Malentendido

446 58 19
                                    


Jim no tardó mucho en levantarse para imponer orden en el sitio, y en el peor de los casos, echar al desconocido. O al menos, eso intentó, debido a que ni bien hizo un movimiento, Mérida saltó de su asiento como un resorte.

-¡Hic!- lo llamó ésta, corriendo a su encuentro. Jack ya no sabía de que más sorprenderse, o como respirar. En una tonta suposición, había esperado que su familia lo encontrase, en un completo desligue de los Haddocks hacia él y las responsabilidades de ser su tutor. Era lo que todos habían hecho cuando se escapaba: lavarse las manos, dejarlo solo, empujar el trabajo en manos de su propia familia que siempre corría a buscarlo. Pero Hiccup no. Por lo visto, él mismo salió en su búsqueda.

-¿Mérida?

-¡Tanto tiempo! - le habló ésta, prendiéndose en un abrazo con él.

-Eh, sí, yo... - Estaba por corresponder, cuando lo vio. Sus miradas se cruzaron, y Jack casi pudo sentir la sangre caliente arremolinarse en sus mejillas. Fue casi automático. Hiccup acarició levemente a la pelirroja, y se abrió paso hasta llegar a lado de Jack. Jim seguía a la defensiva, sin saber muy bien si podía relajarse o no.

-¿Ustedes se conocen?- rompió la tensión Mérida, que notando como Jack se negaba a verlo a los ojos, unió la información en su cabeza.

-Sí, soy el tutor de Jackson.- respondió el ojiverde, en un intento por hacer desaparecer la tensión.

-¿Es tu amigo?- habló Jim.

-Oh, sí. Nos conocemos desde pequeños.- habló la pelirroja. - Tranquilo.- añadió. Con eso, Jim volvió a sentarse. Podría decirse que estaba "tranquilo", pero no. Su mirada no dejaba de pasarse por la figura de Hiccup, que inerte, solo se dedicaba a ver al albino a su lado.

-No pienso irme contigo.- aclaró por fin éste.- Volveré con mi familia.- sentenció.

-Me debes una explicación- contestó Hiccup. Jack casi quiso reír por aquello.

-¿Yo? ¿A ti? ¿No crees que te estas confundiendo?- y entonces, cobró coraje. Lo enfrentó, parándose del asiento y soteniendo una guerra de miradas.

-No lo sé. Dímelo tú. Hasta donde yo sé, perdiste la cabeza de la nada y huiste.- respiró, tratando de calmarse. Jack frunció el entrecejo.

-Y hasta donde yo sé, tu has estado torturando personas en aquel sitio de mala muerte debajo del suelo.- Si antes todo estaba realmente tenso, ahora no podía desribirse la escena como algo menos que dramático. Mérida dejó caer su mandíbula de la impresión, y Jim miró acusadoramente al desconocido. Por su lado, Hiccup no podía creer lo que escuchaba.

-¿Qué?- alcanzó a decir con impresión.

-No finjas. Lo vi.

-¿Hiccup?- preguntó Mérida, mirando al castaño con interrogantes claros.- Tú no eres capaz de...

-¡C-claro que no!- se ofendió Haddock- ¡No mandaría a hacer tal cosa!

-¡Entonces explica lo que vi!- Hubo un silencio. Mérida no sabía hacia donde dirigir la mirada, Jack no dejaba de ver a Hiccup con su desprecio, y Jim se limitó a sonreír. Le hacía un tanto de gracia que alguien que parecía tan maduro y serio, terminara sin habla al lado de un adolescente tan... ¿Perdido? ¿Solitario?

-¿Y bien?- habló el amigo de Mérida. Jack casi pudo sentir apoyo de su parte con esa pregunta.

-Bien, yo...Puedo explicarlo.

-Dejen a Hiccup en paz.- salió en su defensa Mérida.- Lo conozco desde niños. No haría tal cosa.

-¡Te digo que lo vi!- repitió el ojiazul.

MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora