Confiar

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Atención, favor de leer las notas finales <3 

 Convivir con su hermano luego de todo lo ocurrido era extraño. La espaciosa y desordenada casa en la cual ahora se encontraba alojada era agradable, pero el ambiente siempre solía tensarse en cuanto Dagur llegaba con su tan buen humor. Heather no sabía como reaccionar, y para sumar tensión, en más de una ocasión vio su propio rostro impreso en los periódicos, al lado de la leyenda "se busca". La situación era extraña, compleja, terrible. Y aun así, cuando parecía que todo desembocaría en un catastrófico lío, no podía dejar de esbozar una cálida sonrisa cada vez que veía a su hermano jugar con ese perro gordo, torpe, lento y adorable. ¿Qué diablos debía hacer?

Suspiró cansada mientras ponía algo de ropa a lavar. Las noticias anunciaban como por quinta vez la desaparición de Hiccup, Jack, Mérida y Rapunzel, haciendo que sus nervios se crispasen por la sola mención de los policías buscándolos sin parar. El televisor transmitía una cantidad impresionante de noticias sin relevancia para ella, lo cual solo molestaba su intento de paz. Trató de evadirse de aquello enfocándose en la ropa sucia de su hermano, dejando el agua fluir y echando algo de jabón para ver algo de espuma formarse. Sin embargo sus esfuerzos fueron en vano al sentir la metálica pieza, el silbato, chocando contra la piel de su pecho. Sus gestos se volvieron agrios debido a la carga de recuerdos que vinieron a su mente, provocando muecas de disgusto y preocupación. Miró la hora con desgano, notando que ya iban a tocar las cuatro de la mañana. Nadie podría culparla por intentar despejarse haciendo cualquier idiotez que se le cruzara por delante, como lavar la ropa de su hermano. No podía dormir.

¿A dónde iban a parar?

Por el rabillo del ojo notó a Dagur roncando en el sillón con el perro encima de su pecho, casi aplastándolo de manera incómoda. Gruñó ahogadamente y lanzó un golpe a la enjabonada agua antes de morder su labio inferior y abrazarse a sí misma. ¿Qué pensaría Astrid de ella? ¿La odiaría? ¿Hiccup estaría molesto? ¡Ya no había vuelta atrás! Cerró los ojos con fuerza, y cuando decidió abrirlos, la misma mirada decidida pero serena que la caracterizó ya hace unos años atrás, en su sucia vida de ladrona, volvió. Haría lo que hiciese falta para cumplir lo que deseaba.

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-¿Crees que estén bien?- preguntó ella, con las claras señales de haber dormido poco encima, y una marcada preocupación en el semblante. Elsa, quien miraba por la ventana de la habitación abrazándose a sí misma, cerró los ojos y se tardó en responder. La noche bañaba el cuarto silencioso en el cual se encontraban, y a pesar de que había uno que otro foco de luz artificial que les permitía ver a sus alrededores, la sensación de estar en medio de la oscuridad estaba latente.

-Creo que sí. – finalmente dejó salir en medio de un silencio molesto.-Hay que confiar.- esa última oración no tuvo como único receptor a Anna. Ella misma intentaba hacerse creer, por todos los medios, que habían tomado la opción correcta.

Los policías no daban respuestas sobre el paradero de su prima Rapunzel, los mayores ocultaban la verdad, aquellos libros extraños conectaban a las cuatro familias, y en medio de todo ese lío que no parecía tener coherencia, Sandman, a quien consideraba parte de la familia, el típico tío bonachón y pacífico que te lee cuentos antes de dormir, se encontraba en coma.

Alguien debía hacer algo. Y tanto Jack como Mérida y Hiccup eran los indicados para descubrir la verdad. ¿Quién más si no? Su abuelo se veía realmente abatido, los líderes de las demás familias temblaban de impotencia, y nadie parecía querer retroceder en cuanto a revelar información.

Aun recordaba como había tenido que rogar, recurriendo al chantaje emocional, a Tiana. Realmente habría preferido hacerlo por las buenas, enterarse del contenido de los libros como si fuera un trámite aburrido más. Pero la historiadora a quien también consideraba una tía se había negado brutalmente, argumentando que solo eran leyendas, viejos dichos, estupideces de antiguos que creían en divinidades paganas.

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