Despertar y dormir

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El cuerpo le pesaba horriblemente. Hasta ese momento, no recordaba absolutamente nada. Le era ajeno el saber el porqué el dolor atacaba su cuerpo. Cerró los ojos. La molestia persistía en uno de sus hombros. Suspiró con calma, tratando de recordar, y como si hubiera sido otro disparo directo a su mente, se levantó asustado.

-¡Jackson!- gritó, preocupado a más no poder. Fue entonces que sus ojos enfocaron su habitual habitación, llena de sus cuadros y el lugar de descanso de Toothless, que por cierto, ni bien vio a su amo levantarse, corrió a lamer su mano feliz. – P-pero...¿Qué ...?- se preguntó. Un chillido algo agudo salió de su garganta al sentir que era demasiado para su maltrecho cuerpo permanecer sentado en la cama. Como sabía por experiencia que no podía sacar nada bueno siendo impaciente, se recostó. Claro, esto no significaba que no muriera de impaciencia a cada minuto que pasaba y nadie llegaba a darle respuestas. Se consoló con lo obvio: estaban a salvo. Si él estaba en la mansión, muy de seguro Jack también estaría a salvo. Se preguntaba como habían salido de tal situación. Lo último que podía rememorar era, por muy extraño que sonase, la fría sensación de la piel de Jack apretándose alrededor de su mano. Luego ... Bueno. Era algo difícil de recordar. ¿Era su imaginación o lo último que había escuchado era a Jack gritando su nombre? Bueno, no lo sabía. Y tampoco lo sabría, que bochornoso sería preguntar.

-¡Hijo! – de repente la puerta de su habitación se abrió. Toothless, que hasta entonces había sido su fiel compañía, se separó un poco, consciente del hecho de que Valka aparecía para alimentar a su compañero- ¡Me alegra tanto que despertaras!

-Hola, madre.- le respondió con tranquilidad el castaño.- ¿Eso es para mi?- mencionó las bandejas que la mujer llevaba encima, divertido. Finalmente Valka entró completamente, acercó una silla a la cama, y comenzó a destapar las diferentes cacerolas.

-Sí, el doctor dijo que tuviste suerte, y que hay que cuidarte bastante.- fue franca, sin ocultar la gravedad de los hechos.- Perdiste mucha sangre.- agregó. Hiccup sintió un gran pesar. Había estado bastante cerca de la muerte. Quién fuese el que los había ayudado, sin duda había sido un ángel mandado por los dioses.

-¿Cómo...Llegué aquí? No. ¿Dónde está Jackson? ¿Está bien?- al oír las preguntas, Valka sonrió. Su hijo era naturalmente un líder de corazón, dispuesto a preocuparse y dar la vida por cada uno de los integrantes de su familia. Que orgullo nacía en su pecho al ver estos detalles en su "pequeño".

-Bueno... Tu primera pregunta es algo difícil de responder.- Mencionó. – Con respecto a Jackson, no te preocupes. El está...Físicamente bien.- mencionó. – Norte vendrá por él hoy.- siguió.

-...- Su expresión ahora era de duda. - ¿A qué te refieres con físicamente? – aquello, realmente no lo había pillado. Al menos no del todo. Se sintió algo asustado al ver a su madre suspirar. Eso no era buena señal.

-Hijo, lo que sucedió esa noche es...

-Cuéntame. No me ocultes nada.- le rogó, como solo un hijo podía. Valka lo miró a los ojos, fijamente, buscando en el sus deseos por saber. Y finalmente cedió.

-Es complicado.- suspiró, y dejó la bandeja a un lado. – Esa noche recibimos un llamado en la mansión, la cual nos alertó a todos. Era Jackson. – se aclaró la garganta un poco. El tema le parecía demasiado descabellado y misterioso.- Yo fui quien atendió el llamado. Él se escuchaba totalmente exhausto, jadeante y preocupado. Según sus palabras, estaban en medio de la carretera, totalmente solos, escapando de sicarios de una familia enemiga.

-Entonces... logramos escapar...- mencionó, totalmente sorprendido. Las palabras no lograban colarse en su boca. Estaba...demasiado sorprendido. Jack lo había salvado - Que alivio.

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