Diario

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Al llegar a su habitación, dejó ambas cajas sobre su cama. Rápidamente buscó entre aquellas maletas que no había dejado a nadie cargar. No se tardó mucho en encontrarla: una pequeña maleta con combinación. Luego de poder abrirla, la abrió en el suelo. En seguida se dejó ver una especie de arma de color azul oscuro. La tomó, quitando el cargador. Aun quedaban unas dos municiones. Fue por la caja, la dejó en el suelo igualmente, y con cierto placer, comenzó a cargarla con aquellas cápsulas. Llenó los cuatro cargadores que tenía. Una vez esto hecho, devolvió todo a su lugar. Suspiró. Por unos simples momentos, se preguntó si sería buena idea equipar una munición roja en algún cargador. Sin embargo luego negó ante la idea. No, lo mejor sería solo apegarse a sus ideales. Se levantó del suelo, guardó todo, y pasó a sentarse en su cama. Tomó la última caja sobrante, llena de chocolates. Sin mucho interés la abrió, y comió una unidad del interior. Eran los mejores chocolates que jamás hubiera comido. Sonrió. Tal vez...Solo tal vez...Podría llegar a entenderse con Hiccup. Tal vez él no era como el resto de jefes que lo tuvieron como alumno. Tal vez, si le explicaba...

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Al otro día, la situación que anteriormente se había dado, volvió: aquel toque en su puerta, la voz de una sirvienta, sus pocas ganas de levantarse de la cama y su consciencia diciéndole que debía asistir a desayunar con Hiccup. Se levantó solo al quinto llamado. Y partió. Si quiera se preocupó un poco en arreglarse. Al fin cuando llegó al comedor, lo vio: como siempre estaba tan sereno, leyendo, tomando su café. Caminó sin mucho drama hasta el lugar. Cuando Hiccup lo notó, volteó a verlo.

-¿¡...!?- exclamó el castaño. Jack no hizo caso de él. Solo se sentó, y se dispuso a tomar un buen vaso de jugo de naranja y un sándwich, que era lo que hoy le tocaba como desayuno. – J-Jackson...- lo llamó.

-¿Hm?- contestó apenas el aludido, tomando un sorbo de su jugo.

-Entiendo que no te gusten los trajes. Seré sincero, a mi tampoco me agradan del todo, pero.. Mostrarte así es algo que no puedo permitir.- explicó. Jack ladeó un poco la cabeza.- ¿Me dirás que no te diste cuenta de que tienes la camisa sin abrochar?- solo en ese momento Jack lo entendió. Se atragantó con el jugo, y se miró. Efectivamente, su blanquecino pecho se revelaba en todo su esplendor debajo de la fina tela de su camisa. Rayos. Había olvidado prenderla antes de bajar. ¡Por eso nunca se despertaba temprano!

-Por la Luna. ¿Por qué no me lo dijiste antes?- renegó. Hiccup desvió la mirada.

-Pensé que lo sabías.-se excusó.

-Oh. ¿A cuantas habré enamorado en el camino?-bromeó. Hiccup se masajeó las sienes.- Oye. Espera. Tu me viste. ¿Ahora serás mi amante o algo así? ¿Por eso fueron los chocolates de anoche?- fue de lo más divertido ver la expresión del ojiverde. Jack sonrió triunfante al verlo incomodarse.- Porque déjame decirte que no soy tan fácil. Primero debo presentarte a mi abuelo para entregarme, ya sabes.-siguió. Hiccup terminó por tomar un leve tono carmín en las mejillas. Jack reventó en risas.- Bromeo.

-Ya veo porque Norte mencionó que tus bromas eran algo pesadas.

-Ah. No, no has visto nada. Aun no he tenido muchas ganas de ponerme a pensar en una.- comentó. Ya había terminado de prender el último botón. Hiccup tomó otro sorbo de su café. De nuevo, ambos quedaron en silencio, mientras comían. Jack ya comenzaba a disfrutar de esos pequeños momentos a su lado. Claro, no es como si fuera algo muy extraño, pero... Para ser sincero, no era muy corriente tampoco. Incluso su abuelo nunca tenía mucho tiempo para pasar a su lado. Y el que Hiccup se esforzara por presentarse a su lado, en las mañanas y noches... Le agradaba. Era un lindo detalle. De repente la atmósfera tranquila y silenciosa se vio interrumpida por una llamada. Hiccup atendió.

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