el año pasado olvidaste que era tu cumpleaños, y si recuerdo bien tampoco te acordaste del de tu actual prometido.

-Claro que se cuando es, es el nueve de enero y...

En ese momento me quedé en blanco. El nueve de enero del año pasado Severus y yo ya habíamos empezado a salir, pero al ser un día de clases no le felicité si quiera, y para colmo, este año estuve poseída por Voldemort y tampoco le felicité. Debo ser la peor novia y prometida de la historia.