-Con razón nadie viene.- habló Jack, sentándose en el piso, en medio de Anna y Mérida - ¿Eres alguna especie de pintor famoso en tu tiempo libre?
-Hace tiempo que no vengo.- habló Hiccup con un tono algo avergonzado, recogiendo hojas, pinturas y pinceles y amontonándolos donde pudiese. Movió caballetes y lienzos, mientras Anna observaba curiosa algunos bosquejos de una pelirroja, susurrando un "¡eres tú, eres tú!" a Mérida.
-Qué lástima. Tus dibujos no eran tan malos.- expresó Jack sin pensar. Hiccup, que empujaba una gran pila de papeles en un cajón, lo cerró de repente y miró a Jack intrigado.
-¿Viste mis dibujos?- cuestionó.
-¿Eh?- preguntó Jack.- Sí, yo...
-Nunca habías entrado aquí.- razonó, enarcando una ceja. Y mi bitácora de dibujos está en la biblioteca.- siguió.
-Oh.- habló la pelirroja. – Eso es porque Jack leyó tu dia...¡Ah! ¿¡Me pellizcaste, Jackson!?- gruñó la chica, sobándose un costado. Jack se encogió de hombros.
-¡Claro que no!- negó torpemente. Pascal le gruñó desde el hombro de la chica.- No.- siguió negando. El animal no retiraba su mirada.- ¡Para nada!- volvió a negar. Al segundo, la lengua de Pascal impactó en el ojo del albino, quién se quejó molesto.
-Es lo que te ganas por mentiroso.- cantó Mérida.
-Chicos, yo también quiero jugar.- hizo un puchero Anna.
Hiccup se tomó el fuente de la nariz y suspiró. Elsa, que había permanecido callada hasta ese entonces, decidió tomar la palabra.
-Lo que voy a contarles, es algo... Extraño.- comenzó. Jack se enderezó en su lugar, y tanto Anna como Mérida prestaron mayor atención. Hiccup aflojó un poco el nudo de su corbata, y peinó un poco sus cabellos, verificando que su gran amigo, Tothless, siguiera dormido luego del pequeño escándalo entre los chicos. -... No sé como comenzar. – Se lamentó. Y es que, viese por donde lo viese, en realidad se sentía como alguna desquiciada hablando sobre el fin del mundo o algo parecido. Miró a Jack. Sabía que él la entendería. Pero no sabía cómo él se tomaría tal información. Por eso, hubiese preferido mil veces habla con Jack a solas...
-No te preocupes.- la calmó Hiccup, tocándole ligeramente el hombro.- En esta situación, todos estamos exhaustos y confundidos.
-Sí...- susurró ella. – Lo que voy a contarles, es algo que se me pidió mantener en silencio.- al fin retomó su semblante decidido. Anna abrió con impresión sus ojos, casi jurando que lo que había escuchado no era cierto.
-¿Elsa...?- preguntó. La rubia solo le dirigió una mirada afligida. ¿Qué podía ser tan importante? Y de repente lo recordó. Fue como un flechazo en su memoria. Los libros, por supuesto.
-Jack.- el albino respondió con un ligero asentimiento de cabeza, cuando me mandaste las fotos...
-¿Fotos?- interrumpió Hiccup.- ¿Qué fotos?- Elsa sacó del bolsillo de su chamarra su celular, y se lo extendió. Ni bien lo desbloqueó, la imagen de un libro apareció.- Esto...
-¿Lo reconoces?- preguntó Jack. Hiccup asintió.
-Bueno, uhm... Creo haberlo visto una vez.- respondió.- Aunque, no estoy seguro. Fue hace mucho tiempo. Solo puedo recordarlo vagamente porque mi padre se alteró mucho cuando me vio cerca de él.
-Estoico no solía ser alguien muy calmado...- susurró Mérida. Hiccup la miró con algo de reproche.
-Quizás no. Solo... Trataba de protegernos. – suspiró. Hablar de su padre siempre era un pesar.

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Mafia
Fanfic"Cuentan las lenguas que no hay mal que pueda ganar, cuando cuatro corazones honestos luchan a la par. Se dice que estos son capaces de conceder milagros, gracias a la bendición de la Luna, madre de los mares y joya del cielo nocturno... Y el Sol, p...