Silencios

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Cuando Jack había caído presa del cansancio, Hiccup no perdió tiempo para dar marcha a su urgencia. Cuando abrió la puerta, se encontró con Elsa y Astrid charlando, ésta última con la taza de café que le había prometido. Elsa pareció mirar a través de él, obviamente preocupada por el estado de su primo. Hiccup tomó aire, se pasó las manos nerviosamente por los pantalones arrugados de tanta actividad física, y habló en un tono medianamente bajo.

-Está durmiendo.- afirmó. Elsa solo susurró un leve "oh", para luego bajar la mirada y apretar sus manos nerviosamente. Hiccup enarcó una ceja. - ¿Pasa algo?- Astrid al momento lo reprendió con la mirada. Sonaba maleducado de su parte preguntar semejante cosa en tal situación, y es que obviamente Elsa solo quería cerciorarse del estado de su primo. ¿Verdad? Hiccup quiso creerse eso, pero la reacción de Elsa no se lo permitió. La chica suspiró, como si estuviera aguantando dentro suyo una tempestad de palabras. Se hizo un silencio incómodo. Astrid alternó su mirada entre el castaño y la joven chica.

-Entonces, iré a ayudar a mi hermana. – dijo fríamente, cordial, con esa aura tan elegante que la caracterizaba. – Le suplico me informe lo más pronto posible el momento exacto en el que mi primo despierte.- ella se retiró, dejando a Astrid a solas con Hiccup. La rubia chica Hofferson no dudó ni un minuto en golpear rudamente el hombro de su prometido.

-¡Aw!- se quejó el más alto, sobándose el lugar afectado.

-¿No conoces la palabra tacto?- lo reprendió ella.

-E-eh, sí bueno...¡Aw!- otro golpe.- ¿Y eso porqué fue?

-Para que no se te olvide.- bufó ella. Hiccup apenas le sonrió. Astrid a veces demostraba su cariño en forma de golpes. Quizás el segundo fue un "Tranquilo, todos estamos conmocionados".- ¿Qué harás?- preguntó, ni bien Hiccup dejó de quejarse.

-Iré a ver a Toothless.

-No creo que des...

-Lo sé.- La interrumpió.- Pero debo estar ahí.- aclaró. Astrid no dijo nada. Le tendió la taza de café humeante, y con una seria mueca de preocupación, bajó la mirada.

-Claro. Cuidaré de Jackson.

-Gracias.- ambos se sonrieron lo mejor que pudieron. Astrid juraba que jamás había visto sonrisa más falsa. Quizás debió golpearlo otra vez. Sonrió, ahora más calmada, tratando de darse ánimos. Todo estaba marchando demasiado raro.

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Hiccup no perdió tiempo en ir a reunirse con los jefes de las distintas familias. Creía fervientemente que debía apoyar a los Corona, ahora que su hija, y propia mejor amiga había desaparecido. Sentía en su pecho la gran culpa y pesar. Había sido un tonto, es cierto. El más idiota de todos los Haddocks. El más descuidado del mundo. Pero iba a responsabilizarse de sus acciones. Contaría lo que sabía ( o sospechaba), y pediría ayuda. Porque eso hacen las alianzas, no? Confiar entre ellas, ayudarse, resolver los problemas juntos.

Primero fue a ver a su gran amigo. El perro tenía un suero conectado para mantenerlo hidratado, al igual que Tormenta. Ambos reposaban en sus camas, dormidos como si nada les hubiese pasado. Toothless presentaba algunos moretones en el hocico, que comenzaban a inflamarse. Ambos tenían un hematoma parecido en diferentes zonas del cuerpo. Quizás un golpe duro, o una patada. Lo curioso es que Heather tenía el mismo tipo de hematoma, situado en el cuello. ¿Qué diablos? Bueno. Ya tenía suficiente porqué pensar como para armar teorías locas en su cabeza. Acarició con cuidado la cabeza de su amigo. Verificó el suero, cambió sus vendas ( aun cuando no era tan necesario) y cuando ya estuvo algo más tranquilo, se despidió dejando en leve beso en la cabeza del animal. No podía quedarse allí por mucho tiempo, aun y cuando quisiera. Debía hablar con los demás.

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